Bragarnik: "Me gustaría que se me recordara como un soñador que vino a demostrar su pasión"
El propietario del Elche analiza con AS la temporada; el empresario argentino tiene un proyecto ambicioso entre manos para modernizar y estabilizar en Primera a su equipo.
Christian Bragarnik (Buenos Aires, 1971) suma tres temporadas de éxitos en el Elche. Llegó rodeado de dudas, de la mano del expresidente y accionista José Sepulcre, y en dos años y medio de gestión se ha ganado la confianza de la ciudad y de la grada. Acostumbrado al silencio, El Dueño Total (EDT), como se le conoce en las redes sociales, se ha abierto para explicar su gestión. No se pone fecha de caducidad y sueña con Europa, aunque para eso quedan años antes de asentarse en Primera. Asegura que antepone a cualquier decisión el beneficio del club, que es su proyecto, aunque sabe que los éxitos del hoy dependen de los resultados del mañana.
Después de casi tres años de gestión en el Elche, ¿cómo le gustaría que le recordaran el día de mañana?
Como un soñador que vino a Elche a demostrar su pasión por el club, alguien que lo dejó todo, sin guardarse nada, y que no se reservó ni una pizca de su capacidad, de su tiempo y de su responsabilidad. Con eso, uno ya duerme tranquilo. La entidad está por encima de cualquier nombre, pero ojalá el de Bragarnik quede en la memoria de la historia como el de alguien que hizo cosas buenas por este equipo.
Sólo dos comparecencias públicas en todo este tiempo. ¿A qué se debe su silencio?
Priorizo lo laboral, pero entiendo que se debe atender a los medios. Yo me he limitado ahora a contar el proyecto para que los aficionados tengan toda la información y, a partir de ahí, meternos de lleno en la planificación de la nueva temporada. Tomé el compromiso con la prensa de atenderles cuando tocaba y, como se ha visto, así lo he hecho sin problemas.
¿Qué balance hace desde su llegada en 2019?
Estamos muy contentos y orgullosos del trabajo que estamos haciendo, pero no nos debemos confundir y seguir por este camino. No esperábamos conseguir tantos objetivos en un tramo tan corto de tiempo. Trazamos un trayecto en un club histórico como el Elche y en una liga tan importante como es la española. La mesura nos hacía ver tres años buenos para consolidarnos como proyecto y ascender a Primera División. Y, a partir de ahí, intentar mantenernos. Ahora nos encontramos como que todo eso ya se ha conseguido y que los objetivos son otros.
¿Como Europa?
No, para nada. Para eso hace falta un mínimo de cinco temporadas seguidas en Primera. El presidente de Osasuna me dijo una vez: "Todos los años se generan expectativas, pero mi único objetivo de salida siempre es la permanencia. A partir de eso, pensar en otra meta".
¿Entonces?
Queremos pasar un lindo Centenario, seguir otro año más en Primera y quién dice que no podamos continuar mejorando en todos los proyectos que tenemos sobre la mesa.
Vayamos al principio. ¿De dónde salió el propietario del Elche?
Hace ya bastante de eso... Siempre fui un enamorado del fútbol, como le pasa a cualquier aficionado. De joven jugué en las inferiores del fútbol argentino, sin mayor trascendencia. Comencé trabajando en un videoclub y gracias a los ahorros de mi madre, que me tiró una mano, pudimos comprar uno junto al que era mi socio. En esa época, todo el mundo quería tener los estrenos, hablo a principios de los años 90. Cuando pasaban de moda, había 20 o 30 cintas de VHS inutilizadas. Mi pasión era grabar partidos, en una época en la que no se televisaban tantos como ahora, y los almacenaba. Tenía 19 años. Ordené una videoteca de cinco mil casetes y llegué a tener diez mil. Me armé una estantería prolija, hecha a medida, de madera, con las fechas y las etiquetas.
¿Y cómo y cuándo empezó su película?
