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Atlético de Madrid

Adelardo: “La Intercontinental fue el colofón a mi carrera”

Hace 40 años el Atlético ganó 2-0 a Independiente en un Calderón abarrotado y se proclamó campeón de la Intercontinental. Adelardo levantó el trofeo.

Adelardo sostiene la Intercontinental conquistada hace cuatro décadas.
Adelardo sostiene la Intercontinental conquistada hace cuatro décadas.Jesús Aguilera

Hoy se cumplen 40 años de la consecución de la Copa Intercontinental por parte del Atlético (10 de abril de 1975) lo que ahora viene a ser el Mundial de Clubes.

—Fue un título muy importante para la historia del Atlético de Madrid. Fue un premio por la final de la Copa de Europa que no ganamos por verdadera mala suerte. Jugamos mejor que el Bayern Múnich, habíamos marcado el primer gol, pero el fútbol es eso, es así y al final no pudimos llevarnos el título en el partido de desempate. El premio para aquel equipo fue poder jugar y ganar posteriormente la Intercontinental.

—La eliminatoria de la Intercontinental con Independiente fue muy pareja. Se recuerda como un gran duelo futbolístico entre dos equipos muy importantes de la época, tanto en Europa como en Sudamérica.

—Es cierto, fue un gran duelo entre dos potencias. Recuerdo que había mucha expectación por aquel enfrentamiento. Jugamos en Argentina el primer partido y al llegar el aeropuerto estaba lleno de gente esperándonos. Había jugadores argentinos en el Atlético (Ayala, Heredia, Panadero Díaz), es decir que teníamos una buena camada de argentinos. Independiente era un gran equipo, campeón de Sudamérica y el campo estaba a reventar. No se encontraba en grandes condiciones, pues allí los campos los utilizan los mayores, los pequeños... Perdimos 1-0 y respondimos con una buena defensa y un buen contragolpe, que es la forma en la que jugábamos siempre.

—En la vuelta el Calderón también estaba a reventar...

—Estaba al rojo vivo, repleto de gente, ahora sí veo más veces el campo lleno, pero en aquella época no tanto y el campo se encontraba precioso. En mi carrera lo vi así dos veces: ese día y un año antes en el encuentro de vuelta de la Copa de Europa ante el Celtic de Glasgow. Fue impresionante.

—Y la victoria llegó al final, el 2-0 que les dio el título se consiguió en el minuto 86…

—Efectivamente, con gol de Ayala, que marcó medio trompicado, cayendo... Ayala era un jugador muy rápido y no tranquilo ni sereno. Él marcó el segundo gol e Irureta había hecho el primero.

—Ese triunfo debió ser el colofón a un gran equipo rojiblanco, con los Melo, Heredia, Capón, Eusebio, Irureta, Gárate...

—Por lo menos sí lo fue para mí. Yo ya llevaba 15 años en el club y me retiré dos temporadas después habiendo estado 17 años en la entidad. La Intercontinental fue la guinda de mi carrera deportiva. Se lo dediqué a mi padre, cosa que siempre hacía. Él fue el que me dijo: “Donde llegues, te plantes y no te muevan”. Son cosas que recuerdas en la vida. Para mí fue cumplir con mi deber, para el que había trabajado tanto durante tantos años

—¿Recuerda el momento en el que levantó el trofeo?

—Claro que me acuerdo, me acuerdo mucho. La levanté, la cogí, hay fotos con ella levantada y me la puse como si fuera un sombrero. Quería alzarla tanto que ya no podía más. No podía con ella. Mis compañeros me cogieron en hombros como a un torero y nos la fuimos pasando dando la vuelta al campo para que lo viera toda la afición. Cada uno la llevó un ratito. Entonces no había fiestas ni celebraciones ni Neptunos. Entonces todo el mundo entraba en la caseta, los directivos, también la prensa y se mojaba todo el mundo en champán. Nosotros estábamos mojados de sudor, pero todo el mundo acababa mojado también.

—¿Qué premio recibieron por ganar la Intercontinental?

—La verdad es que no me acuerdo, no lo sé. No te puedo decir en pesetas. No sé si serían 50.000 pesetas. Era lo que había en el fútbol, puesto que nosotros hablábamos con los del Real Madrid y transmitíamos a nuestros compañeros lo que ganaban ellos. Siempre nos decían que en cuanto ganáramos títulos podríamos llegar a su altura.

—Lo que sí recordará es el marcaje que le hizo a Bochini, la estrella de Independiente...

