Musiala dispara su techo contra el Barcelona
El partido contra el Barcelona confirmó las espectaculares condiciones de Musiala. Nadie le pudo parar con sus movimientos entre líneas. Es especial.
Un mes de competición ha servido para corroborar una percepción que ya estaba presente en el ambiente. Jamal Musiala (Stuttgart, 19 años) es un jugador categóricamente distinto, especial. El inicio de temporada hace hincapié en la interesantísima progresión que venía siguiendo y magnifica todavía más su figura. Es, sin lugar a la contradicción, uno de los jugadores del momento en el paisaje europeo. Lo indican los números —seis goles y tres asistencias en nueve partidos— y sobre todo lo sostiene su juego. La expectativa de un duelo de altura frente al Barcelona no amedrentó a Musiala, sino al contrario. El partido, al igual que sucedió con jugadores de casi su misma quinta como son Pedri y Gavi en el Barça, reveló su influencia en los ataques bávaros y sus singulares condiciones para hacerse notar. Su actuación transmitió una sensación de jerarquía, talento y peligro al alcance de muy pocos futbolistas.
En un enfrentamiento que resolvió el Bayern por su pegada, Musiala fue uno de los principales culpables de la caída de un buen Barcelona en líneas generales, pero que volvió a quedar expuesto por su limitada reacción en situaciones de fragilidad. A Musiala, desde el inicio, nunca pudo atarle en corto. Las vigilancias sobre el mediapunta de ese 1-4-2-3-1 dinámico de Nagelsmann apenas funcionaron y el internacional alemán se agigantó entre líneas para ser una amenaza continua tanto en los ataques posicionales como en las rápidas transiciones de su equipo. Musiala generó hasta cinco ocasiones de gol, dio siempre continuidad al juego —55 toques, 18 pases en el último tercio, 83% de precisión en las entregas...— y señaló las dificultades latentes del Barcelona en el repliegue. Cada presión desorganizada o errática del equipo de Xavi, fue castigada por Musiala.
Por él pasaron todas las acciones ofensivas del Bayern. El planteamiento valiente de Xavi en la presión en una especie de 1-4-1-3-2 resultó efectivo en numerosas ocasiones, sobre todo por la faena de Gavi y la capacidad de la línea defensiva en ganar duelos individuales, pero nunca tuvo bajo su radar a Musiala. El mediapunta se intercaló en zonas medias a la espalda o lados de Busquets y a una distancia prudencial de Araújo y Christensen para hacerles dudar en si saltar o no. De esta forma, pudo recibir muchas veces con cierto tiempo y espacio para lanzar después las transiciones bávaras. Si no tenía marca cercana, giraba y orientaba para Sané o Mané. Si tenía una referencia fijada, descargaba al primer toque en apoyo o prolongaba hacia Müller o los extremos con gestos técnicos notables.
Su movilidad entre líneas proporcionó una salida al Bayern y concentró todas las virtudes que se le deben reclamar a un futbolista de sus características. Nunca dejó de ofrecerse en una misma jugada. Aparecía por dentro para facilitar que el Bayern rompiera las líneas de presión y después alimentaba las opciones de su equipo en zona de finalización. Cumplió con la máxima de llegar y no estar, manejándose con creatividad para distribuir el último pase y con determinación para acabar las jugadas si así lo pensaba, aunque careciera de puntería en la definición.
La acción del 2-0 que puso la puntilla al partido, pese a que el Barcelona dispuso después de situaciones muy favorables para encontrar el gol, fue una mezcla de calidad, aceleración y sentido colectivo del juego. El equipo de Xavi se descolocó al salir de zona Busquets en una presión sobre los centrales y el bloque fue incapaz de ajustarse. Con Musiala eso es una concesión imperdonable. El alemán apareció otra vez entre líneas para iniciar la conducción y asociarse con Sané ante la blandura de Christensen y mala colocación entre Araújo y Koundé.
Musiala ve el fútbol fácil. Tiene ojos en todos los lados, gobierna desde la velocidad, el regate, el criterio y también la disciplina sin balón y su vitalidad adquiere un efecto desbordante. Es un incordio continuo, que no rebaja su aportación ni en contextos decididos. Estructura el juego, no ahorra esfuerzos y muestra una regularidad en su rendimiento alejada de los patrones conocidos entre los jóvenes. En realidad, vale para todo y se adapta a distintas posiciones. Te puede hacer de pivote un rato y otro tiempo jugar de falso nueve o en los extremos. El reconocimiento de MVP del Bayern-Barcelona remite a su trascendencia actual, pero también alude a un futuro potentísimo al que, visto lo visto, conviene no ponerle límites. Musiala traza su propio destino.