En el 92, un gran amigo, Daniel Comba (fue representante de Bianchi, entre otros), vino con diez cintas para que las elaborara. En el videoclub, como estaba de mañanas, editaba casamientos y sumaba aprendizaje. Ahí llegó la venta del primer jugador, el 'Palomo' Usuariaga (fue un conocido delantero colombiano de los 90). A partir de ahí me dediqué a un nuevo rubro (trabajo), comencé a estudiar Abogacía y a finales de esa década ya colaboraba con casi todos los representantes de Argentina. En 2001, el futbolista Mariano Monroy me solicitó un video profesional y le dije: "¿Por qué no mandarlo yo?" Lo envié a México y se dio mi primera venta. Desde el lado del club, primero dirigí en México; más tarde, en entidades de Argentina y Chile.
¿Por qué ahora en Europa?
Ricardo Pini me habló de la expectativa del viejo continente. Tuve dos o tres reuniones con diferentes clubes, entre ellos Córdoba y Extremadura, pero no se dieron. En la negociación con el Girona no estuve; eso fue cosa de Ricardo y Sebastián Pini. Surgió un encuentro en LaLiga, donde me explicaron situaciones de clubes y me hablaron del Elche y de sus inquietudes económicas. Yo conocía al Elche de haber llevado a Lucas Valdemarín (2005) y pensé que esa opción se iba de mi alcance, pero alguien me mandó una señal y lo que fue una posibilidad se convirtió en una locura. Mandé dos millones de euros a Sepulcre sin preguntar para qué, con el único objetivo de que el Elche pudiese inscribir seis fichas que se habían quedado fuera y comenzar a competir. Y aquí estamos.
¿Qué pasó con Ricardo Pini, que fue el primer argentino al que se le puso nombre y apellidos en esta operación de compra?
Los hermanos Ricardo y Sebastián (Pini), que también son abogados, tenían más experiencia en la gestión de clubes. Me pasaron esta idea, en la que ahora no están, pero sí son mis socios en otras. Me dieron una mano en la due diligence. No forman parte del accionariado, aunque sí comparten esta pasión que es el club. Intervinieron en las primeras negociaciones porque eran los que más sabían, pero las decisiones económicas importantes las tomé yo con la gente que ahora me acompaña. A ellos no le hacen falta acciones porque todos suman el compromiso. Yo soy el líder, si bien por detrás hay gente que dedica muchas horas.
"Para pensar en Europa hay que estar cinco temporadas seguidas en Primera como mínimo"
No se puede decir que cayera de pie en Elche y en el Elche. La gente recelaba de lo que se decía desde Argentina...
Es entendible. Siempre digo que hay que saber ponerse en los dos lugares. Viene un argentino, pones su nombre en internet y lee un montón de cosas… No todas tienen por qué ser ciertas, aunque es normal que hubiese dudas. Mi responsabilidad era poder demostrar mi capacidad y he de decir que me dieron el margen para poder creerme. Yo vine a mejorar el club, aunque no hay dudas de que detrás de todo esto hay un negocio.
Ahora en internet hay dos Bragarnik: al que atacaban en Sudamerica y al que alaban ahora en España. ¿Cómo se explica?
Es distinto porque aquí solo me puse una camiseta. Allí, mi trabajo es otro: el de defender los derechos de entrenadores y jugadores. Y esas decisiones no van de la mano de la pasión del hincha. Un futbolista termina un contrato y no quiere continuar. Mi decisión es ir a comunicarlo y el pensamiento del aficionado es que se lo estoy robando, pese a que hay cláusulas legales. Cuando elegí la decisión de dedicarme a esta profesión sabía que no hay ningún agente que sea querido en el mundo. En Argentina tomé mucha decisión y trascendencia. Y entiendo las críticas; ni las discuto ni juzgo a nadie. Eso sí, yo en la calle no tengo problemas. En la masa popular se ingenian cosas, pero la gente siempre me ha valorado y hay sitios donde me quieren, como en Varela, en Defensa y Justicia, donde he podido demostrar las cosas.
Existe la costumbre de desmerecer el trabajo de los demás cuando llega al éxito, muchas veces por envidia o impotencia, pero a primera hora hay que estar en la puerta de la oficina…
En mi caso, voy a mi despacho más tarde porque uno trabaja por la noche con los cambios horarios. También laburo el mercado mexicano y la diferencia es de ocho horas; en Argentina, de cuatro o cinco. Termino tarde y es verdad que desde que llego por la mañana no me voy hasta última hora del día.
