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FRANCIA

Un proyecto a la deriva

El PSG se encuentra en una situación delicada otro año más. Ni siquiera tiene garantizada la Ligue 1. El Parque de los Príncipes es un polvorín contra la plantilla y están hartos de promesas.

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Soccer Football - Ligue 1 - Paris St Germain v Lorient - Parc des Princes, Paris, France - April 30, 2023 Paris St Germain's Lionel Messi reacts REUTERS/Christian Hartmann
Soccer Football - Ligue 1 - Paris St Germain v Lorient - Parc des Princes, Paris, France - April 30, 2023 Paris St Germain's Lionel Messi reacts REUTERS/Christian HartmannCHRISTIAN HARTMANNREUTERS

En mayo de 2022, el PSG pasaba de la decepción a la euforia. Nasser Al Khelaïfi, con un Parque de los Príncipes abarrotado, anunciaba la renovación de Kylian Mbappé por todo lo alto. Después de un año complicado, en el que únicamente se logró el título de la Ligue 1, mantener dos años, que podrían ser tres si el jugador ejecuta unilateralmente la opción suplementaria que dispone, a la pieza angular del proyecto, hacia ganar tiempo a un equipo que parecía abocado al ostracismo.

La llama de la felicidad fue poco a poco apagándose. Aunque el PSG decidió cambiar de entrenador y de director deportivo, anunciando las llegadas de Galtier y Luis Campos, un año después no sólo se han repetido los errores, sino que la imagen del club se ha deteriorado todavía más en un año para olvidar que, aunque no se ha cobrado sus primeras víctimas, podría hacerlo en las próximas semanas.

El tropiezo este domingo contra el Lorient, por 1-3, consumando la novena derrota del 2023, cinco más que en todo el año pasado, no hizo más que agudizar la crisis de un compendio de individualidades que ha tocado fondo definitivamente. Se estrelló contra la lona en marzo, después de caer con estrépito ante el Bayern en los octavos de Champions, dos semanas después de haber caído en manos del Marsella en los octavos de la Copa de Francia, pero el escenario podría ser todavía más pesimista. La victoria del conjunto marsellés este domingo le coloca a cinco puntos del PSG que, aunque dispone de un calendario muy favorable, los jugadores han tirado la toalla, esperando que acabe una temporada que está siendo para olvidar.

El Parque de los Príncipes, aun sin los ultras, sancionados por utilización de material pirotécnico, no titubeó a la hora de dedicarle una sonora pitada a los jugadores. La afición está harta de promesas vacías, de proyectos indefinidos, de futbolistas que no dan la talla con una masa salarial, que asciende a 729 millones de euros, inédita en el fútbol. El Lorient fue otro de los equipos que olió la sangre y la saboreó sin apenas resistencia.

Zidane, Mourinho o Motta, en la pole

El futuro del PSG es ominoso, desconocido, indescifrable. Empezando por el entrenador. Galtier, aunque repite sistemáticamente en las ruedas de prensa que “está legitimado” para entrenar al equipo la próxima temporada, está acusando una falta de autoridad en el vestuario que podría costarle el puesto. Los aficionados, incrédulos, piden su destitución desde hace meses. El club, entretanto, no quiere dar síntomas de puertas hacia fuera de debilidad y prefiere esperar hasta final de temporada para tomar una decisión. En el horizonte aparecen nombres como Zidane, Mourinho o Thiago Motta, pero analizando la situación actual, es difícil imaginar que un entrenador quiera entrar en uno de los vestuarios más difíciles de gestionar de Europa, sino el que más.

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HANDOUTREUTERS

Los jugadores tampoco responden, en una clara evidencia de que el proyecto no da más de sí. Messi, contra el Lorient, se apagó. Verratti y Marquinhos, pesos pesados de la plantilla, encarnan el agotamiento mental y anímico de un equipo sin apenas alternativas en el banquillo. Y Ramos, que intenta apagar los incendios, se desvanece ante la falta de contundencia y liderazgo de sus compañeros.

Dudas con Mbappé y Messi; obstáculo Neymar

El PSG ganó algo de tiempo con la renovación de Mbappé, pero tendrá que lidiar la próxima temporada con la ampliación de contrato, impredecible, del internacional francés. El delantero pidió garantías deportivas para seguir, algo que ni mucho menos le han garantizado Luis Campos, fichado precisamente por su cercanía al jugador, y Al Khelaifi, que teme perder a su estrella gratis la próxima temporada. Este verano, como viene siendo habitual, será decisivo para el proyecto. Si la dirección deportiva le ofrece certezas, la continuidad del crack de Bondy será posible. De lo contrario, existirá un culebrón por el que ya pasó el club hace no mucho tiempo.

La salida de Messi parece ahora mismo ya una realidad. El argentino, fichado para ganar la Champions, ve cómo el megaproyecto de estrellas forjado por Qatar se desvanece con la rapidez con la que cae un castillo de naipes. En diciembre llegó a un principio de acuerdo con el PSG, pero el Mundial, la prematura eliminación de Champions, los pitos del Parque de los Príncipes y su deseo de volver al Barcelona, que tiene que cuadrar cuentas para acometer su vuelta, le alejan de la capital francesa. Si se consuma su salida, el conjunto parisino dispondrá de mayor margen económico para el mercado de fichajes, cuyo objetivo es, sin duda, rodear de la mejor forma posible a Mbappé.

Neymar, sonriente en el palco.
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Neymar, sonriente en el palco.FRANCK FIFEAFP

Con la posible renovación de Ramos, sin oferta formal todavía, el PSG también deberá lidiar con Neymar. Aunque Qatar quiere que salga en junio, su situación contractual, con vinculación hasta 2027 con la entidad de la capital francesa, hace casi imposible divisar un escenario en el que el brasileño abandone el club. La última lesión que sufrió, en los ligamentos del tobillo izquierdo, le alejaron de los terrenos de juego en el momento más decisivo de la temporada. Los aficionados, hartos, también desean que salga. Pero Ney está feliz en París y no piensa renunciar a un solo euro de su contrato.

El PSG vive en un bucle constante de decepciones. El próximo mercado será trascendental, pero es el mismo mensaje que se lleva repitiendo años a orillas del Río Sena con prácticamente el mismo desenlace, decepcionando continuamente. Si Qatar desea tener éxito en Europa, su gran obstáculo desde hace diez años, deberá dar un giro de tuercas al proyecto, debilitado continuamente y con una amenaza real de terminar el año sin un solo título, siempre y cuando el Marsella le recorte cinco puntos en los próximos cinco partidos, misión casi imposible, aunque matemáticamente no se pueda decir lo contrario.