“Ser portero es lo mejor del fútbol”
Lecomte se estrena en la Liga después de su año en blanco el curso pasado en el Atlético de Madrid. Ahora defenderá la meta del Espanyol y atiende a AS para explicar su historia.
Benjamin Lecomte te da seguridad desde la primera palabra y desde su español afrancesado. El meta responde con un profesional, reflexiona y se muestra confiado en el equipo y, especialmente, muy familiar. “Prefiero jugar con mis hijos por las tardes que echar la siesta. Para mí eso es desconectar”, comenta. Se emociona cuando habla de su padre y de cómo es hoy en día portero de fútbol. No fue hasta los 14 años cuando se puso unos guantes impulsado por la fe ciega del entrenador Lecomte. No solo ha llegado a la elite sino que ha escuchado en directo en dos partidos La Marsellesa con la selección gala. Viene de un año en blanco en el Atlético de Madrid, pero se siente “más preparado”. Lecomte debutará en la Liga pero es un fichaje del verano pasado. Cosas curiosas del fútbol, tanto como sus comienzos.
-¿Cómo explicaría el equipo que quiere Diego Martínez?
-Quiere un equipo que trabaje día a día muy fuerte. Eso es lo que te acabará condicionando los partidos. No podemos pensar en el Rayo y en el Real Madrid, sino pensar en lo siguiente reto. Hay que pensar solo en el siguiente entrenamiento, en hacerlo fuerte. Creo que es una buena manera de estar listo para competir. El técnico quiere un grupo que esté junto, unido, que seamos un equipo. Que si uno no tiene el día, otro le pueda ayudar para subir el nivel. Creo que esto va a funcionar.
-¿Le recuerda a Simeone?
-Es diferente, son distintos a mi modo de ver. No es la misma manera de hacer las cosas, pero puede haber detalles parecidos. El trabajo también es algo que destaco de ambos. Tener un entrenador que te ayuda a dar la mejor de uno es muy positivo. Como jugador estoy aquí para ayudar al club, quiero entender la manera de jugar. Con el trabajo y la ayuda de todos creo que estamos preparando muy bien la competición. Todos estamos concentrados para ganar al Celta.
-¿Entiende que parezca extraño que usted no jugara ni un minuto la temporada anterior?
-Lo entiendo, pero como portero siempre estaba expuesto a jugar: puede pasar algo y pude entrar en cada partido. Tenía esa mentalidad en cada momento. El Atlético jugaba cada tres días. No me tocó, pero fue una temporada para progresar. Los entrenamientos fueron de alto nivel. Me ayudaron para vivirlo todo con más concentración. La gente puede pensar que perdí mi tiempo, pero no fue así. Cuando entrenas con Oblak, con el entrenador de porteros, con los jugadores de esa exigencia o con Simeone, cambias muchas cosas porque eso es alto nivel. Fue bueno, me insufló más ganas de jugar. Quería encontrar un club y el Espanyol es la mejor opción para mí.
-Saltemos al pasado. Usted es de París. ¿Qué recuerda del Mundial de 1998?
-No mucho porque tenía siete años. Miraba los partidos con mis padres y mis abuelos. No tuve conciencia del momento, no fue como el Mundial de 2018, pero para Francia fue una emoción muy grande.
-¿Usted ya era portero a esa edad?
-Empecé a jugar de portero con 14 o 15 años. Es un poco tarde, y fue gracias al feeling de mi padre, quien me empujó a la portería. Al final tenía razón. Ser portero es lo mejor del fútbol, jugamos con el pie, con la mano, hacemos cosas diferentes, también los entrenamientos son distintos y vemos los partidos desde otra posición, lo vemos todo.
-¿Su padre era entrenador?
-Fue entrenador, es como un fanático o un loco del fútbol. Fue jugador a nivel amateur. Tiene experiencia de jugador y de entrenador, y eso es lo hizo que me entraran ganas de ser profesional. Ellos, mis padres, hicieron todo para ayudarme y yo lo di todo para crecer y conseguir ese objetivo.
-¿Dónde jugaba antes de ser portero?
-Jugaba de mediocentro, pero cerca de la defensa, un poco como Vinicius. Esos años me han ayudado luego a manejarme bien con los pies. Me gusta mucho jugar, pero la prioridad es parar, así que hay que encontrar el equilibrio para ser un guardameta completo.
