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Y Luka Modric volvió a sacar su violín

El Madrid hizo historia en el Camp Nou al son que quiso el centrocampista croata, sobre todo en una segunda parte para el recuerdo. Luka respondió con un partidazo a los obtusos que llevan demasiado tiempo queriéndole fuera del once titular en los partidos trascendentes. Ancelotti, fiel a sus costumbres y a sus futbolistas más leales, no se mueve ni un milímetro de sus ideas y sigue considerando al croata como la pieza angular de su centro del campo. Y Modric devuelve la confianza de su jefe cuidándose como un monje y con la ambición de un juvenil.

A estas alturas resulta inexplicable y con un toque ofensivo que el teléfono del croata no suene desde la parte noble del club para firmar de inmediato su renovación porque es patrimonio de la historia madridista más brillante. No se trata de un premio a un veterano exprimido que lo ha dado todo en una carrera ejemplar, se trata de reconocer como se debe el trabajo de un futbolista ejemplar. El Madrid no puede consentir una nueva rueda de prensa en la que el jugador reconozca que no tiene noticias sobre su futuro. Modric merece una renovación a lo grande con un acto a la altura de uno de los mejores centrocampistas de la historia del club. Basta de rumores interesados y de pelotas más preocupados por el carnet de identidad que por el césped. Luka es leyenda y su continuidad sería el mejor mensaje para un vestuario en el que algunos tienen tendencia a la melancolía y el abandono. Seguro que no va a ser eterno, pero realmente lo parece...