COPA DEL REY I MOLLERUSSA - RAYO
La saga de los Cortés, de Mollerussa a Ucrania
Jordi es el técnico del Mollerussa, rival del Rayo en Copa el domingo. Una cita a la que acudirá su hermano, Lluís, entrenador del Barça femenino del triplete y actual seleccionador de Ucrania.
El hogar de los Cortés lleva días respirando ilusión, la misma que salpica cada rincón y calle de Mollerussa. Este domingo es día grande, gracias a la Copa. Este equipo de primera catalana se medirá a la revelación de Primera, un Rayo que empezó la semana ganando al Real Madrid y la terminará en esta localidad de Lleida que supera los 14.000 habitantes. El técnico del Mollerusa es Jordi Cortés, el mayor de una saga cuyo integrante más célebre es Lluís, que actualmente dirige la selección femenina de Ucrania y alcanzó las mieles del éxito con el triplete del Barça femenino (Copa, Liga y Champions) en la temporada 2020-21.
Los tres hermanos (Jordi, Ana y Lluís) Cortés siempre han sido unos apasionados del deporte. De ahí que todos ellos estudiaran Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y sus caminos se hayan ido entrelazando. Jordi empezó como jugador de fútbol sala, en la división de plata, hasta que con 26 años descubrió lo que realmente quería hacer: “Entrenar”. A sus órdenes tuvo a su hermano Lluís, en la 2010-11, cuando militaba en el Alcarràs. “Aquel fue mi último año de jugador. Jordi es muy exigente e intenso y eso se lo traslada a sus equipos. Dedica muchas horas a estudiar al rival”, le define Lluís, quien apostó por el fútbol femenino desde sus orígenes y ya en el banquillo del Lleida Femenino dirigió a su hermana Ana. Todo queda en familia.
Jordi abrió camino y Lluís siguió sus pasos. “Todo lo que sabe lo aprendió de mí”, confirma entre risas el mayor, que enumera las diferencias entre uno y otro en el banquillo: “Nos parecemos poco como entrenadores. Yo soy más visceral, más pasional. Él es más tranquilo, más observador... Y una cosa no es mejor que la otra”. Con esa complicidad, los consejos han sido una constante en su relación. “Lluís apostó desde muy joven por el fútbol femenino, cuando éste no era lo que hoy en día. Yo le decía que si quería ganar dinero se dedicara al masculino y mira... me he tenido que tragar mis palabras. Se especializó en eso y llegó mucho más arriba que yo”, esgrime Jordi.
Irremediablemente el fútbol está presente en las reuniones de los Cortés. “Mis padres, Jaume y Mercé, son médicos, pero vamos, podían haber sido entrenadores... Ellos ven tanto o más fútbol que nosotros. Hablamos de los partidos, cuando no hay de Ucrania, pues tocan los del Mollerussa. Es un tema recurrente en las comidas familiares”, reconoce Lluís, a lo que Jordi añade: “Mis padres tienen voz crítica y constructiva. Mi madre es la que más, sobre todo con el tema de las tarjetas al banquillo. De habernos visto y oído tanto han cogido atributos para poder ser tertulianos (risas). Y entre nosotros, nos intentamos ayudar como harían otros hermanos”. Es más, Jordi los tendrá a todos este domingo en la grada. No se van a perder ese histórico Mollerussa-Rayo. “Ya nos ha repartido las entradas”, admite Lluís, tan orgulloso como el resto de la familia.
La magia de la Copa
Estos días no han sido como los demás. La emoción se convirtió en el motor del trabajo de toda la ciudad para estar preparada para la cita. “Ha habido reuniones con el Ayuntamiento y la Diputación para buscar ayudas. Se intentó jugar en horario diurno para ahorrarse la luz e invertir eso en gradas supletorias. Hay unas 3.700 localidades vendidas. Una barbaridad para un club que debe tener unos 800 socios”, explica Jordi, que está “en una nube”. Al igual que sus vecinos, cuyo amor por el fútbol data de unas décadas antes, cuando el Mollerussa militó en Segunda (88-89). Entonces, el cuadro catalán se enfrentó al Rayo y no pudo ganarle, empatando primero en casa (2-2) y luego perdiendo en Vallecas (2-0). Destacaba en esa plantilla un apellido, el de Krkić, un centrocampista serbio, padre del ex del Barça, Bojan Krkić.
