Milagro en San Marino: ganan el primer campeonato de su historia con un gol en el 87′
La liga de una de las naciones más minúsculas del planeta acaba de resolverse de forma tan agónica como emocionante: un tanto a ultimísima hora de Golinucci permite a la Virtus Acquaviva conquistar el único ‘scudetto’ que han logrado en 60 años.
Llegando como estamos al tramo final de la temporada, donde las superestrellas del balón se preparan para dar lo mejor de sí mismas, los grandes equipos luchan por la gloria eterna que da el triunfo y los aficionados sueñan con ver a sus ídolos levantando los trofeos más prestigiosos, demasiado a menudo restringimos el foco y nos centramos únicamente en las competiciones de más alto nivel. En cierto modo es comprensible, la élite lo es por algo y a nadie sorprende que capte más atención... pero muchas veces nos olvidamos de que en las catacumbas del infrafútbol también hay historias épicas que, a su altura y con sus limitaciones, también merecen aplauso y admiración. El ejemplo más reciente lo ha protagonizado la AC Virtus Acquaviva, flamante campeona de San Marino.
El equipo verdinegro acaba de proclamarse, este mismo sábado, el mejor de su microscópico país gracias a una sufridísima victoria en casa del Tre Penne, vencedor del año pasado. Los tres puntos eran imprescindibles, puesto que este año la liga, de 16 participantes, no se ha podido decidir hasta la última jornada, ante la igualdad casi total entre Virtus y La Fiorita. Empatados a absolutamente todo, los azules y amarillos de Montegiardino iban a lograr su séptimo título gracias a la diferencia de goles... hasta que una acción individual del centrocampista Alessandro Golinucci cuando apenas faltaban tres minutos para el final estableció el 0-1 definitivo. Que podía haber llegado antes, pero el delantero Ivan Buonocunto tuvo la mala fortuna de fallar un penalti con el segundo tiempo recién comenzado.
La Virtus se cose en el pecho el scudetto sanmarinense con unos números sorprendentes: 79 puntos en 30 jornadas, conseguidos en 26 victorias, un solo empate y apenas tres derrotas en todo el curso. El plantel entrenado por el italiano Luigi Bizzotto, y en el que (como en casi todos en aquella tierra) conviven a partes iguales transalpinos y autóctonos con algún que otro foráneo más exótico, se lleva como premio clasificarse a la próxima edición de la Champions League. Eso sí, a la primera ronda previa, como le corresponde a la 55ª y última liga de Europa según el ranking de coeficientes de la UEFA. Nadie sueña, ni de casualidad, con avanzar más lejos, pero el mero hecho de poder ver fútbol internacional y, quién sabe, si el sorteo es benévolo emparejarse con algún rival potente de países como Hungría, Rumanía o Bulgaria ya es más que suficiente.
Habrá gran fiesta en Acquaviva, el municipio (castello) más occidental del país, donde se fundó la Virtus hace ya exactamente 60 años. Durante un tiempo compitió en la liga italiana, sin pasar jamás de regional, aunque tras la creación de la liga sanmarinense en 1985 se integró en el sistema nacional, en el que casi siempre ha sido uno de los destacados pero nunca hasta ahora había logrado imponerse. Podemos afirmar que estamos en plena época dorada del club, que ahora mismo es también el vigente campeón de la Copa Titano (llamada así en homenaje al pico más elevado del exiguo territorio nacional) y de la Supercopa. Estos tres títulos, junto a otra Supercopa de 1988 cuando el formato era a cuatro participantes, parecido al que tenemos ahora en España, componen todo su palmarés. Acquaviva, pese a contar con el tercer estadio más grande de la nación (aforo de 900 espectadores), nunca ha sido famosa por su fútbol: si por casualidad has oído hablar de este pueblo puede que sea por la pista della Baldasserona, uno de los circuitos de motocross más célebres del planeta... o por la Cesarini, la fábrica que aglutina casi toda la producción estatal de licores y espirituosos.
Ojo: ya hay campeón, pero la Liga no ha terminado. Aunque ya no es tan deliciosamente caótico como hace algunos años, el formato de la primera división más modesta de Europa (y casi del mundo) mantiene su punto de extrañeza. Una vez decidido el nuevo rey, falta por conocer a los otros dos representantes de la Serenísima República en las competiciones continentales, concretamente en la primera ronda previa de la Conference League. Uno de ellos será, sí o sí, La Fiorita, en su condición no de subcampeón liguero sino de finalista de Copa, ya que su rival en el partido clave, el jueves que viene, será precisamente la Virtus. Así las cosas, quienes acaben entre los puestos 9 y 12 disputarán una eliminatoria de la que saldrán dos equipos, que se sumarán a los clasificados entre el 3º y el 8º para jugar un playoff que decidirá al otro defensor del honor nacional fuera de sus cortísimas fronteras. Hoy mismo quedan por jugarse tres partidos que terminarán de definir todas las posiciones.
¿Enrevesado? Sin duda, pero créenos, mucho menos que antes. Compréndelos, son poca gente (35.436 habitantes según el último censo, algo menos que Teruel capital) y algo raro se tienen que inventar para no aburrirse. Y más teniendo en cuenta que se quitan la parte más angustiosa de una liga, que es el riesgo de descenso, porque no hay segunda categoría; todos y cada uno de los 15 equipos que caben en el país participan en la división única. De hecho, desde este año hay un 16º que en rigor no es un club: la San Marino Academy, una especie de selección de los mejores talentos locales en edad juvenil que se ha inventado la federación nacional para dar visibilidad y posibilidades de promoción a los jugadores jóvenes más destacados. Todos sus equipos están integrados en los campeonatos italianos, salvo el Sub-22, que se queda en su propio país porque no existe torneo específico de su edad en Italia y así los futbolistas se garantizan gran cantidad de minutos de juego. Podría parecer que, estando auspiciados por las autoridades federativas, iban a causar suspicacias en sus rivales, pero de momento no se ha quejado nadie porque el hecho de ser el competidor número 16 facilita mucho la logística... y porque, al menos de momento, no son un oponente muy peligroso: en su primera temporada de vida aspiran a, como mucho, el 13º puesto. A corto plazo no parece que la Virtus tenga que preocuparse por ellos.
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