Espíritu Raducanu: un feliz debut, heridos, arresto, ruina y renacer
Ante el Villarreal iniciaron los pericos el accidentado camino hacia su salvación de 2004, con el debut y gol crucial de un ariete envuelto en escándalos y con una nueva vida a sus 46 años.
Por La Cerámica pasan irremediablemente todas las aspiraciones del Espanyol de quedarse en Primera División. Pese a jugarse entre semana, este jueves a las 18:30, habrá caravana hasta Vila-Real y el club perico sufragará el viaje en autocar de hasta 516 socios, tantos como plazas existen en la zona visitante del estadio.
Se busca héroe en una misión blanquiazul que recuerda absolutamente a la gesta iniciada también frente al Villarreal hace ahora casi dos décadas, el 1 de febrero de 2004. En el estreno con la camiseta blanquiazul de un ignoto goleador. Vuelve el espíritu Raducanu. ¿Qué fue de ello? ¿Y qué fue de él?
Venía entonces el equipo de caer ante el Betis en el anterior partido, 1-2 en Montjuïc. Se situaba a siete puntos de la permanencia cuando se habían jugado 21 jornadas. Y acababa de cerrar la persiana de un mercado de invierno en el que había fichado el Espanyol a un delantero desconocido y que venía de ser el ‘pichichi’ de su Liga, a bordo del Steaua de Bucarest: Claudiu Nicu Raducanu. Llegado desde Rumanía, en su presentación, el 26 de enero, llegó a afirmar: “Estamos en manos de Dios para salvarnos”. Aunque también en las suyas.
Y así se certificó el día de su debut: entró en el minuto 70 del Villarreal-Espanyol y por Pierre Wome. Buscó Luis Fernández la pólvora que le faltaba porque Raúl Tamudo estaba sancionado. Y explotó. A un minuto del final, conducía Iván de la Peña una contra, cedía a la derecha para Maxi Rodríguez, quien centraba para que Raducanu le ganara la partida a Pepe Reina, que vuelve a ser el meta ‘groguet’ 19 años después. Al médico, Juan Carlos González, le había avisado en el entrenamiento del día previo de que eso iba a a pasar: un visionario.
Eran tres puntos valiosísimos que situaban la permanencia a cuatro, aunque alejaban a los locales de su clasificación para la Champions. Y que el rumano fue a celebrar con los 600 pericos presentes en Vila-Real. Mauricio Pochettino le animó a acercarse, les lanzó su camiseta y cedió la valla, con el resultado de unos 30 heridos leves. Como la mítica socia Ivette, con una lesión en un hombro.
Se salvaría el Espanyol, y se iría Raducanu, protagonista también en otro choque decisivo ante el Atlético, y que volvió años después para jugar en el Poble Sec, el Gavà, el Premià y hasta en la Penya Blaugrana de Sant Cugat. 13 clubes a lo largo de su carrera. Sus peripecias no fueron, no obstante, todo lo agradables que hacía presagiar esa mágica tarde ante el Villarreal.
Recientemente explicaba Sabin Ilie (hermano menor de Adrian, ‘la Cobra’), excompañero suyo en el Vislui, que “mucha gente se aprovechaba de él”. Y detallaba anécdotas como ésta: “Me explicaron que pagó 1.500 euros por un cambio de aceite, cuando todo el mundo pagaba alrededor de 100″.
Arrestado años después en México por el presunto uso de tarjetas de crédito falsas, arruinado en buena parte por un interminable litigio con su exmujer, en 2019 se volvió a casar, es padre de una niña y a sus 46 años ejerce en su Craiova natal como profesor de educación física, sin dejar de dar nombre a un capítulo que espera emular el Espanyol este mismo jueves: el Espíritu Raducanu.