Los tiempos han cambiado, aunque el equipo de Lleida sigue cumpliendo en el Torneo del KO. Ya jugó la pasada edición contra el Getafe (cayó por 1-5) y espera correr una suerte distinta esta vez. “La victoria del Rayo contra el Madrid ha hecho que el boom sea aún mayor. Llevamos días buscando sus puntos débiles y tenemos la broma de que lo mejor que nos puede pasar es que pierdan el AVE (risas). Los franjirrojos encajan más a balón parado, que es uno de nuestros puntos fuertes, y se van de vacaciones el lunes, que el día antes nuestro rendimiento suele ser más bajo... Y no es que te iguale, porque sigue habiendo cinco categorías de por medio, pero esos datos te dan esperanza”, afirma el técnico, que suspira por “Fran García, Álvaro e Isi”. Pero cuidado, que el Mollerussa también posee sus armas. “Hay jugadores con experiencia en Europa League y Champions con equipos de la liga andorrana, como Genís Soldevila. Además, está Adri Fernández, que lleva toda la vida en estas categorías de territorial y ha metido muchos goles. Y tenemos jóvenes de talento que nos aportan ese equilibrio”, apostilla Jordi.
Sin embargo, ninguno vive del fútbol. Ni los jugadores —entre los que encontramos “entrenadores de fútbol base, profes de educación física en algún cole, camareros del restaurante familiar, estudiantes...”— ni el staff técnico. Ahí reside otra gran sorpresa. El segundo de Jordi Cortés tiene otro apellido ilustre. Pau Prior Martínez, de 28 años, es el sobrino del seleccionador belga, Roberto Martínez. “Alterna trabajos para su tío, realizando informes, con éste”, desvela el míster, con experiencia en eso de cargarse a algún que otro grande en la Copa: “He estado en Tercera, primera catalana... y tres años en Segunda B, pero como segundo entrenador. Con el Lleida Esportiu eliminamos a la Real Sociedad y pudimos jugar ante el Atlético en el Metropolitano”. Es su competición fetiche, como le sucede a su homólogo rayista, Iraola. Son varias las cualidades que comparten. “Con la intensidad que le imprimen ambos técnicos va a parecer la Premier esto. Comparten esa idea de apostar por ritmos altos de partido, ser fuertes en los duelos, segundas jugadas...”, apunta Lluís, cuya realidad ahora es otra: “Fiché para liderar el proyecto de organizar la Euro 2025 en Ucrania y desarrollar un programa de fútbol femenino en el país. A los dos meses, empezó la guerra. Ahora mi reto es ayudar a las jugadoras y el staff que están allí. Hasta febrero no tenemos previsto concentrarnos. La liga se reanudó, pero juegan en estadios equipados con búnkeres por si suenan las alarmas. Es difícil de asimilar para quienes estamos acostumbrados a una vida más fácil”.
Volviendo a lugares más cercanos, este encuentro enfrenta a dos equipos que están de dulce. El Mollerussa de Jordi Cortés va segundo en la clasificación, con cuatro victorias y dos empates, lo que ha prendido la mecha de la esperanza en la afición. “Jugar el domingo nos ha permitido soñar en grande. Estamos viviendo una semana de profesionales: atendemos a los medios, entrenamos el sábado por la mañana (cosa que nunca hacemos), el domingo nos concentraremos a las nueve para desayunar e ir juntos en autobús y que nos reciba la afición... Estamos preparando vídeos con mucho más material. ¿La verdad? No me gustaría despertar nunca de esto”, comparte Jordi, cuya ilusión es sencillamente la esencia de la Copa...