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100 AÑOS DE MESTALLA (EPISODIO VII)

Mestalla es nombre de mujer

Seis pioneras por diferentes razones en la historia del Valencia y de Mestalla relatan el papel de la mujer y sus propias experiencias en un estadio centenario.

Imagen de un partido del Valencia de los años 40 en la que se han rodeado en círculo naranja a las mujeres presentes en la grada del estadio / 'Camp de Mestalla. Un recorrido por la historia', Paco Lloret (Fundació Bancaixa)

Con motivo del centenario de Mestalla, AS va a realizar un serial de diez episodios que cada día, a las 16:00 horas, publicará en as.com. Será a la misma hora en la que el balón echó a rodar en Mestalla aquel 20 de mayo de 1923, en el primer duelo ante el Levante.

EPISODIO 1 (El primer día de Mestalla) // EPISODIO 2 (El pueblo de Mestalla) // EPISODIO 3 (Mestalla, puerta a España de los dioses del fútbol) // EPISODIO 4 (Mestalla, la casa de la Selección) // EPISODIO 5 (Mi vecino es Mestalla) // EPISODIO 6 (El respeto de Mestalla)

Al estadio del Valencia le da nombre la acequia que cruza por debajo suyo: Mestalla. Un nombre femenino para un recinto donde siempre la presencia de hombres ha sido más numerosa, pero donde la mujer ha tenido también su espacio, su voz y su relevancia. Hoy el asiento principal del palco lo ocupa Lay Hoon Chan, la primera presidenta en los 104 años de historia del club y en los 100 que cumplirá Mestalla el próximo 20 de mayo.

La evolución del papel de la mujer en los 100 años de vida de Mestalla es un reflejo de la transformación de la propia sociedad. Si bien todavía queda mucho camino por recorrer en cuanto a la igualdad en el mundo del fútbol, dado que solo el 16% de los abonados son mujeres y los partidos del equipo femenino del Valencia siguen celebrándose en el estadio a cuentagotas, Mestalla puede presumir de ser históricamente un espacio “abierto” y “tolerante” en el que la mujer ha sido “respetada”.

Los entrecomillados son de mujeres que son historia del Valencia y de Mestalla por pioneras y por su sentimiento de pertenencia, como Vicenta Carrasco, abonada más longeva; Carmen Lluch, sobrina de un socio fundador; Mari Tere Berenguer, aficionada icono de la Liga de 1971; Begoña Abraldes, primera periodista acreditada en Mestalla; Merchina Peris, autora del primer gol de una mujer en el estadio, o Mariola Hoyos, primera vicepresidenta del club.

El ‘boom’ de presencia de mujeres en las gradas de Mestalla coincide con la llegada de la Democracia a España. Pero a lo largo de toda su historia, como se comprueba en fotografías de décadas anteriores, como la que ilustra este reportaje, hubo asistencia femenina en los partidos del Valencia. “En Tribuna siempre había muchas mujeres, en los primeros años la mayoría acudía con sus padres o maridos, pero con el tiempo empezaron a ir solas o con amigas. Mi madre, por ejemplo, con 18 años iba con sus primas. En Mestalla, a diferencia de lo que pasaba en otros espacios públicos, la mujer era independiente y tenía opinión”, comenta Merchina Peris.

“En Mestalla, a diferencia de lo que pasaba en otros espacios públicos, la mujer era independiente y tenía opinión”

Merchina Peris

“Llevo más de 70 años yendo a Mestalla y nunca me he sentido observada por ser mujer, aunque a mis amigas del colegio les extrañaba mi pasión por el fútbol, algo que a mi hija ya no le pasó”, dice Carmen Lluch, una reflexión que comparte Vicenta Carrasco: “Nunca necesite el permiso de nadie para poder acceder a Mestalla”. Mari Tere Berenguer, por su parte, recuerda que “empecé a ir a Mestalla en los 70 y en los descansos yo me iba sola a tomar mi cortado al bar; y aunque solía ser la única mujer, nunca tuve ningún problema”. La periodista Begoña Abraldes recalca: “La presencia de mujeres era más numerosa aquí que en otros estadios, como también lo era en San Mamés”. O como reflexiona Mariola Hoyos: “Quizás sea por el carácter abierto, afable y festivo de los valencianos, pero siempre vio un gran número de mujeres en Mestalla”.