Más que por el trabajo, afirma que podría marcharse del Elche por la carga de responsabilidad o por querer estar con sus hijos pequeños, que viven en Argentina. ¿Se ha planteado instalarse en Elche?
Lo he pensado. He tenido que hacerme cargo de varios puestos en el club en los que pensaba poner a otra gente. Eso demanda quitarle tiempo a mis cosas personales. Voy y vengo porque mi hogar está en Argentina. Mi sede la tengo allí, si bien la pandemia nos ha enseñado a trabajar a distancia. No descarto venir para quedarme.
¿Qué le dicen las siglas EDT?
(Sonríe) En Argentina hay un programa muy popular en el que, con la magnitud de mi persona, se hizo famoso aquello del Dueño de la Pelota (en España, El Dueño Total). Es lindo cuando uno es reconocido, aunque me gusta ser mesurado. El éxito es momentáneo y no debe arrastrarte.
Su discurso, una vez al año, hace que la afición escuche. ¿Siente presión por mantener esa credibilidad?
No me pasó sólo en Elche. Cuando hay por detrás ese riesgo, me lo tomo con el doble de responsabilidad. Es algo muy importante porque hay una ciudad ilusionada. A partir de los dos años de gestión, veo que la gente está esperando cada quince días para ir al fútbol. Mi responsabilidad es que regresen a casa con una sonrisa. Lo baso todo en la buena fe, en estar capacitado y tranquilo. A partir de ahí, buscar la mejora no es fácil. Mantenerse mucho tiempo en un club y que los pensamientos de las dos partes (propiedad y afición) vayan de la mano no es nada sencillo.
La base para iniciar el proceso de Europa la cifra en cinco años seguidos en Primera. ¿Es un más tres de ‘contrato’ con este club?
Sí, por lo menos, si no se cansan antes (risas). Ahí está el ejemplo de Manu Morlanes. Es un gran jugador y me hubiese gustado traerlo el verano pasado, pero el Villarreal no me daba opción de compra. Si hace una buena temporada y se va, sin poder comprarlo, me toca arrancar de cero otra vez. El objetivo es, año a año, hacer más grande el patrimonio, vender y reemplazar; no podemos pensar en otra cosa. Ese es el plazo para liberar lo heredado, mejorarlo y pensar en otra cosa. Nos quedan, por tanto, al menos tres años.
¿Qué le ha sorprendido de LaLiga?
Desde fuera se percibe la calidad del producto, pero cuando formas parte de ella te das cuenta de cómo se ordena y de su infraestructura, que quiere crecer cada día. Pese a lo bien que se me han dado los resultados, me ha costado adaptarme a algunas cosas. Sigo aprendiendo de cada situación y de otros dirigentes españoles. Cada uno tiene sus problemas. El Elche se está haciendo su lugar y ya hay quien se interesa por alguna de las cosas que estamos haciendo bien.
"A mí no me mueve el dinero; sigo con la misma pasión de siempre"
Y desde Argentina, ¿le suena el teléfono de otros empresarios interesados por los clubes españoles?
Sí. Hay colegas que me llaman para saber del modelo. La respuesta que les doy es que no todo es cuestión de dinero, sino también de tener la capacidad de trabajar y gestionar a diario. La clave es la paciencia, la responsabilidad y, con el tiempo, la experiencia. La inversión es el punto de partida. Se pueden hacer grandes proyectos, aunque ahora hay un contexto distinto al de hace unos años.
¿Qué importaría del fútbol sudamericano?
A los futbolistas hay que darles un proceso de adaptación. Ahí está el ejemplo de Heli Palacios. Al principio hubo dudas y ahora ha vuelta a jugar con Colombia. Es difícil que se dé ese cambio de estilo, de ritmo y de intensidad para buscar un rendimiento inmediato. Del modelo de fútbol me traería el modelo de los promedios, que te da una chance si haces una mala temporada y te mantiene vivo en el tramo final de la liga porque, aunque no te juegues nada hoy, te puede valer para el mañana. En España se empieza desde cero, que tampoco es injusto. En cuanto a la organización, los estadios, las infraestructuras o el VAR, el fútbol español está más avanzado.
