Una fórmula mágica y simple: un portero y dos delanteros
El Sevilla dispara su rendimiento merced a la seguridad de Nyland, vital contra el Rayo y el Atlético, y a la presencia letal de En-Nesyri e Isaac Romero, goleadores en ambas citas.
Los hombres de fútbol se devanan los sesos con teorías de toda índole sobre neoconceptos balompédicos, con su buena ración de anglicismos, que los aficionados más veteranos, y a algunos entrenadores como José Luis Mendilibar, los saca de sus casillas. En realidad, la madre del cordero se resume en unos buenos ingredientes para que el plato salga rico y, en concreto, que el eje que vertebra un equipo sea de calidad; por tanto, hay que partir de un portero que pare y dos delanteros que marquen y defiendan. A partir de ahí, miel sobre hojuelas.
Esta fórmula igual de mágica que de simple ha encontrado Quique Sánchez Flores en los últimos días y, amén de sacrificio y unión del plantel, el rendimiento de su tropa se ha disparado porque ahora sí domina las dos áreas, las parcelas decisivas en el fútbol y que antes se habían convertido en una verbena. Si la receta es sota, caballo y rey, el Sevilla dispone de su J en el arco, Orjan Nyland, y de dos monarcas en el otro lado del campo, En-Nesyri e Isaac Romero.
El guardameta noruego estuvo en su sitio tanto en Vallecas como en Nervión el pasado domingo. En la primera de las dos victorias consecutivas paró con el hombro un potente tiro de Isi y puso la mano dura en otra intervención de mucho mérito. Frente a los atléticos desbarató un mano a mano a Morata para ofrecer tranquilidad a todos sus compañeros. Hay portero.
Los puntas son delanteros centros pero con una movilidad destacable, tanto defendiendo como atacando. En-Nesyri hizo un doblete ante el Rayo e Isaac anotó contra el Atleti y dio muchos dolores de cabeza a los zagueros visitantes por su versatilidad: desmarques, tiros con ambas piernas y visión de juego. Hay delantera.
A eso hay que sumar que, pese a las bajas, el sistema híbrido de Quique ha dado sus frutos, con una defensa de cinco con Ocampos en el lateral a la hora de defender y con el argentino subiendo como una moto cuando el equipo se iba hacia arriba. Soumaré se ancló como pivote en uno de sus mejores actuaciones como sevillistas y sus compañeros en el centro del campo, sin perfil defensivo como es el caso de Óliver Torres y con Sow renqueante por falta de descanso, se multiplicaron en la resta, valga el oxímoron. La posible vuelta de Kike Salas en Valencia permitirá a Marcos Acuña recuperar el lateral izquierdo para que el multiusos Ocampos vuelva a su posición natural. El dibujo, claro, es importante, pero mucho más que haya un portero que dé seguridad y dos delanteros que se entiendan y enchufen goles.