Vicenta Carrasco: abono número 15, la socia más longeva

Vicenta Carrasco, en su domicilio, con una figura de Puchades, y en la imagen de la derecha, su abono de Mestalla con el número 15.
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Vicenta Carrasco, en su domicilio, con una figura de Puchades, y en la imagen de la derecha, su abono de Mestalla con el número 15.

Apunten una fecha: 1 de julio de 1958. Piensen en todas las cosas que han pasado desde entonces en Mestalla. Pues hay una que no ha cambiado: Vicenta Carrasco Boluda sigue siendo abonada del Valencia. Lo es desde ese día, es decir, desde hace 65 años, lo que le hace tener el abono número 15 del club y le hace ser la socia más longeva del Valencia. Ninguna otra mujer lleva tantos años de fidelidad y con asiento propio en Mestalla.

Vicenta, a sus 93 años, recuerda con ternura a Puchades, de quien tiene una pequeña escultura en su salón. Su pasión por el fútbol le viene de su padre y de las crónicas de los partidos que leía de niña en los periódicos. “Empecé a ir al fútbol con 16 años, con unos amigos, era la época de la Delantera Eléctrica e ir a Mestalla era el mayor entretenimiento de la semana”, comenta Vicenta, que con el paso de los años confesó al círculo familiar qué triquiñuela hacían ella y sus amigos para poder entrar al estadio.

“Empecé a ir al fútbol con 16 años, con unos amigos, era la época de la Delantera Eléctrica”

Vicenta Carrasco

“Al fútbol solía ir con otros tres amigos, aunque solo tenían dinero para comprar una o dos entradas; pero como uno dibujaba muy bien y además tenía una imprenta, falsificaba las que les faltaban y así entraban todos”, confiesa con ternura y jocosidad su hijo Javier. Uno de esos amigos acabó siendo su marido, Francisco Fabregat, que llegó a tener el carné de abonado número 17 del Valencia y que durante años fue la voz de Mestalla, el hombre que informaba de las alineaciones, cambios, goles e incidencias por megafonía.

Begoña Abraldes: la pionera de las periodistas en Mestalla

Begoña Abraldes, en la imagen de la izquierda firmando en la actualidad uno de sus libros y, en la derecha, de pie en una rueda de prensa de los años 90 tras el presidente Francisco Roig y la secretaria del consejo Beatriz Delgado.
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Begoña Abraldes, en la imagen de la izquierda firmando en la actualidad uno de sus libros y, en la derecha, de pie en una rueda de prensa de los años 90 tras el presidente Francisco Roig y la secretaria del consejo Beatriz Delgado.

El periodismo es parte del fútbol y lo es también de Mestalla, donde pasan cosas desde hace 100 años y los medios de comunicación siempre han estado ahí para contarlas. La prensa deportiva dista aún hoy en día de una total equidad de género, aunque las mujeres están cada vez más presentes en las cabinas, pupitres y sala de prensa del estadio. Pero hubo un tiempo en el que todo eran hombres. “Hasta que llegó a Mestalla desde Bilbao Begoña Abraldes”, hace memoria para este artículo el periodista Paco Lloret.

Begoña es discípula de Sara Estévez, la primera periodista deportiva de España, como María Izquierdo, Olga Viza y otras tantas mujeres que se decantaron por la información deportiva en una época que era coto masculino. “Yo siempre quise ser escritora y para escribir tenía antes que tener algo que contar, por eso empecé en el periodismo. ¿Por qué en deportes? Por romanticismo, soy hija de inmigrantes en Suiza, mi padre de Bilbao y muy del Athletic, mi madre de Zamora, así que el Athletic era una conexión con mis raíces”.

