Tchouaméni y Koundé ‘salvan’ al Girondins de Burdeos
El dinero de las plusvalías que dejarán ambos jugadores, canteranos del club francés, clave para que no se consume su descenso a la tercera división.
El Girondins de Burdeos y sus acreedores, los fondos de inversión estadounidenses Fortress y King Street, han llegado a un nuevo acuerdo de conciliación, según 20 minutes. Ahora, el propietario del club, Gerard López, espera obtener luz verde de la DNCG (la Dirección Nacional de Control de la Gestión francesa) el próximo martes, y regresar a la Ligue 2. Hace dos semanas las deudas le habían condenado a un descenso administrativo que se solapaba con el deportivo, consumado también este año, y mandaba a los girondinos a National, la tercera división francesa.
Prácticamente, al borde de la desaparición. Entre otras exigencias, la DNCG había solicitado al Girondins revisar el destino del dinero que el club ha recibido y espera recibir por las plusvalías de dos de sus canteranos ilustres, Aurelien Tchouaméni y Jules Koundé. Antes, ese ingreso iba a ir a parar a las arcas de los acreedores. Ahora debe ayudar decisivamente a la salvación del club francés.
De 6 a 8 millones de euros, dependiendo de las variables, ingresará el Girondins por el traspaso de Aurelien Tchouaméni al Real Madrid. El club de Burdeos se reservó el 10 por ciento de la plusvalía que dejara el centrocampista cuando le vendió al Mónaco, en enero de 2020. Y a partir de ahora comenzará a recibir esos réditos, en el momento más oportuno además.
El Girondins posee asimismo un 20 por ciento de la plusvalía que deje Koundé, por el que el Sevilla pagó 25 millones de euros. Pero con eso habrá todavía que esperar. Jules se encontraba estos días de vacaciones en Estados Unidos, precisamente junto a su buen amigo Tchouaméni, y ha dejado en las redes sociales una apariencia de tranquilidad que no casa con la tensión que (parece) se vive por su traspaso. Tras haber alcanzado el jugador un acuerdo con el Chelsea, el club inglés sigue haciéndose el remolón con lo que piden en el Sánchez-Pizjuán, unos 60 millones más variables. Y el Barcelona, que no tiene el dinero (al menos todavía) para acercarse a esas cifras, enreda.