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REAL MADRID

La Roca Rüdiger

El alemán deslumbra a Ancelotti por su capacidad física y le permitirá tener la defensa más adelantada. Fue el jugador más veloz de la Premier (36,7 km/h)...

Rüdiger, trabajando su físico con el Madrid.
Rüdiger, trabajando su físico con el Madrid.Realmadrid.com

“Crecí en un lugar donde tenías que ser duro. Allí la cosa era fácil: tú o él. Tenías que defenderte en cualquier momento. Era un lugar en el que, si te caías, te levantabas solo. ¿Quién te iba a ayudar realmente?”. La dura infancia en el suburbio berlinés de Neukölln, narrada por Antonio Rüdiger (29 años) en una entrevista íntima realizada en el pasado, explica a la perfección la dureza de su carácter. “Tuchel quiso saber de dónde procedía mi agresividad en el campo y mi hambre, y le conté mi infancia y cómo solía jugar tan duro en las canchas, con niños mucho mayores que yo, y que ese fue el motivo por el que todos comenzaron a llamarme Rambo”.

La fortaleza física de Rüdiger tampoco era ningún secreto cuando el Madrid apostó por él. Pero su condición ha sobrepasado, con mucho, las expectativas de Ancelotti y su cuerpo técnico, que ven por fin en su mano la posibilidad de adelantar las líneas y hacer una presión alta efectiva, uno de los pocos déficits del equipo campeón de Liga y Champions la pasada temporada. Con Rüdiger llega una roca al Madrid. Viene de ser el jugador que alcanzó la punta de velocidad más alta en la pasada Premier (36,7 km/h ante el Brighton), por encima de especialistas como Adama Traoré (36,6 km/h) o Konaté (36,2 km/h). Con él, el Chelsea dejó su puerta a cero en el 40% de los 202 partidos en que fue titular. Pero Rüdiger es mucho más. La pasada campaña fue el cuarto jugador que dio más pases en la Champions (769, de ellos 679 buenos), sólo por detrás de Rodri, Kroos y Modric. Del mismo modo, sólo cinco centrales dieron más de 1.000 pases en campo contrario en la Premier: Laporte (1.208), el propio Rüdiger (1.075), Ruben Dias (1.024) y Van Dijk (1.005).

“Crecí en un lugar donde tenías que ser duro. La cosa era fácil: tú o él. De donde vengo la presión no es por el fútbol, es por saber si comes o no mañana”

Rüdiger, sobre su infancia

Aseguran desde el entorno de Antonio Rüdiger que la clave de su éxito es que se entrena invariablemente al 120%. Sus prestaciones son fruto del trabajo diario. El central cuida especialmente que su sueño sea de calidad y descansa en un dormitorio convertido en una especie de cámara hiperbárica que cuida que sus niveles de oxigeno en sangre sean los idóneos. Así, previene lesiones musculares y facilita la recuperación de la fatiga. La nueva estrella del equipo blanco ha mandado construir un gimnasio en su nueva casa de Madrid y está en vías de contratar un fisioterapeuta-preparador personal (una figura que le acompaña desde sus etapas en Roma y Londres). Rüdiger sigue una política de alcohol cero, sólo bebe agua y cuida al extremo su alimentación.

Orígenes especiales

Los aficionados del Madrid comprobarán pronto el carisma del nuevo central del Madrid. Cálido y abierto hasta la médula en las distancias cortas, su personalidad también está forjada con robustez por lo vivido en su infancia. La guerra civil obligó a su madre, Lily, a huir de su Sierra Leona natal, desde donde tuvo que emigrar a Alemania. Allí conoció a Matthias Rüdiger, otro sierraleonés con el que formó una familia en el distrito de refugiados de Neukölln, en Berlín. Nada era fácil allí. Papá Rüdiger trabajaba fregando platos en la cocina de un restaurante y su madre cuidaba de Rüdiger y sus cinco hermanos. Por eso, el ahora madridista nunca siente la presión. “De donde vengo, la presión no se trata de fútbol, se trata de saber si vas a comer mañana o no”. Y responde a ese prototipo de futbolista salido de la más absoluta dificultad que ahora no olvida sus orígenes. Su primera camiseta fue fabricada en casa para que se pareciese a la de Weah y dio sus primeras patadas a un balón, con zapatos normales de calle, rodeado de muros cubiertos de grafitis. “No había dinero para botas”, rememoró en entrevistas pasadas. “Pero no importa, habría jugado descalzo. Crecí así, es mi escuela, y no me avergüenzo de nada. Vivíamos en un apartamento minúsculo de un edificio de refugiados... De Sierra Leona, árabes, africanos. Todos mezclados. La vida no era fácil, pero lo entendíamos”.

Rüdiger, durante una visita a Sierra Leona.
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Rüdiger, durante una visita a Sierra Leona.Rüdiger

Rüdiger creció queriendo ser como su hermano, Sahr Senesie (Borussia y Eintracht, entre otros), que se desempeñó como futbolista profesional en la posición de delantero y que ahora es su representante. Aunque sorprendió en la rueda de prensa de su presentación diciendo que el portugués Pepe había sido una inspiración para él (quizá una concesión a la afición madridista), sus modelos a seguir fueron el también berlinés Jerome Boateng y Mats Hummels, quienes precisamente emergieron en el Borussia Dortmund (a donde fue con su hermano Sahr) en el que fue invisible para Klopp. Su decisión de ir al Stuttgart fue un acierto. Después fue el Roma de Spalletti (un maestro para él) quien pagó 10 millones por tenerlo dos temporadas. Luego el Chelsea (35 millones), en el que ha triunfado sobradamente en sus cinco temporadas en la Premier... Ahora, Rambo, la roca que ya tiene Ancelotti, arranca su último sueño en el Real Madrid.