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Real Oviedo

Con una ventaja mínima y sin ser favorito: El Oviedo busca repetir en Cornellá la hazaña del 88

En el último ascenso a Primera, ante el Mallorca, los azules lograron defender con éxito su renta en el choque de vuelta.

06/02/24 PARTIDO SEGUNDA DIVISION 
OVIEDO - ELDENSE 
MOYANO TROFEO MEJOR JUGADOR DEL MES DE ENERO LALIGA HYPERMOTION CARLOS MUÑOZ
PACO PAREDESDiarioAS

El aficionado azul encuentra numerosos paralelismos en los últimos días entre el ascenso del Real Oviedo en la campaña 87/88 y la actual. Y aquel no fue un ascenso más en la longeva historia carbayona; para muchos, fue el más celebrado. Ponía entonces aquel triunfo fin a 13 años alejado de la máxima categoría, el periodo más largo hasta aquel momento entre el Oviedo y la elite. Pero poca cosa si se tiene en cuenta que ahora son 23 años los que lleva ausentado el conjunto de la capital del Principado de la máxima categoría.

Aquel equipo comandado por Vicente Miera hizo de la defensa su mayor virtud. Había asumido el cargo el cántabro para tratar de sacar al equipo de una crisis profunde identidad: una reformulación de la Segunda División había evitado que los azules cayeran una categoría más abajo, y ahora la intención era empezar a asentar las bases para crecer en el futuro.

Empezó el equipo la campaña sin grandes aspiraciones clasificatorias, pero pronto se comprobó que aquel Oviedo funcionaba. Quizás no era el conjunto más atractivo del campeonato, pero el que quisiera batirle, iba a tener que sudar. Por supuesto, el viejo Carlos Tartiere se convirtió en la base sobre la que edificar una candidatura que contaba con piezas imprescindibles como los porteros Zubeldia y Viti, que se alternaron, los defensas Gorriarán y Sañudo, los centrocampistas Berto y Tomás, y delanteros como Hicks y Juliá. Pero en aquel conjunto aguerrido sobresalió sobre todo la figura de Carlos Muñoz, cedido aquella temporada, y que acabaría el curso con 25 tantos. Se convirtió en el ídolo de la hinchada.

Esta parte de la historia comentada se aleja bastante del equipo de Carrión, que es un conjunto de espíritu más ofensivo, pero que también tuvo que remar lo suyo: era penúltimo en la séptima jornada y empezó una escalada espectacular que le llevó al sexto puesto en liga regular y a pelear ahora por el ascenso en el último partido de la extenuante competición.

Los paralelismos más claros se encuentran en este play-off. Entonces, en el 88, la promoción se jugaba entre el tercero y cuarto de Segunda y el tercero y cuarto por la cola de Primera. El equipo que ganara se quedaría con el derecho a jugar en la máxima categoría. Y a los azules les tocó un hueso, el Mallorca, que era favorito a todas luces.

Una promoción agónica

En el Tartiere, en el partido de ida, el Oviedo se lució ante su gente y, con 1-1 en el marcador, había anotado Juliá, Carlos aprovechó un mal despeje de Zaki, meta balear, para colar un cabezazo imposible en su meta.

A pesar de la mínima ventaja, tocaba sufrir en Mallorca, donde un simple 1-0 daba el éxito a los locales. Pero resistió el Oviedo, asentado por el magnífico planteamiento de Vicente Miera y el desempeño de cada futbolista que participó en aquel tenso encuentro. El equipo azul regresó a Primera y ahora, tanto tiempo después, los aficionados más veteranos se aferran a ese recuerdo para que la defensa de una ventaja mínima vuelva a acabar de la misma manera: con una ciudad echada a la calle para festejar un regreso tantos años después.

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