“Cuando yo empecé a ir a los entrenamientos de Paterna, no iba ningún periodista”

Begoña Abraldes

Tenía 16 años cuando llamó a la revista Don Balón. Le dijeron que les presentara algún artículo de prueba. “Así que me planté en un entrenamiento del Athletic, pensé qué jugador podía interesar a más gente, le paré y le hice una entrevista”. Ese futbolista era una leyenda: José Ángel Iribar. Ahí comenzó una carrera profesional que le llevó después a ser corresponsal del Sport, El Correo, Levante, Deporte Valenciano y, entre otros medios, Canal 9.

Begoña llegó a Valencia con 19 años, cuando la ciudad se preparaba para ser sede del Mundial de 1982. “En la zona de prensa de Mestalla me sentía extraña porque era la única mujer, aunque todos mis compañeros siempre me cuidaron y fui tratada con respeto por los futbolistas, los entrenadores, los dirigentes y por el público”, comenta Begoña, quien hoy reside en Bilbao, donde escribe novelas tras dar por cumplido su ciclo como periodista.

“De Mestalla recuerdo que la zona de prensa estaba en una especie de entresuelo, donde la visión no era, digamos, la mejor”, apunta. Aún tiene presente la sala de prensa, el cuarto de los teléfonos desde donde se recitaban las crónicas y el túnel de acceso a los vestuarios, donde se realizaban las entrevistas después de los partidos. Pero Begoña tiene más presente la Ciudad Deportiva de Paterna, donde también fue pionera y no solo entre mujeres.

“Cuando yo empecé a ir a los entrenamientos, no iba ningún otro periodista. A veces Tito (Vicente) Bau y en ocasiones Miguel Ángel Murcia, pero yo no me perdía prácticamente ninguno, venía con esa costumbre de mis días con el Athletic y la mantuve en Valencia, porque a mí no me gustaba hablar por teléfono, era más del cara a cara, que es como realmente puedes conocer el lado personal de los protagonistas”, indica Begoña, que muchos días acudía a Paterna “gracias a Ricardo Arias, porque yo no tenía coche”.

Begoña empezó informando de un Valencia al que entrenaba Di Stéfano y regresó a Bilbao tras una rueda de prensa de Jorge Valdano. “Ese día tuve que ir con mi hijo, porque no tenía con quién dejarlo, y mientras yo trabajaba, se quedó jugando al fútbol con Mazinho, su hijo (Thiago) y su sobrino (Rodrigo); esas cosas hoy en día son impensables, quizás por esa pérdida de normalidad y trato personal dejé la profesión”. Lo confiesa la comunicadora pionera de Mestalla, una periodista que logró que Bern Schuster rompiera su silencio con la prensa, ganándole además gracias a esa entrevista que publicó en Levante-EMV una apuesta a Nicolás Casaus. “Si Begoña se propone hacerle una entrevista, se la hará Nicolás, verás como se la hace”, le avisó Arturo Tuzón al dirigente azulgrana mientras ella esperaba al jugador alemán en el hall del hotel de concentración del Barcelona en Valencia la mañana de un partido.

Carmen Lluch: sobrina de un socio fundador del Valencia

Carmen Lluch, con su bufanda del Valencia, y, en la imagen de la derecha, la placa con su nombre en su asiento de la Tribuna de Mestalla.
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Carmen Lluch, con su bufanda del Valencia, y, en la imagen de la derecha, la placa con su nombre en su asiento de la Tribuna de Mestalla.

