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ATLÉTICO

Amaro da Cavada, la raíz portuguesa del fútbol de Antoine Griezmann

Futbolista en los años 50, el abuelo de Antoine estuvo los inicios del Paços de Ferreira, a apenas 22 kilómetros de Oporto. Amaro era un central “de garra”, que recuerda en el físico a Griezmann

A la izquierda, Amaro Lopes, abuelo de Griezmann, en una foto como futbolista del Paços en el libro que conmemora los 50 primeros años de historia del club.
CHEMA DIAZDIARIO AS

A solo 25 kilómetros de Oporto se encuentran las raíces del fútbol de Griezmann, a los pies de esa casa derruida en la Rua Vasco da Gama número 38, en Paços de Ferreira. Allí donde vivía Amaro Lopes, su abuelo, aunque para la historia del fútbol quedara como Amaro da Cavada, con el apelativo de los terrenos en los que estaba su casa como apellido. Esos en el centro. La Cavada. A apenas unos metros del campo en el que el Paços comenzó a jugar cuando se fundó, el 5 de abril de 1950, bajo el nombre de Vasco da Gama.

El solar de Paços de Ferreira donde en los años 50 se levantaba la casa del abuelo de Griezmann en Paços, hoy con solo apenas unos restos en pie de entonces.
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El solar de Paços de Ferreira donde en los años 50 se levantaba la casa del abuelo de Griezmann en Paços, hoy con solo apenas unos restos en pie de entonces.CHEMA DIAZDIARIO AS
El vergel hoy en el campo en el que jugó el abuelo de Griezmann para el Paços de Ferreira, entonces, en sus inicios, llamado Vasco da Gama.
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El vergel hoy en el campo en el que jugó el abuelo de Griezmann para el Paços de Ferreira, entonces, en sus inicios, llamado Vasco da Gama.CHEMA DIAZDIARIO AS

Se llamaba así porque, en su origen, estaba afiliado al grupo nacional de escutas (boy scout), denominados así”, explica Paulo Gonçalves, director de comunicación del equipo. Su pionero en Portugal era José de Lencastre, fundador a su vez del club. Suyos eran, de hecho, los terrenos sobre los que se levantó el campo de tierra sobre el que jugó el abuelo de Griezmann. Con una pared de cemento y el resto de madera, con un tanque de agua que servía de grada. Con una taberna a dos pasos, la Adega Moleiro, donde corría el vino y los bolinhos de bacalao cuando terminaban los partidos. Hoy ésta aún sigue, aunque remodelada. El campo es un vergel que solo mantiene sus proporciones de antaño.

Amaro da Cavada es el tercero en la fila de abajo, por la izquierda, con un físico que recuerda al de su nieto, Antoine Griezmann.
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Amaro da Cavada es el tercero en la fila de abajo, por la izquierda, con un físico que recuerda al de su nieto, Antoine Griezmann.CHEMA DIAZDIARIO AS

Amaro no formó parte de la plantilla fundadora, pero de la segunda sí”, relata Paulo Gonçalves con el libro que escribió en el año 2000 con motivo del 50 aniversario del club en los brazos, justo cuando saltó de la redacción de un periódico a las oficinas de Paços. Con el dedo señala al tercer futbolista por la izquierda en la fila de abajo de la plantilla de la 1951-52. Es espigado y delgado, con una sonrisilla a lo Antoine. Es Amaro Lopes. “Cuando se hizo, Griezmann no existía aún en el fútbol. No sé quién me hizo llegar la foto, algún excompañero”, dice. De aquellos de entonces ya solo vive uno. “El capitán. Rola”.

El todo siempre presente de la abuela Carolina

El abuelo de Antoine murió en 1992, un año después de nacer Griezmann. Padre de su madre, Isabelle, la menor de sus cinco vástagos (José, Manuel, Maria Alriza y Andrea), todos nacidos en suelo francés. Porque a Francia emigraron los Lopes desde Portugal buscando un porvenir en 1957. “Fuimos la primera ola de ellos en Mâcon, donde ahora hay unos 120″, reconocía uno de los tíos de Antoine, José, a Mais Futebol en 2021. “Carolina, su abuela, que por cierto, es de Lamoso, una pedanía cercana a Paços pero no del centro urbano, acogía a todos los portugueses que iban llegando, los ayudaba. Era muy sociable, de gran corazón, cuenta Fernando Alves, un pariente lejano (”su abuelo era primo de mi madre”) que jugó en el Paços y vivió en Mâcon cerca de los Griezmann. “Su padre, Alain, me entrenó en un equipo que fundamos allí”. Carolina, la abuela que vivió con Antoine hasta 2009, cuando ella falleció y él se fue a Donosti tras el fútbol, ese sueño que le latía en la sangre a ritmo de fado, nunca dejó de hablarle de su abuelo. Todo el tiempo.

Fernando Alves (izquierda) y Paulo Gonçalves, ante la grada 'Diogo Jota' del campo en la actualidad del Paços de Ferreira.
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Fernando Alves (izquierda) y Paulo Gonçalves, ante la grada 'Diogo Jota' del campo en la actualidad del Paços de Ferreira.CHEMA DIAZDIARIO AS

“Amaro era central. Tenía mucha garra y, además, calidad”, recuerda Fernando, que le conoció. También al Antoine niño. “Ya se le veía algo, era muy movido, una guindilla”. También como su abuelo entonces y de mayor, de garra y calidad. Sus recuerdos de Portugal son muy vagos, muy de niño, como él mismo reconocía en su biografía, Detrás de una sonrisa. Muy escasos sus pasos por la Ciudad del Mueble, como se conoce a Paços. Cuando el Atleti fichó a Diogo Jota en 2016, fueron muchas las conversaciones con él, su abuelo de fondo, lo reconocería el propio Antoine en una entrevista. Un fichaje, el de aquel verano por el Atleti del hoy futbolista del Liverpool, que dejó su muesca en Paços: el sobrenombre con el que se conoce a su Grada Este es el suyo. “No tenemos mecenas, todo lo que se hace viene de los ingresos del propio club”. Y esa se alzó con el dinero del traspaso. Hoy, ante ella, juega, por cierto, cada domingo Nico Gaitán. En ese campo por el que pasa la historia de Griezmann. En 2019 nacería su hijo. Un 8 de abril. Como antes su hija Mía y, después, su hija, Alba. Su nombre, Amaro. Amaro, como el futbolista de Da Cavada. Amaro, como el abuelo.