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LLEIDA-ALAVÉS

Pablo Gómez: “A la Copa hay que darle la importancia que tiene”

El histórico exjugador del Alavés analiza la eliminatoria ante el Lleida, club al que también perteneció. Es el único vitoriano que disputó minutos en la final de la Copa de la UEFA.

PABLO GOMEZ EXJUGADOR DEL LLEIDA Y DEL DEPORTIVO ALAVES
PAULINO ORIBEDiarioAS

Pablo Gómez Ortiz de Guzmán (Vitoria, 21 de mayo de 1970) regenta ahora mismo el bar-restaurante El Parlamento, al lado de la Catedral Nueva de Vitoria. Pero, como profesional, el fino centrocampista zurdo jugó en el Aurrera, U.E. Lleida, Rayo Vallecano, Valladolid, Alavés, Levante y Ciudad de Murcia. Es el único vitoriano que disputó minutos en la final de la Copa de la UEFA ante el Liverpool el 16 de mayo de 2001. En la capital ilerdense estuvo tres temporadas y fue muy feliz. Una voz autorizada de cara al partido copero de mañana entre el Lleida y el Alavés.

¿Qué le viene a la cabeza cuando le decimos la palabra “Lleida”?

Todos los recuerdos son buenos. Me voy del Aurrera sub-19 con mi amigo Raúl Ojeda. El míster me pone de lateral derecho y Raúl, de portero. Fueron tres años en los que lo pasamos muy bien jugando al fútbol. Estuve con Mané y yo creo que hasta el míster se divirtió en aquella temporada de 1991.

En ese equipo estaba Emilio Amavisca, ¿verdad?

Y con Walter Lozano, Francisco Aleña o el Tubo Fernández. Hace no mucho nos juntamos por allí la quinta del 91. Estuvimos a punto de meternos en el ascenso y lo pasamos de maravilla.

Terminaron quintos y también hicieron una buena Copa del Rey.

De la Copa no me acuerdo tanto porque para nosotros tampoco era lo más importante. Igual para el club, por el tema de las taquillas, sí pero nosotros nos centrábamos sobre todo en el tema de la liga. Sí recuerdo que Amavisca se salió, luego volvió al Valladolid y, más tarde, incluso jugó en el Madrid.

Estuvo desde 1988 y terminó en el 91. ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones?

Lleida ha cambiado mucho pero, cuando yo llegué, ibas al club y la fachada se estaba medio cayendo. Luego las cosas fueron cambiando. El campo terminó siendo una alfombra. Aleñá, el padre del que está ahora jugando, no me dejaba montar en el ascensor porque era el novato. Empecé a recibir patadas de verdad en los entrenamientos y esas cosas. Pero bueno, fui aprendiendo el oficio. Guardo muy buenos recuerdos de esa época. Era un chaval de 19 años, la primera vez que salía, imagínate.

Fue la época gloriosa de la Unió Esportiva Lleida. Ahora han cambiado mucho las cosas y el club que representa a la ciudad es el Lleida Esportiu de Segunda Federación.

Recuerdo que Mario Durán estaba de presidente. Hacía un gran tándem con Mané y con Ondarru. De secretario técnico estaba Agustín Lasaosa. De hecho, luego se subió pero se fueron marchando poco a poco y terminaron por cambiar las cosas.

Cuando Mané cogió el Alavés, las concentraciones de pretemporada se hacían en los Pirineos franceses. ¿Todo empezó en aquel Lleida?

Yo no fui a Luchón nunca con el Lleida pero lo de la elección de Mané para ir a Luchón sí es de esa época, de cuando estaba entrenando al Lleida. Creo que empezaron un año después de mi marcha, cuando me fui al Rayo Vallecano.

¿Cómo ve al Alavés y cree que llegará lejos en la Copa del Rey?

A la Copa hay que darle la importancia que tiene. Estamos ilusionados sobre todo con la posibilidad de subir pero la Segunda está muy igualada, muy achuchada. Se gana por poco pero, bueno, como nos pasaba a nosotros cuando jugábamos en el Glorioso. Lo importante es seguir sumando puntos y centrarse en lo próximo que llega, sin grandes agobios. Tiene muy buena pinta.

¿Un buen sitio para comer?

La Dolceta, el restaurante del antiguo presidente, que ya falleció. Allí se comen muy buenos caracoles con tomate... joé, que recuerdos, la verdad es que yo fui muy feliz allí. Una ciudad universitaria, un equipo que nos hizo muy felices y buenos resultados. Le deseo lo mejor a ese club.