—Él era la figura argentina de Independiente, como un Sívori, casi como un Maradona, con una calidad individual excelente. Lo que ocurre es que al futbolista argentino, que es tan técnico, no le gusta tener un tío al lado todo el rato. Yo hacía lo que me decía Luis: podía irme al ataque pero en cuanto no tuviera la pelota tenía que buscar al 10, al 6, al que fuera, al que me tocara ese día, para estar detrás de él. A Bochini le cansé tanto que una vez me dijo: “Che, pibe, andate... andate a casa, dejame en paz...”. Yo le dije que gracias por lo de pibe, porque yo ya tenía 34 años.

—Pero estaba físicamente a tope...

—Creo que podría haber seguido algún año más, pero en el fútbol, como todas las cosas de la vida, tiene sus edades. Tú te sientes bien, pero cuando ves a otros jugadores pasar como una bala entiendes que el rival tiene 20 años y tú 34. Es algo lógico.

—Para muchos esta Intercontinental fue el título más importante en la historia rojiblanca...

—Ya digo que para mí fue el colofón, la guinda de mi carrera, un premio especial por la ilusión tan grande que nos hizo conseguir este trofeo. No se pudo conseguir la Copa de Europa, pero a cambio tuvimos el premio de ese título que era como el actual Mundial de Clubes.

—Un año antes, un 10 de abril de 1974, el Atlético jugó el partido de ida de la semifinas de la Copa de Europa ante el Celtic en Glasgow, con el arbitraje ya célebre de Babacan...

—En esa Copa de Europa hicimos un campeonato bárbaro y llevábamos mucho tiempo sin jugar como jugamos esa competición. Reina estuvo rebosante, era un monstruo de la portería, estaban Melo, Ovejero, Heredia, Capón, Panadero Díaz, Eusebio, Ufarte, Luis, Gárate, Irureta... Un gran equipo en el que, además, éramos amigos y estábamos siempre juntos. Una de las anécdotas que ya se ha contado es que el día antes, en un pequeño parque que había al lado del hotel, jugamos un seis para seis. Ovejero y Panadero tuvieron una pequeña rencilla y tuvimos que separarlos. En la comida fuimos los jugadores y les dijimos que se dieran un abrazo, que no había pasado nada, que al día siguiente había un partido muy importante. Ésa fue una anécdota. La otra es del entrenador. Lorenzo llevaba la radio puesta con el cassette del ‘Viva España’ de Manolo Escobar. Iba todo el día con ello puesto y nos sabíamos de memoria la canción.

—Un poco durillos sí fueron en el partido en el que Babacan les dejó con ocho...

—Nosotros no íbamos con esa intención y sí con la idea de jugar un partido como siempre. Pero ellos empezaron a dar patadas y nos dijimos: “O actuamos o nos matan”. Devolvimos los golpes y dimos, claro que dimos. Y ahora hablan de que el Atlético es un equipo violento (risas). Nosotros teníamos ese arma guardada y si había que utilizarla, la sacabas y se utilizaba.

—Ahora el Atlético de Simeone tiene una opción de intentar pelear de nuevo por la Champions...

—El trabajo del Cholo ha sido impresionante. El equipo llevaba unas temporadas abúlico, aburrido, sin ganas y estos años con el Cholo se ha notado muchísimo. Ha renacido. Es un Atlético que no se rinde nunca, que desde el primer momento está ahí en el campo, que sabe lo que quiere y cómo jugar. Quizá le falta un poco de gol y un poco de más orden en el centro del campo. Pero el equipo está fuerte y puede hacer frente a cualquiera, tanto en España como en Europa.

—Incluso al Real Madrid...

—A cualquiera. Incluso al Real Madrid.

—¿Le recuerda la personalidad de este Atlético a la de ese equipo campeón de la Intercontinental que formaban ustedes?

—Sí, porque como decía nuestro presidente van como Fuenteovejuna, todos a una. No me gusta comparar equipos, cada uno vive una etapa diferente. En la de ahora hay jugadores de mucha calidad, en el de entonces también. Pero un equipo es una mezcla de todo, de fuerza, de valentía, remate, gol, la portería... Este Atlético está conjuntado y con ganas de tumbar al que se ponga por delante.

—¿Qué daría por ganar la Champions?

—Todo. Me podría retirar tranquilamente. El Atlético se merece un título así desde hace mucho. Se merece este título. Y no me quiero hacer muchas ilusiones pero no me importaría que hubiera una final Atlético-Bayern Múnich.

—Para cumplir la revancha de la Copa de Europa que perdieron...

—Efectivamente. Ojalá se pueda dar. Sería un bonito homenaje para los que jugamos aquella final. Y sobre todo que se ganara por fin.