Los reyes del mundo
Se cumplen 50 años del triunfo del Atlético en la Intercontinental ante Independiente. Ratón Ayala e Iñaki Pacheco lo recuerdan con AS.

“Y al besar la red / un gol de Ayala / una voz salió / de entre la grada...”.
El Vicente Calderón estalló en ese momento que quedó para siempre en esa canción, himno rojiblanco. En el minuto 85 del Atlético-Independiente de Avellaneda. “El Cacho Heredia va a lanzar una falta en la frontal. El balón me llega y yo peino hacia Gárate, pero la defensa me devuelve la pelota, la paro con el pecho y la remato con la izquierda, casi cayéndome. Cuando sale de mi bota ya sé que será gol”, recuerda Rubén Ratón Ayala, autor de ese gol que le abría al Atleti las puertas de la historia rojiblanca y del fútbol español.
Goool. Grita un Vicente Calderón a rebosar, con 65.000 personas en su grada que sabían que nunca iban a olvidar ese momento. Es 10 de abril de 1975, una fecha grabada en letras de oro del club. Un día del que hoy se cumplen 50 años. El de un partido legendario. Ese en el que el Atlético ganó la Copa Intercontinental para dominar el planeta fútbol. Tres horas después nadie se había movido de su asiento.

El Atlético había perdido el partido de ida ante Independiente, 1-0. Balbuena marcó el único gol en un estadio Avellaneda de Buenos Aires con 60.000 espectadores deseando llevar en volandas a su equipo: Independiente, un histórico del fútbol argentino. En su plantilla, jugadores de talla internacional: Bochini, Pavoni, Galván, Percy Rojas o Balbuena. Había ganado las últimas cuatro ediciones de la Copa Libertadores. Con ese resultado, la victoria momentánea solo por un gol, todo quedaba para la vuelta. El 10 de abril de 1975 en el Calderón.
Pacheco; Melo, Heredia, Eusebio, Capón; Adelardo, Alberto, Irureta, Aguilar; Gárate y Ayala formaron aquella histórica alineación del Atlético. En el minuto 34 la eliminatoria estaba empatada. Fue Irureta. Lo recuerda el Ratón Ayala: “Su remate de cabeza acababa de igualar la ventaja que Independiente traía de Avellaneda: habían venido al Calderón a esconder el resultado y el balón, pero nada de eso ya tenían”. El plan de Luis Aragonés, entrenador del equipo desde hacía 18 partidos, desde que la marcha del Toto Lorenzo le había hecho saltar del césped al banquillo, había salido perfecto. “Adelardo tenía que encargarse de Bochini, Eusebio de Percy y Aguilar de Pavoni en la derecha para que Gárate y yo corriéramos en la izquierda. Cuando Irureta hizo el 1-0 sentí que lo teníamos, que esa final iba a ser nuestra, que esta vez no habría ningún alemán Schwarzenbeck en Bruselas, la Copa de Europa, para entrometerse entre el Atlético y este título”, repasa Ayala. El Atleti, sin ser campeón de Europa, se había puesto en la cima del mundo.

Luis había tomado una decisión a última hora que también le salió bien: José Pacheco, portero suplente, entraba en lugar de Miguel Reina. Es su hijo, Iñaki Pacheco, quien rememora para AS los recuerdos imborrables de aquella noche para su padre, el portero con más títulos en la historia rojiblanca, fallecido en 2022. “A mi padre le llenaba de orgullo haber sido el portero titular aquel día”, comienza. “Él hablaba de la Intercontinental como un partido para valientes. La situación geopolítica del momento, con aquella dictadura terrible en Argentina, por la que el Bayern se negó a ir a Avellaneda. Pero ellos sí que se decidieron a ir. Aquel era un equipo de gente brava, muy echada para adelante y así fue: ganaron aquel encuentro y se sacaron la espina por la final de la Copa de Europa en Bruselas, que ellos habían sentido ganada”, precisa. Esa noche que acabó con Adelardo, capitán, en su partido 500 con la rojiblanca, cuando eso nadie lo lograba, alzando al aire ese balón bañado en oro mientras esa música seguía, interminable.
“Y al besar la red / un gol de Ayala / una voz salió / de entre la grada...”.
Campeón sin la Copa de Europa
La Copa Intercontinental la jugaban el campeón de Europa y el de Sudamérica, pero aquel año participó el Atleti, subcampeón, por la renuncia del Bayern. El equipo bávaro alegó problemas de fechas, pero la realidad es que en Europa se veía el torneo con cierto recelo por la dureza de los equipos sudamericanos. En 1967, el duelo entre Racing y Celtic necesitó de un desempate que se conoce como la Batalla de Montevideo, con cinco rojas. Estudiantes elevó el listón y, en el 69, contra el Milan, terminó con tres detenidos (Poletti, Luján y Aguirre). Ajax (71 y 73) y Bayern (74 y 75) renunciaron.
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