Carmen descuelga el teléfono con voz enérgica, aunque se vuelve angelical cuando habla de Mestalla. “Soy abonada desde hace 56 años, aunque desde muchos antes ya iba al campo con mis padres y mi tío, sentándome encima de ellos en las sillas de enea y después con un carné infantil, así que si te digo que es mi casa no te miento”, comenta la socia con número de carné 97 del Valencia. Su tío Alfredo Martínez Ibarra fue portero y socio fundador del Valencia, con carné número 0 acreditado por el club.

Carmen, a sus 77 años, sigue yendo al fútbol a la zona de Tribuna baja, detrás de los banquillos (“veo el fútbol en silencio, aunque a veces pongo a caldo al cuarto árbitro”), por lo que su familia lleva ocupando esa zona de asientos en Mestalla desde hace un Siglo. Ahora va con sus hijos y sus nietos. Estuvo presente en la final de Copa en la que Quique se subió al larguero del Bernabéu (1954), en Bruselas el día de la Recopa (1980) y en las dos últimas de Sevilla (2019 y 2022). “Este año hemos tenido que apretar más y apoyar con todo a los chavales, por eso me fui también al partido de Elche”, enfatiza.

“El gol de M’Bia me destrozó, aunque lo compensé la noche del Getafe con Marcelino”

Carmen Lluch

Ninguno como Puchades, qué futbolista más honesto, aunque también me emocionaba mucho ver jugar a Kempes y de los recientes me quedo con Albelda y Parejo”, enumera Carmen, que confiesa que “nunca” olvidara el día que falleció Vicente Peris (“me impactó mucho su pérdida”) ni tampoco el del gol de M’Bia (“ese chico del Sevilla me destrozó”), aunque asegura que compensó tanto dolor “la noche del Getafe con Marcelino”. Porque lo de Carmen es valencianismo en vena y adn blanco y negro: “Mi hermano era de Seguí, pues yo de Mañó; mi marido de Cañizares, pues yo de Palop”.

Carmen guarda como un tesoro la insignia que le entregó el Valencia por 50 años de socia, como también una camiseta que le regaló Rubén Baraja y unos guantes de Bermell que el portero “lanzó a la grada el día del gol de Tendillo al Real Madrid con el que nos salvamos en el 83″. Del fútbol moderno odia los horarios, “porque antes teníamos el ritual de comer en familia para irnos todos juntos después a Mestalla, pero ahora no puedes hacer planes”. Echa de menos “las tracas”, el lanzamiento de “papelitos” y los “tifos en Champions”, aunque “soy feliz cada vez que voy a Mestalla”.

La voz de Carmen vuelve a ser enérgica a la hora de despedirse. Lo hace con un “Amunt” y, de nuevo con tono angelical, un mensaje: “Tranquilo, que los buenos tiempos volverán”.

Mari Tere Berenguer: la Chica de Sarrià

Mari Tere posa con una fotografía de su celebración por el título de Liga de 1971.
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Mari Tere posa con una fotografía de su celebración por el título de Liga de 1971.

A Mari Tere Berenguer le estaba buscando mucha gente y ella no lo sabía. Unos le llamaban Noelia, por la canción de Nino Bravo, y otros La Chica de Sarrià. Nadie sabía cómo se llamaba, si bien, muchos la conocían. Su imagen dando saltos de alegría con una camiseta del Valencia en las gradas de Sarrià es icono de la Liga de 1971, la que conquistó el equipo de Di Stéfano y el de Pep Claramunt. Fue a raíz del programa Conexión Vintage de Televisión Española cuando el periodista Paco Grande inició una búsqueda que acabó dándole respuesta su colega Paco Lloret. La Chicha de Sarrià no se llamaba Noelia sino Mari Tere.

“Aquel fue mi primer partido en España, yo viví hasta los 18 años en Brasil y ese año vine a estar con mi padre, que era valencianista y me llevó ese día a Barcelona”, comenta Mari Tere. Su pasión por el fútbol le venía de su país de origen y lo vivido aquel día le hizo ser del Valencia de por vida. “Fui 43 años abonada de Mestalla, íbamos al estadio un grupo amigos y nos lo pasábamos en grande, aunque el fútbol empezó a convertirse en un negocio televisivo a partir de la época de Paco Roig, se le daba cada vez menos importancia al socio, y los horarios raros acabaron por cansarme; lo dejé en la época de Juan Soler”, sentencia.

