Revolución en Múnich
El equipo alemán, después de cerrar a Mazraoui, Gravenberch y Mané, sigue buscando refuerzos. Laimer podría ser la guinda y confía en que Lewandowski se acabe quedando.
En Múnich jamás se acostumbrarán a estar de vacaciones cuando se reparten los títulos que importan. Ocurrió este año, después de alzarse con una décima ensaladera consecutiva que supo a poco, que el Bayern vio desde el sofá cómo el Real Madrid ganaba la decimocuarta y el Leipzig levantaba la Pokal. Tocaba reinventarse. Revolucionar la plantilla. Dar un golpe sobre la mesa. La decisión estaba tomada desde que el Villarreal hiciera pedazos al Bayern eliminándole en los cuartos de final de la Champions y, siempre fiel a los principios bávaros, no se ha tardado en acudir con firmeza al mercado para volver a construir un Bayern ganador.
A mediados de junio, los muniqueses ya cerraron un total de tres operaciones que comienzan a dar cara al que será el gigante alemán del futuro. El lateral Mazraoui, el todocampista Gravenberch, ambos procedentes de la fábrica de talentos del Ajax, y, sobre todo, Mané, estrella del Liverpool con ganas de abanderar el proyecto muniqués, dan un salto de calidad mayúsculo a la plantilla bávara. Entre los tres, el Bayern se ha gastado tan solo 50 millones de euros en pagos fijos, una suma que podría aumentar si se llegan a cumplir una serie de objetivos. Laimer, al que el técnico Nagelsmann conoce de su etapa en Leipzig y define como “máquina de presión”, podría ser la guinda a un proyecto cuyo claro objetivo es devolver al Bayern a la cima de Europa.
El encargado de crear el entorno idóneo para que futbolistas de la talla de Mané puedan brillar sigue siendo Nagelsmann. A sabiendas de que se trataba de un proyecto a largo plazo, los mandamases muniqueses le dotaron de un contrato hasta 2026 y, tras una temporada poco satisfactoria, entienden que, ahora, dispone de todo lo que necesita para devolver al Bayern a la cima. Para ello, Nagelsmann baraja cambiar el 4-2-3-1 con el que Flick se alzó con el sextete por un 4-3-3 que acumule el máximo número de efectivos arriba con el fin de desplegar un fútbol más ofensivo y vertical con el Liverpool de Klopp o el City de Guardiola como modelos a seguir.
Con alguna que otra salida como la de Süle, Tolisso o Marc Roca ya cerradas (Sabitzer también se sitúa en la rampa de salida), el Bayern es consciente de que una pieza fundamental en su esquema sigue siendo la de Lewandowski. Son conscientes en Múnich de que, a corto plazo, no encontrarán a ningún futbolista que le garantice una cifra de goles por temporada que siquiera se acerque a la de la estrella polaca. Muy a pesar de haber dejado claro que su intención es salir, el Bayern sigue cerrándole la puerta de salida. En Múnich no pierden la esperanza de volver a ganar el corazón de Lewy para la causa. Saber a otro crack como Mané a su lado puede ayudar.