LEVANTE LAS PLANAS 3 - ESPANYOL 0
El barrio de Las Planas sube a Primera, el Espanyol fracasa
Segundo ascenso consecutivo del Levante, fraguado por las expericas Leti y Julve. Agresión local no sancionada con el 0-0. Grotesca deriva blanquiazul.
Solo uno podía subir. Al Levante Las Planas le bastaba con el empate. El Espanyol necesitaba ganar. Era la historia contra el proyecto de futuro. Y ganó el futuro. Lo curioso es que el ascenso de las locales, del club de Las Planas, un barrio de Sant Joan Despí, al sur de Barcelona, se cimentó en dos expericas: Leti Sevilla, autora del gol que encarriló el partido, la final, y la rapidísima Elena Julve, pesadilla para un Espanyol que se queda en Reto Iberdrola, la Segunda femenina. La culminación de tres temporadas para olvidar. El Levante, que el año pasado militaba en Liga Nacional, consuma otro ascenso meteórico y repetirá su única experiencia en la elite, que databa de la temporada 2012-13.
Y eso que la táctica de intimidar a las locales le surtió efecto al Espanyol, a medias, de inicio. 40 minutos tardó en disparar Maya, que en el primer tramo del partido obligó a Sara Ezquerro a emplearse a fondo en un par de ocasiones, a balón parado. También la capitana, Baudet, se había aproximado a la meta. Pero ahí se detuvo el arrebato perico. Desaparecida estuvo Adriana Martín, la jugadora franquicia y 'pichichi' de las blanquiazules. Casi todo estaba dicho.
Llegaría en el minuto 22 una acción determinante, polémica, incomprensible, pues ocurrió ante la atenta observación de la colegiada Lorena Trujillano, cuando Alba Mellado se revolvía tras sufrir una entrada levantándose y atizando en el estómago a Nayadet. Una agresión con todas las letras de la delantera local que solo fue castigada con tarjeta amarilla.
Poco tardó el Levante Las Planas, que ya había probado con una falta lejana botada por Yasmin, en encontrar el 1-0, el camino directo hacia el ascenso, en un córner desde la izquierda del ataque que Leti Sevilla definió de maravilla con la cabeza, a la media hora de partido. Con encomiable sangre fría, le pudo el respeto como experica para no celebrarlo a la euforia ante uno de los momentos cumbre, previsiblemente, de su carrera. Aún pudo Garrote, ampliar distancias antes del descanso tras una jugada individual de la escurridiza Julve. Ambas, también, ex del Espanyol.
Necesitaban las blanquiazules no uno sino dos goles, pero más que por la reacción el inicio del segundo tiempo estuvo marcado por la lesión momentánea de Irina, en una acción por la que se pidió penalti sobre la atacante levantinista pero en que se decretó falta en ataque. No solo no existió ese intento de remontada, sino que la segunda parte se confirmó como un auténtico horror para las pericas. Se confirmaría en el 54’, con el 2-0, obra de Emma Martín después de que Julve burlara a toda la zaga.
Con la afición de Las Planas ya desatada, más dispuesta a enlazar cánticos contra las pericas que de alegría propia, se sucedieron las ocasiones para sentenciar –si no lo estaba ya– esta suerte de final entre el primer y segundo clasificados de Reto Iberdrola Norte. Mellado desde lejos, la propia jugadora desde dentro del área con un desvío providencial de Xènia, Yasmin en un trallazo que paró milagrosamente Myllyoja…
Solo un posible penalti de Parera sobre Sara Extremera, no señalado, pudo variar el guion. Aunque, visto lo visto, apenas hubiera maquillado el marcador, que Sara Navarro redondeó la fiesta local con el 3-0 a ocho minutos del final.
Ni los pocos aficionados pericos que pudieron entrar en el campo de Las Planas, ni quienes se acercaron a animar desde los aledaños aun sabiendo que no podrían ver el encuentro sirvieron de acicate a un Espanyol desdibujado, ausente, a años luz de su mejor versión, que no es más que el resultado de un proyecto que lleva tres temporadas a la deriva, sin apenas cambios ni decisiones, con un descenso que evitó la pandemia, otro que se hizo efectivo y un curso en Segunda en que solo durante tres jornadas fue el equipo líder, la única posición que daba el ascenso.
Lo contrario que un Levante que, viniendo desde abajo, ha hecho valer su prodigiosa primera vuelta y la cabeza y efectividad en el tramo decisivo para hacer historia. Y a la altura de la gesta lo celebró su hinchada, que nada más decretarse el final del partido ejecutó una invasión de campo en toda regla. No hubo más que un equipo sobre el terreno de juego el día en que se decidía el destino de ambos clubes.