“Los horarios raros de los partidos acabaron por cansarme; dejé de ser abonada en la época de Juan Soler”

Mari Tere Berenguer

Mari Tere llegó a España en los últimos años del franquismo, aunque el “régimen todavía estaba muy presente y había menos libertades de las que yo tenía en Brasil”. Pese a ello, “en Mestalla siempre estuve cómoda, aunque las mujeres éramos minoría y habitualmente yo era de las más jóvenes”. Mari Tere empezó a notar un cambio en el ambiente del estadio “a principios de los 80, ahí ya veías muchas chicas en los partidos, chicas que además eran muy fanáticas en sus celebraciones”. Tanto como lo fue ella en Sarrià.

Merchina Peris: la primera mujer en marcar un gol en Mestalla

Merchina Peris, y a la derecha una imagen del equipo del Racing Valencia que jugó en Mestalla en 1971.
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Merchina Peris, y a la derecha una imagen del equipo del Racing Valencia que jugó en Mestalla en 1971.

Merchina Peris, hija de Vicente Peris, legendario gerente del Valencia CF, entró por primera vez Mestalla “con el pañal puesto”. La suya resume la historia del fútbol femenino valenciano. Ella fue la primera mujer, entonces siendo una niña, en marcar un gol en Mestalla y gracias a ella e infatigables compañeros de viaje como Pepe Ibáñez, Paco Polit o Berna Molina se escribe gran parte del relato y la evolución del fútbol femenino en la Comunitat Valenciana.

Su recuerdo de infancia es el “olor al césped de Mestalla”. Su lugar de recreo. “Muchas tardes mi padre me recogía y me llevaba con él al estadio, y mientras él hacía sus cosas en el despacho, me daba un balón y me decía: ves y juega ahí fuera”. En sus carreras solitarias se imaginaba cómo sería marcar un gol ante 60.000 personas, que era la capacidad que entonces tenía el estadio, “y tuve la fortuna de vivirlo en primera persona”.

“Muchas tardes, cuando mi padre (Vicente Peris) trabajaba en su despacho de Mestalla, me daba un balón y me decía: ves y juega ahí fuera”

Merchina Peris

El 11 de mayo de 1971 el Valencia disputó un partido amistoso en Mestalla contra el Partizán de Belgrado como homenaje a su afición, que le había llevado en volandas al título de Liga de esa temporada. El club, como preámbulo, organizó el primer partido de la historia de Mestalla entre equipos femeninos: Racing Valencia y Sporting Club Levante. “En verdad éramos el Valencia CF y el Levante UD, de hecho, jugamos con las camisetas y sus escudos, aunque como no éramos secciones oficiales, nos pusieron lo de Racing y Sporting”.

Merchina, que tenía 11 años, las demás jugadoras iban de los 15 hasta los 19, comenzó de suplente. El partido iba empate a cero cuando le dicen que le tocaba entrar a jugar. “Ya solo con eso cumplía un sueño, imagínate, porque el estadio estaba hasta la bandera, pero nada más salir, me llegó un centro desde la derecha, lo rematé con la pierna izquierda y batí a la portera”, describe aún con emoción. “Le pegué raso y al palo, como me decía que tenía que hacerlo Di Stéfano, que siempre que iba a ver un entrenamiento con mi padre me daba clases magistrales antes de irse a la ducha”.

La autora del primer gol de una mujer en Mestalla no olvida los aplausos de Claramunt, Sol o Abelardo. “Tras el gol me fui corriendo hacia el banquillo y ahí estaban ellos viendo el partido, junto a mi padre, que daba saltos dentro del campo”. El partido acabó 3-0. Purín y Menchu certificaron la victoria del Racing Valencia. Como escribía el cronista de Levante: “El público se ha divertido viendo a las féminas que han ofrecido un bonito espectáculo futbolístico”.

