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LEGANÉS

Los siete pecados que le costaron el cargo a Idiakez en el Leganés

El técnico desaprovechó la confianza y la vida extra que le dio el club tras un muy mal inicio de curso. El rumbo se torció con el mercado invernal. Acabó viendo presiones en todos lados.

01/04/23  PARTIDO SEGUNDA DIVISION 
LEGANES - CARTAGENA
IMANOL IDIAKEZ
DANI SANCHEZDIARIO AS

Imanol Idiakez ya no es entrenador del Leganés. El técnico guipuzcoano fue cesado este martes después de desaprovechar un inusual escenario de confianza. El club hizo todo lo posible por aguantarle en el cargo convencidos de que con esa tranquilidad, el equipo saldría adelante como ya sucedió al inicio de temporada, cuando en la octava jornada era colista. Sin embargo, Idiakez no supo usar esa vida extra y, en un horrible inicio de 2023, dilapidó sus opciones enfangándose en siete pecados que han terminado por forzar su adiós.

1.- Gestión de la plantilla

Es el punto más llamativo con el que ha tropezado Idiakez, al que la mejora del grupo con los fichajes invernales, lejos de ayudarle a mejorar el rendimiento del equipo, le ha provocado una parálisis. Los fichajes de Karrikaburu, Franquesa y Narváez le trastocaron los planes y obligaron a afrontar debates o retos ante los que ha naufragado. Cambios de sistema, rotaciones o uso de los cambios son algunas de esas asignaturas que el entrenador ha dejado pendientes. Curioso ver cómo, con economía de guerra se revolvió con más eficacia que con una plantilla más exuberante y candidata, ya desde enero, al playoff.

2.- Caso Karrikaburu

Dentro de esa rigidez para gestionar los fichajes, el caso Karrikaburu ha supuesto un ítem independiente. Un caso aparte que ha generado tensiones entre el entrenador y el entorno. Porque el club hizo un esfuerzo gigantesco para traer al chaval. El propio Idiakez se remangó para convencer a la familia de que Leganés era un destino ideal, donde jugaría y tendría minutos.

Algo que, más tarde, él mismo impidió. Su negativa a darle entrada para no tocar a jugadores de peso como Juan Muñoz o Jose Arnaiz, su incapacidad para amoldar el equipo y las alineaciones para que incluso pudieran jugar juntos comenzó a enquistar el caso hasta llevarlo a la negativa recurrente de usar al chico incluso en aquellas situaciones en las que parecía claro que competiría.

Una negativa que en el club no entendían y que ha provocado tensiones en varias direcciones: con la Real Sociedad, con la agencia que lleva al chico e incluso con el entorno del futbolista, decepcionado con la escasa importancia que se le ha dado estos meses.

Karrikaburu, en uno de los pocos partidos que ha jugado de titular con Idiakez al frente.
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Karrikaburu, en uno de los pocos partidos que ha jugado de titular con Idiakez al frente. PAULINO ORIBEDiarioAS

3.- Rigidez en sus decisiones

Imanol Idiakez comenzó la remontada desde la jornada 8 demostrando una flexibilidad en sus alineaciones y decisiones que, más adelante, se tornó en práctica infrecuente. Como si un volquete de hormigón se hubiera zambullido en su pizarra para impedirle dar pasos más que en una dirección. Esto ha provocado que apenas un grupeto de 14-15 jugadores tuvieran su confianza, con un uso excesivo y continuado de los mismos jugadores hasta llevar a algunos de ellos a situaciones de fatiga muscular y lesiones. Por el lado contrario, los que no participaban han ido perdiendo confianza, ingrediente fundamental para rendir bien incluso con pocos minutos. Sus alineaciones eran casi siempre idénticas y sus protagonistas, también.

4.- Cambios atorados

Es, en parte, una derivada del pecado anterior. Porque precisamente esa insistencia en los mismos protagonistas ha provocado que los jugadores de banquillo que tenía para cambiar partidos quedaran empequeñecidos a la sombra de los titulares habituales. A ello hay que unir que Idiakez también mutó su dinámica con los relevos. De ser él quien tomaba la iniciativa, con cambios al descanso y apuestas arriesgadas, pasó a tomar decisiones en función del rival, o los resultados, con cambios habitualmente tardíos y sin tiempo para demostrar nada.

5.- Desuso de la cantera

También ha sido llamativo cómo el entrenador ha estado tirando de jugadores de la cantera para rellenar convocatorias sin, más adelante, dar oportunidades a los futbolistas que le arrebataba al filial, equipo zambullido en la lucha por la permanencia en el Grupo V de 2ª RFEF. A lo largo de la temporada sólo Lalo, ya metido en dinámica del primer equipo, ha tenido el privilegio de jugar minutos en Liga o Copa, pese a que hasta media decena de chavales (Arauz, Armenteros, Camacho, Alex Gil o el propio Lalo) eran habituales de las convocatorias.

Idiakez, en su último partido como entrenador del Leganés.
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Idiakez, en su último partido como entrenador del Leganés. DANI SANCHEZDIARIO AS

6.- Frialdad con la afición

No ha sido Imanol Idiakez durante su etapa como entrenador del Leganés un técnico de cercanía. Y eso que apenas aterrizó en Butarque, caló fuerte entre los aficionados con un mensaje de ilusión hacia el deseo de su etapa al frente del equipo. Habló de ilusión, de generar espectáculo y de respeto hacia unas gradas, las de su estadio, que sufrió como técnico rival. Sin embargo, su gestión del día a día, con cierta distancia hacia los hinchas, ha acabado calando en un mensaje que no le ha servido de protección, más al contrario, cuando ha llegado el vaivén de los malos resultados.

7.- Malestar con la prensa

En sus últimas semanas como entrenador del Leganés, llamó la atención dentro y fuera del club su creciente obsesión por los titulares o preguntas en sala de prensa. Idiakez llegó a sentirse presionado por los medios. “Aunque hay muchas malas noticias, en los momentos de dificultad ves quien realmente te empuja al precipicio y quién te ayuda a levantarte. Y eso está bien para tenerlo en cuenta. Uno intenta siempre caminar con quien le da la mano para caminar, no quien le empuja al precipicio”, llegó a analizar a propósito de un trabajo, el de los medios, apenas moderadamente críticos con su trabajo. Aquella exageración de la presión existente también condicionó su trabajo en la tempestad.