Oficial: Ceballos renueva hasta 2027
Firma por cuatro temporadas, con una pequeña mejora de sueldo. “Donde algunos lo ven difícil, otros buscamos la oportunidad”, asegura. El Madrid tendrá siete medios este curso.
Ya es oficial: Ceballos se queda. Pese al overbooking que ha provocado la llegada de Bellingham, al riesgo de quedarse sin minutos en año de Eurocopa y a tener múltiples ofertas sobre la mesa (España e Italia, en la pole), ha preferido seguir en el Real Madrid. Una decisión muy meditada y decantada por la confianza que Ancelotti le ha transmitido cara a cara. Plena, transparente. Ceballos percibe que va a tener oportunidades y se siente con fuerzas para exprimirlas, hasta ganarse un puesto como titular. Su renovación por cuatro temporadas, de hecho, lleva intrínseca la percepción de que aunque a corto plazo pueda haber atasco en la medular, en el medio plazo, quedándose, tiene muchas opciones de ser importante en el Real Madrid. Dudó, pensó y decidió. La firma es un hecho: Ceballos, hasta 2027. Hasta los 30 años.
“Donde algunos se rinden, otros no”
“Donde algunos solo ven lo difícil, otros buscamos la oportunidad. Donde algunos se rinden, otros no dejamos de luchar por nuestros sueños. ¡Estoy ilusionado y feliz por seguir cuatro años más en el mejor club del mundo! El sueño continúa”, ha escrito el jugador en sus redes sociales.
Continúa su historia en Chamartín, donde llegó el verano de 2017 (previo pago de 16,5 millones al Betis). Tenía 20 años, era la estrella del Betis y una de las mayores promesas de una Sub-21 con Asensio, Kepa o Saúl, entre otros. Ese equipo, dirigido por Zidane, acababa de alzar la Duodécima en Cardiff. El 12 de julio se confirmó la marcha de James (al Bayern) y el 14, llegó Ceballos. Varita por varita, encomendado a competir con Kovacic e Isco, además de la ‘CMK’. Primero estuvo dos años en Chamartín: en su primero sólo fue titular en nueve partidos (cuatro de Liga y cinco de Copa) y en su segundo, aunque mejoró (pasó de 900′ a 1.900′), siguió viviendo con un sabor agridulce. El Big Bang no llegaba. Así que pidió salir cedido.
Fue algo de mutuo acuerdo entre el club (entendió que, con 22 años, corría el riesgo de estancarse; y que sentar a aquel Modric-Kroos era un imposible) y el jugador (no quería ser traspasado, pero veía con buenos ojos un préstamo). Así, comenzó el desfile de propuestas: llegó a reunirse con el Tottenham, estando muy cerca de firmar... ¡Pero Unai Emery entró en escena! Entonces técnico del Arsenal, habló con el futbolista y lo convenció. Ceballos, gunner. Allí fue un ídolo: 77 partidos en dos temporadas, ganando una FA Cup y decretando su presencia en los Juegos Olímpicos. El Madrid decidió recuperarlo, más consagrado. Y cuando en el horizonte asomaban las baldosas amarillas... apareció el tornado: lesión grave.
De Londres a un infierno
Aquel verano de 2021, en pleno agosto, fue el capitán de España en los Juegos Olímpicos. Y todo se truncó a los 41′ del primer partido, frente a Egipto: Mohamed Taher le pisó de lleno, ocasionándole una rotura completa de los ligamentos. Un desastre, que desató un infierno. Acababa de volver (“soy más maduro y deseo demostrarlo; quiero triunfar en el Madrid”, decía días antes en una entrevista con AS) y tuvo que pasarse hasta Navidad en la enfermería. 150 días exactos. Para colmo, regresó con desplante. Así que las aguas cristalinas, se pusieron turbias. Mucho. Y justo ahí, cuando todo parecía tocar fondo, Ceballos hizo click. Y nació un nuevo jugador. Desde entonces, quienes pasan todos los días en Valdebebas no se cansan de señalarlo como un jugador “de equipo”, “muy profesional” y “discreto”. Aparcó el ego, aparcó todo. Hizo reset y volvió.
Y poco a poco fue teniendo más minutos, siendo partícipe de la eliminatoria frente al City y en la recta final de Saint-Denis (de hecho, es inolvidable su carrera, en el descuento, que pudo ser el 2-0). Ceballos, que afrontaba su quinto año de contrato, sentía que la vida le empezaba a sonreír de nuevo. Y Ancelotti, que vio en él alguien muy diferente al de aquel desplante en Alcoy, terminó el curso regalando una frase que dio la vuelta al mundo: “Me molesta haberle dado tan pocos minutos; me pone triste, porque merecía más”. Con el puente tendido, Ceballos ha disputado este curso casi 2.000′, que podrían haber sido más de no haberse perdido todo octubre por una lesión en un entrenamiento (“dando un pase”). Él, pese a no ser titular, es feliz en el Madrid. Siente que atraviesa una dinámica positiva. Que va a más. Y ha decidido no tirar la toalla.
¿Tiene hueco?
Porque el panorama, si le hizo dudar, fue mayoritariamente por el overbooking que le presentaba. La llegada de Bellingham hace que este curso vaya a haber siete centrocampistas: Camavinga, Tchouameni, Modric, Kroos, Valverde, Jude y él. Siete. Pese a ello, ha recibido la confianza de Ancelotti en múltiples ocasiones; su confirmación de que va a ser importante. Y no porque se lo vaya a regalar, sino porque se lo ha ganado. No teme la competencia y tampoco se resigna a ser un suplente de oro. Ni mucho menos: se ve capacitado para discutirle la titularidad a Modric o Kroos (porque Bellingham y Camavinga están fuera de debate). Y eso que era un momento muy delicado: el verano de 2024 hay Eurocopa y sueña con recibir una llamada de De La Fuente. Tras casi tres años de sequía, el técnico lo citó ante Noruega y Escocia (en marzo), haciendo público el gesto de que lo sigue muy de cerca. Pero necesita jugar, brillar. Y va a por ello.
El Betis... esperará
De no haber renovado sus opciones pasaban por, mayoritariamente, España o Italia. Aquí, el interés del Betis, su “casa”, era público y notorio. Y él no escondía su cariño a Heliópolis. “Esta siempre ha sido mi afición, gracias”, dijo en el homenaje a Joaquín, donde se pegó un remojón de afecto. La cruz, en ese sentido, era que no jugaría Champions. La cara, que tenía ofertas de equipos que jugaban Champions en España... y muy potentes en Italia. De haber optado por salir, el abanico de pretendientes era grande. Pero Ceballos ha decidido quedarse. Pese al overbooking de la sala de máquinas y al riesgo de no ir a la Eurocopa, zanja el dilema: renueva por cuatro temporadas. Esta será su quinta en el Real Madrid, seis años después de firmar con 20 años. Camino de los 27, jugará en Chamartín hasta los 30. Casi toda una carrera, pese a todo y contra tanto. Casi una vida.