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EUROPEO SUB-17 | ESPAÑA 1 - FRANCIA 3

Lamine no fue suficiente

La Sub-17 cae en semifinales del Europeo ante Francia. España se adelantó con un golazo del canterano del Barça, pero los bleus remontaron en los últimos 15 minutos.

RFEF
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La geopolítica ha cambiado el fútbol en Francia para siempre. Las raíces africanas de la gran mayoría de sus jugadores ha hecho que en las últimas dos décadas la selección bleu se haya convertido en el equipo más físico del continente, una cualidad que sin duda le ha ayudado a llegar a cuatro finales de Mundial en los últimos 25 años. Una superioridad que se nota aún más en las categorías inferiores. Cuando la técnica no le da, el orden táctico y el músculo son suficientes para contrarrestar el talento de sus rivales. Francia fue peor que Inglaterra en cuartos y también propuso menos que España en semifinales, pero serán ellos los que jugarán la final del Europeo gracias a su contundencia en las áreas.

Después de la exhibición ante Irlanda, Julen Guerrero pensó que lo mejor era darle continuidad a los héroes de cuartos de final y usó el mismo dibujo con los mismos futbolistas a excepción de los laterales. España se pidió el papel protagonista y Francia, como entraba en el guion, apostó por esperar atrás e intentar sorprender a la contra. Un estilo que parece haberse inculcado desde la absoluta hacia las categorías inferiores, pero claro, sin un Griezmann o un Mbappé por generación, todo es menos vistoso.

La posesión le sirvió a la Rojita para asentarse en el campo, pero le faltó profundidad. Tanto era así que la primera ocasión clara para España llegó en el 20′, de un disparo desde el medio del campo de Javi Fernández, que vio adelantado a Agney, pero el balón salió medio metro a la izquierda de la portería. El gran problema de la Sub-17 fue que encontró muy poco a Lamine, que mejora cada balón que le llega, pero al que le faltó contacto con la pelota en la primera parte. Guiu, el hombre gol de esta generación, también echó en falta que sus compañeros se acordarán más de él, aunque también es cierto que los gigantes Sanda y Meupiyou apenas dejaban espacio para respirar al delantero, que a pesar de su altura parecía un arbusto en mitad del bosque. El partido llegó al descanso enquistado y la mejor noticia para España es que la única prueba para saber que el portero era Jiménez era que la UEFA lo había hecho oficial, pero bien podía haber sido Fran Árbol y que nadie se hubiera dado cuenta.

Era evidente que a Francia estaba más cómoda por cómo estaban yendo las cosas así que Julen decidió modificar el once en la segunda mitad. Roberto entró por Javi Fernández, poco participativo, con la idea de darle algo de electricidad al juego en el último tercio. Aun así, fue Francia la que avisó primero con un cabezazo de Titi en una jugada a balón parado. Fue ahí cuando nos aseguramos de que Jiménez era el portero. Y qué portero. El del Valencia salvó minutos después un gol cantando de Lambourde, que disparó en el área a bocajarro sin imaginar que una mano podía reaccionar tan rápido.

Tras los sustos, España empezó a dar su mejor versión. Lamine empezó a aparecer. Erró un mano a mano ante Agney tras salir trastabillado de un choque previo con Meupiyou. Bien pudo ser penalti si el del Barça no hubiera hecho por terminar la jugada. Las protestas le costaron a Mesa una amarilla que le impedirá jugar la final. El fallo no desanimó a Lamine, que a la jugada siguiente pidió la pelota, en la esquina del área, y como hiciera ante Serbia, mandó un misil a la escuadra que evidencia por qué es un futbolista que provoca tantas expectativas. Golazo.

Quedaban 20 minutos y el pase a la final parecía encarrilado hasta que otro gigantón, Lambourde, de cabeza tras un saque de esquina, empataba el partido. España quedó en shock y la selección francesa lo aprovechó y remontó el partido por medio de Issoufou, que remató de primeras un centro desde la izquierda de Sangui. Faltaban diez minutos, pero fue Francia la que golpeó de nuevo, esta vez gracias a Gomis, que mandó a La Rojita a la lona en el añadido.