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SEVILLA

Sólo colea Gnagnon de la nefasta planificación de Caparrós

El Sevilla, que llegó a derrochar más de 90 millones en incorporaciones en 2018, aún aguarda una resolución de la FIFA

Joaquín Caparrós.
MIGUEL MORENATTIDIARIO AS

Sólo queda la resolución de la FIFA sobre Joris Gnagnon para cerrar la espantosa planificación de Joaquín Caparrós como director deportivo del Sevilla en su corta aventura de un año. La anhelada marcha de Munir al Getafe parecía cerrar el negro círculo, porque del central francés no se sabe nada hace meses. Concretamente, desde que retiró en abril de 2022 su demanda en los tribunales por no estar de acuerdo con el despido en septiembre de 2021. Un dispendio de más de 90 millones de euros, solo en inversiones en fichajes y sin contar salarios y algunas cesiones, con el fracaso incluido de Pablo Machín, supuso un lastre en la hoja de ruta posterior y aceleró el regreso de Monchi al Sevilla.

De esas páginas dan pánico, con contados renglones sin borrón, aún resta conocer el dictamen de la FIFA para archivar el capítulo 18/19. Hay que recordar que el club de Nervión despidió a Gnagnon con el argumento de la reincidencia disciplinaria por no cumplir con las normas de peso impuestas para una correcta puesta a punto. El galo dio orden de redactar un escrito de desistimiento a sus abogados para cancelar la vista en el Juzgado de lo Social. Pero sí siguió adelante ante la institución del fútbol de mayor jerarquía.

Caparrós, que tomó el relevo de Óscar Arias, firmó a Gnagnon en el verano de 2018 por 13,5 millones de euros. Siete partidos y numerosas dificultades con la dieta bastaron para comprobar el error. Después, regresó a casa como cedido: 19 partidos en la Ligue1 con el Stade de Rennes y otros seis en Europa.

Está sin equipo. Su carrera finalizó en Lucena el 15 de diciembre de 2020, en cruce copero de primera ronda, en el que disputó 29 minutos, como sustituto del Mudo Vázquez. Julen Lopetegui le echó la cruz. Llegó a comprometerse con el Saint-Etienne, pero no existe rastro de su paso por allí.

El descalabro formó parte de la cadena de las incorporaciones de Quincy Promes, por 21 millones; Aleix Vidal, por más de nueve millones; Amadou, que costó 14 millones y medio, y Roque Mesa, que terminó de quedarse en propiedad en Nervión, tras una temporada de préstamo del Swansea, con la ejecución de la cláusula de compra de seis millones de euros. Las cesiones de André Silva, pese a una fulgurante irrupción goleadora y un importe de cuatro millones, y de Gonalons, fueron decepcionantes.

Se salvan de la quema Vaclik, con un pago de seis millones al Basilea y que durante meses sería el portero titular en el primer ejercicio de Lopetegui, con Bono a la sombra; Sergi Gómez, por 5,5 millones, aunque alternó claroscuros, aunque llegó a ser convocado sorprendentemente por la selección española de Luis Enrique para las citas oficiales clasificatorias para la Eurocopa de 2020 ante Malta y Noruega, sin llegar a debutar; y Munir, que sólo supuso un gasto de un millón. Alternó el primer plano con ostracismos. La carta de libertad del Barcelona devino en papel envenenado por la amortización anual. Igualmente, los préstamos invernales de Wöber, con compra obligatoria de 10,5 millones, y Marco Rog descarrilaron.

El Sevilla recuperaría unos 28 millones de la ruina, ni siquiera un tercio. Sólo un año más tarde de llegar a Nervión, Quincy Promes dejó una recaudación de casi 16 millones con su marcha al Ajax; con Wöber sí recuperó la misma cantidad gracias al Salzburgo; Amadou salió cedido al Leganés, junto a Roque Mesa, mientras que Aleix Vidal hizo escala temporal en el Alavés en el primer proyecto de Monchi en su regreso a casa. En el verano de 2020, Roque Mesa se fue con la carta de libertad al Valladolid, las mismas condiciones que Amadou en su camino de vuelta a Francia, con el Angers. A pares, en 2021 le resolvió problemas el Espanyol, que acogió a Sergi Gómez con el pago de un millón y a Aleix Vidal, libre. Así se incorporó Vaclik en el Olympiakos.

Caparrós es un innegable líder espiritual del sevillismo, pero los designios futbolísticos le llamaron para el banquillo y la formación de jugadores. Sigue en la selección de Armenia. La resolución de la FIFA con Gnagnon cerrará esta catastrófica etapa en los despachos.