Y luego está la violencia en las canchas de fútbol…
El problema no es de la afición, sino de la justicia. En España, si se comete una infracción, se aplica mano dura y las sanciones hay que cumplirlas. En Argentina no está funcionando así y el ser humano exige rigor y coacción. Ahora en los estadios se ha comenzado a quitar los alambrados que rodean los campos de juego, por temas de seguridad, pero deben implantarse unas normas que se cumplan.
Maneja hilos en varios clubes de Sudamérica, pero ¿es el Elche su proyecto estrella?
Sin duda, sólo hay que ver el tiempo que le dedico a esta institución. A Defensa y Justicia, donde también se han conseguido éxitos, le profeso un gran cariño por todo lo hecho y conseguido, pero el club no es mío, sino de sus socios. Mi papel es de asesoramiento y gestión deportiva. Dependo de unas elecciones. En Elche no es así y cuenta con un valor extra para mí.
Uno de los objetivos es alcanzar los 20.000 abonados. ¿Ha pensado en la Grada de Animación?
Sí, es un objetivo claro. Vamos a movernos en localidades cercanas para ser el club de la provincia. Hace unos años acudía más gente al estadio, sin pandemia, pero tampoco hay datos para saber si todos los aficionados o abonados pagaban por entrar. Da igual, a mí me importa el presente. A través de Jorge (Pérez) me ha llegado que las peñas quieren reunirse conmigo. Y lo voy a hacer. El que venga a proponer cosas para hacer crecer a este club, tendrá las puertas de mi despacho abiertas; quien venga a buscar beneficio personal, no. El club está por encima de todo.
Le da dos años para la reforma exterior del estadio. ¿Qué se verá de nuevo para la temporada 2022/23?
Los videomarcadores, los banquillos en la Tribuna, la reforma de los baños del vestuario local, la caída a de aguas del anillo superior y el cambio de las butacas. Estoy pendiente de cada detalle.
Siendo así, debe darle pena recibir visita en el estadio con la imagen de su exterior…
Y no sólo es el estadio, sino también los alrededores. Están los terrenos anexos, que empezaron una obra y nos dejan ahora la imagen de ese enorme agujero; las fincas privadas de enfrente, que son dotacionales en periodo de canje; y el restyling del estadio exterior. Además, el mercadillo de los domingos, con más de 40 años de contrato, que cuando se cierra parece que sea una zona de guerra. Al estadio hay que darle un valor añadido.
¿Valora la posibilidad de cambiar el nombre del estadio?
Se ha dado en muchos sitios el cambio de naming. Quien construyó el estadio (Manuel Martínez Valero), que además fue un brillante presidente, no dejaría de ser importante en la historia porque su nombre no esté escrito en una placa. En cualquier caso, es una decisión muy importante que, en caso de valorarla, la sometería a un plebiscito público.
¿Qué rival tiene pensado para el próximo Festa d'Elx?
Argentinos no se puede por el calendario, que empieza ahora, y por el Mundial; se buscará el mejor adversario posible. El césped está impecable, pero lo vamos a levantar por completo. Hay que sacar gran cantidad de tierra de la semilla vieja para poner una que es mucho mejor, y más cara, la (bermuda) latitude. Confiamos en la nueva empresa que nos asesora para hacer esta inversión.
Por último, jugadores y técnicos tienen fecha de caducidad. ¿Y los propietarios?
A mí no me mueve el dinero. El fútbol me ha dado mucha ganancia. Si tomo una decisión (de irse), no será por lo económico sino porque no puedo aportar más o necesite otras cosas (familia). La fecha de caducidad es cuando uno pierde el hambre, las ganas y se mete en una meseta porque le gusta estar y nada más. De momento, sigo con la misma pasión, cuidando el mínimo detalle, y mientras ese bichito me pique, seguiré.