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ATLÉTICO

Saúl se entrena en su sitio, pero...

Pero no ha entrado en los planes ‘titulares’ del Cholo en ninguno de los entrenamientos en la pretemporada.

Saúl, en un entrenamiento en Los Ángeles de San Rafael 2022.
JAVIER GANDULDIARIO AS

Es lunes por la tarde en Los Ángeles de San Rafael. El Atlético hace unas horas que aparcó su autobús frente al Hotel Sierra Segovia para comenzar su estadía de dos semanas. Campo de fútbol. Simeone comienza a repartir petos entre sus 29 soldados (27 más bien en ese momento, Felipe y João ya están bajo ese reparto de cargas que en realidad son molestias). Dos onces se definen. Tres futbolistas se quedan en la banda. Uno es Manu Sánchez. Otro, Riquelme. El último, Saúl Ñíguez (27 años). Un Saúl que vuelve al lugar donde ha vivido todas las pretemporadas de su vida después de haberse ido un año cedido al Chelsea. Una cesión que no salió como esperaba. Poco más de 1.200 minutos, 475′ en la Premier. Pasó frío, vio llover mucho, añoró más.

Desde el club y el vestuario destacan el talante y la actitud con la que ha regresado. Absolutamente humilde, absolutamente dispuesto a quedarse, absolutamente consciente de que debe volver a ganarse esos galones que tenía cuando se fue. Porque cuando se fue, Saúl llevaba dos años jugando a un nivel inferior del que se esperaba, del que una vez alcanzó, pero cuando se fue aún era, con Koke, el futbolista de campo con más minutos para el Cholo (4.246′ en la 2019-20; 2.673′ en la 2020-21). Era agosto cuando lo hizo, día 31, el fax en el ‘deadline’. Griezmann de vuelta, De Jong al Barça, Saúl al Chelsea. Esa misma madrugada, cuando todo ya era oficial, el futbolista concedía una entrevista a Ibai Llanos en su canal de Twitch en la que, se notaba, quería despedirse de la afición de ese equipo cuyo escudo lleva tatuado en el brazo, el Atleti, y en la que pronunció una frase que le perseguirá siempre. Pedí entrenar en mi posición y Simeone y Miguel Ángel pensaron que era mejor que me fuera”. Esa era la principal razón por la que se iba. Se entrenaba fuera de su sitio, en ese lateral al que comenzó a viajar cuando Filipe Luis se fue (2019), pero jugaba: 200′ en los primeros tres partidos de Liga disputados por el Atlético antes de su marcha a Inglaterra. Siempre atrás, por cierto; siempre como carrilero, en efecto.

En Inglaterra comenzó jugando allá donde es nativo, el centro del campo donde luce su zancada y su fútbol. Primer partido posible nada más llegar y titular ante el Aston Villa. La felicidad le duró sólo 45′, aquellos primeros. Perdió un balón en la zona del campo donde los mediocentros no deben perderlos, Tuchel torció el gesto y lo envió a la ducha tras el descanso. Allá enmoheció. Los cinco partidos que siguieron a cero, el sexto, dos minutos. Saúl terminaría jugando en la Premier en el lugar aquel del que huía, el lateral. Una posición que en el Atleti, en los días de pretemporada que lleva este verano, no ha catado, siempre entrenándose en el sitio donde más cómodo se siente, el mediocentro... Pero ¿qué es mejor, entrenarse allá donde no es tu sitio y jugar o hacerlo donde sí y ver pasar los partidos ante tus ojos, desde el banquillo?

Koke, Lemar, Reinildo, Hermoso y Lodi por delante

El Saúl que ha vuelto no ha pasado en ningún momento por el lateral, pero siempre ha visto el once titular, ese al que le falta petos, o desde la distancia de los banquillos, esos primeros minutos en el entrenamiento del lunes por la tarde en San Rafael, o desde la distancia del ‘no titular’. Los del once son otros. Y se fue a Londres, perdió la silla. En su lugar, ese que él le gusta en el medio, está Koke cuando el equipo se ordena 5-3-2 o está Lemar por delante. Ni siquiera en el lateral, allá donde entrenaba y al final jugaba, aunque no le gustara, está Reinildo, está Hermoso, está Lodi. Saúl busca su sitio. Será la segunda vez. La primera fue casi recién aterrizado en el primer equipo, tras la lesión de Tiago Mendes que le concedió la oportunidad de luchar por ser titular y hacerse un futbolista fundamental para Simeone. Entonces lo logró. La actitud para ello ahora está siendo la mejor. El año en Inglaterra le ha mostrado, quizá, cuál era en realidad la respuesta correcta.