-A Joan García se le augura un gran futuro. ¿Cómo cree usted que debe gestionar un portero esos primeros años de carrera cuando no tiene experiencia?
-Hablaré de mi manera de ver las cosas, no personalizo en Joan. Los entrenamientos y los amistosos son parecidos. El objetivo es mejorar. Puedes equivocarte y no pasa nada porque no pierdes puntos, pero cuando empieza la Liga hay presión, hay un resultado que es muy importante, todo es distinto. Un portero necesita experiencia. Y la experiencia es entrenar pero sobre todo es jugar. Quizás es difícil empezar en Primera. Hay porteros que lo hacen bien, pero a veces es mejor bajar un poco el nivel para aprender, ver lo que sucede y luego estar ya preparado. Con 22 años no pude jugar en Primera y me cedieron: hice una buena temporada en la segunda francesa. Eso me ayudó. A partir de ahí empecé a jugar en Primera.
-¿En qué se diferencian las ligas francesa y española?
-Son dos ligas diferentes. La francesa es más física y aquí es más juego, y me gusta más. Me gusta que juguemos a fútbol. Entiendo que en Francia no se juega tanto, pero cuando eres profesional los puntos son puntos, así que respeto también esa manera de proponerlo.
-¿La cocción del meta es mucho más lenta?
-Es mi manera de verlo. Un portero puede empezar a los 26 años. Pero imagínate estar de los 20 a los 26 jugando poco, creo que eso es complicado. Un año o dos se entiende, pero no tanto. Tienes que jugar para acostumbrarte a la exigencia del alto nivel.
-¿Las escuelas de porteros son distintas en España y Francia?
-Conozco la mentalidad de trabajar en España y es diferente a Francia. Estoy descubriendo cosas nuevas con Tommy y Jesús. Me ayudan a mejorar. Hay muchos detalles, y creo que los detalles pueden cambiar partidos.
-¿Le gustar ir interpretando lo que pasa en el partido en todo momento?
-Sí, pero tenemos que estar muy concentrados. Un portero debe tener el foco alto, en uno o dos segundos todo cambia, hay que ayudar al equipo, comunicar constantemente para cortar ataques.
-¿Qué supuso ser internacional con Francia y se ve de nuevo con continuidad?
-Es el objetivo de cada jugador. Con el tiempo o con una temporada buena puedo ponerme la camiseta de nuevo, estaría muy orgulloso, pero todo depende de mi trabajo.
-¿Le gustaría echar raíces aquí como dejó entrever en su presentación?
-Hace mucho tiempo que estoy en movimiento. El Espanyol es un club de alto nivel. Me gustaría hacer una buena temporada y hablar con el club si quiere contar más conmigo. Daré todo en el campo para ayudar a mis compañeros. Quedarme aquí es uno de mis objetivos.
-¿Ya tiene casa?
-Estoy en un hotel, no es fácil encontrar una casa, pero pronto estaré aquí con la familia y con todo listo.
-¿Cómo llega el Espanyol al comienzo de Liga ante el Celta?
-Llegamos bien. La pretemporada ha servido para mejorar, con muchos entrenamientos y partidos. Hubo momentos buenos y otros malos, pero el objetivo era mejorar y considero que estamos preparados.
-¿Cómo fue su aterrizaje en el Espanyol?
-Tenemos un buen grupo. Los compañeros tienen una gran mentalidad para ayudar a los nuevos que hemos llegado. Todos me han facilitado la adaptación. Tenemos convivencia a diario, entrenamos mucho, y me ha servido para concerlos bien.
-¿Quién le ha ayudado más?
-Darder habla francés y es más fácil para mí. Cuando no puedo comunicarme en español, él me ayuda. Con Sergi Gómez y Cabrera tenga buena relación. Es un grupo sano y con todos me llevo bien.
-También Tommy N’Kono habla francés. ¿Qué conoce de su historia?
-La historia de Tommy no la conozco en profundidad, pero si que sabía el nombre y que era el entrenador de porteros. Es una referencia para todos porque ha tenido una carrera increíble y tiene la experiencia para ayudarme en el campo. También me ayuda Jesús Salvador. El grupo de porteros formamos una familia pequeña y nos ayudamos todos.
-¿Tiene alguna superstición?
-No tengo. Simplemente llamo a mis hijos, quiero verlos. Lo hago para coger fuerzas, pero nada más.