“Ese partido nos dio visibilidad a las chicas que queríamos jugar al fútbol y fue un reflejo de la tolerancia de Mestalla, aunque fue solo un pequeño paso de un largo camino”, comenta Merchina, que añade un misógino comentario que escuchó de un directivo de la RFEF, que en aquellos años 70 se negaba a dar respaldo al fútbol femenino: “A las mujeres no les queda bien vestir de corto”. No fue hasta 1988 cuando el fútbol femenino valenciano consiguió ser parte de la Real Federación Española de Fútbol y, tras ese hito, se fueron consolidando proyectos como el del San Vicente o el Colegio Alemán, embriones del Levante UD y Valencia CF. Y Merchina Peris, la primera mujer en marcar un gol en Mestalla, fue también la primera delegada de la Selección de la Federación Valenciana.

Mariola Hoyos: la primera vicepresidenta del palco de Mestalla

Mariola Hoyos, en la actualidad y en una imagen de archivo con Jaume Ortí, el presidente que le nombró Consejera del Valencia.
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Mariola Hoyos, en la actualidad y en una imagen de archivo con Jaume Ortí, el presidente que le nombró Consejera del Valencia.

Mariola Hoyos empezó a ir a Mestalla “con 6 años”. Fila 2 de Tribuna, cuando “todavía las sillas eran de enea” Lo hacía con su padre, Melchor Hoyos, presidente del Valencia durante 105 días en la década de 1990. De él le vino la pasión por el fútbol y también la vocación por el palco. Ella fue la primera mujer que se sentó en sus butacas con rango de vicepresidenta del Valencia, como antes lo hiciera Beatriz Delgado como secretaria del Consejo, después Ana Julia Roselló y Mónica Escamilla como consejeras y hoy Layhoon Chan como presidenta.

Mariola Hoyos apunta que la presencia de mujeres en el palco de Mestalla era “habitual”. Nada que ver con la de otros estadios. “En San Mamés, por ejemplo, aunque sí veías a muchas mujeres en la grada, éramos muy pocas en el palco”, señala la empresaria, aunque nada que ver con su experiencia en el Benito Villamarín en la época de Ruiz de Lópera. “Allí directamente las mujeres no podían acceder y cada vez que íbamos, teníamos que solicitarlo por escrito y recordarles que era vicepresidenta del club”.

“En el Benito Villamarín, en la época de Lopera, las mujeres no podían acceder al palco y teníamos que recordarles por escrito que yo era vicepresidenta”

Mariola Hoyos

En la actualidad mantiene cuatro abonos en Tribuna. Fila 16. Los tiene desde antes de que Jaume Ortí le propusiera formar parte de su Consejo de Administración, en el que se mantuvo después con la llegada a la presidencia de Juan Soler, que fue quien le ofreció la vicepresidencia y posteriormente la presidencia de la Fundació VCF tras la salida de Carlos Pascual. De la gestión del club y del patronato se fue cuando una ampliación de capital financiara por Bankia convirtió a la Fundació VCF en máximo accionista del Valencia, una operación que de primeras evitó la intromisión de una empresa fantasma llamada Dalport y con el tiempo propició la llegada de Peter Lim. “Pero todo eso es historia social del Valencia, la de Mestalla es más agradable de recordar, porque Mestalla es fútbol, pasión, nostalgia. Mestalla es el lugar al que cada domingo iba con mi padre”. Porque eso es también Mestalla, recuerdos.

12/05/23
VALENCIA CF - ESTADIO DE MESTALLA 
REPORTAJE
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12/05/23 VALENCIA CF - ESTADIO DE MESTALLA REPORTAJE DAVID GONZALEZ ARENASDiarioAS