El celtismo cree en la gesta
Las entradas para la grada visitante del Bernabéu se agotaron en apenas hora y media. Habrá más de celtistas esta noche apoyando a su equipo ante el Madrid.
Hace hoy justo una semana se desataba una tormenta de pesimismo en Vigo. Fue hacia el mediodía cuando una lluvia de infortunios dejó al celtismo helado, calado de desilusión hasta los huesos. Primero llegó la bola maldita, esa que emparejaba al Celta con el Real Madrid en el Bernabéu, el coco que nadie quería. Pero tras el primer trueno llegó otro todavía más insoportable, la lesión de Iago Aspas. En un impás de media hora la parroquia celeste conocía que su equipo tenía que jugarse el pase a cuartos de final contra el Real Madrid en el Bernabéu y sin Iago Aspas. Casi nada.
Pero en Galicia están acostumbrados a abrazar el sol después de cada chaparrón y esta vez no fue diferente. A pesar del mazazo por tener que visitar al león en su selva, el celtismo ha respondido con ilusión, con más fe que nunca en lograr la gesta para seguir vivos en un torneo que es religión en Vigo. Por eso, las entradas se agotaron en menos de 90 minutos, porque la fiebre no entiende de imposibles. Habrá más de 600 fieles vestidos de celeste en Madrid, apoyando a su equipo desde lo más alto del Santiago Bernabéu. Y, como suele ser costumbre, habrá más celtistas desperdigados por el estadio, aficionados que viajarán para ubicarse en otra zona o bien celtistas en la diáspora, esos que nunca fallan a la cita por muchos años que lleven lejos de casa.
El primer rayo de ilusión lo dibujó Giráldez con sus palabras nada más terminar el sorteo: “Jugamos contra un rival al que creo que fuimos superiores en Balaídos y ojalá podamos imponernos. Sabemos que para pasar eliminatorias de Copa tenemos que enfrentarnos a los mejores y el Madrid es uno de ellos, por no decir el mejor”, sentenció el porriñés.
Esa obsesión por la Copa se pudo comprobar también el pasado viernes en Vallecas, cuando los jugadores se acercaron para saludar a la afición celeste. En ese momento, todavía con el sabor amargo de la derrota en el paladar, la grada céltica no dudó en cantar “a por la Copa, a por la Copa”. Fue un claro recordatorio al vestuario para que pasase página aún sin ducharse y empezara a pensar en la gesta del Bernabéu. El termómetro de la ilusión se ha disparado en Vigo, donde todos creen en la hazaña.
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