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MÁLAGA

Las claves de una temporada para olvidar

El Málaga logró la permanencia matemática gracias a los tropiezos de Real Sociedad B y Amorebieta. Hay responsabilidades que asumir y muchas decisiones que tomar.

Decepción en los jugadores del Málaga en el partido ante el Burgos.
MARIANO POZODIARIO AS

El Málaga certificó de forma matemática su continuidad en Segunda División gracias a que la Real Sociedad B y el Amorebieta perdieron sus partidos ante Huesca y Cartagena respectivamente. El equipo blanquiazul no fue capaz de hacer por sí mismo el trabajo y rubricó un partido infame ante el Burgos (0-1), que no se jugaba nada. Casi 26.000 personas trataron de llevar en volandas al Málaga. Pero ni por esas.

Lograda la salvación, llega el momento de depurar responsabilidades, hacer autocrítica y empezar a poner remedio con vistas al proyecto que viene. Hay muchas decisiones que tomar para que no se repita una temporada tan paupérrima como la que está a punto de finalizar. Han sido muchos los motivos que han llevado al equipo blanquiazul a este deterioro deportivo que casi se lleva por delante el club y acaba con sus huesos en Primera RFEF.

Administración judicial

La salida del jeque de la gestión del club hace más de dos años y la entrada en escena del administrador judicial aportó sensatez y equilibrio a las cuentas, pero José María Muñoz no es el propietario ni el presidente, tampoco un hombre de fútbol, y su margen de actuación está muy limitado a la gestión y a los números. Aunque estaría legitimado para tomar según qué decisiones si el juzgado lo autorizase, no da el perfil idóneo para llevar a cabo los cambios que demanda el proyecto para seguir creciendo. El club necesita que se resuelva su situación judicial cuanto antes.

Plantilla

El nivel del equipo ha estado muy por debajo de lo esperado y de las expectativas que se generaron en las primeras semanas. La plantilla era peor de lo que se transmitió en un principio, pero lo cierto es que se esperaba un rendimiento mucho mayor y no una temporada tan pésima en la que la salvación ha sido posible por demérito de los cuatro descendidos. El objetivo mínimo en Segunda son 50 puntos y con 44 habría bastado para seguir un año más en la categoría de plata (el Málaga suma 45). Una de las salvaciones más baratas de la historia.

A la falta de calidad y rendimiento de muchos jugadores hay que añadir la ausencia de compromiso y una actitud muy poco profesional en demasiados futbolistas durante casi todo el curso. La unión del vestuario no fue tal, el ambiente no ha sido bueno y la implicación de gran parte del plantel ha brillado por su ausencia. Hay que meter el bisturí a fondo en una plantilla sobrevalorada y carente de líderes.

Planificación

El gran lunar de la planificación de la temporada ha estado en la delantera. Sekou, cuya apuesta supuso una inversión de algo más de 700.000 euros, ha sido la gran decepción del curso. Pero no la única. Otros jugadores como Antoñín o Paulino no han aportado prácticamente nada. Lo mismo sucede con Chavarría, una apuesta de mucho riesgo dada su edad y la grave lesión de rodilla que arrastraba, o Adrián López, que acabará la temporada casi inédito. En defensa también se han visto demasiadas carencias, especialmente en el centro de la zaga, con Peybernes como uno de los grandes señalados, y en el lateral izquierdo, donde ni Cufré ni Javi Jiménez se han afianzado en todo el año. Solo Febas, por quien el club tiene una opción de compra de 350.000 euros, genera algo de ilusión con vistas al futuro. También ha ganado mucho crédito en el tramo final Dani Martín, pero está por ver qué opina el Betis y cómo va a planificar la dirección deportiva la portería una vez se haga oficial el fichaje de Manolo Reina.

Cambios en el banquillo

José Alberto López sacó partido a la plantilla durante los primeros meses de la temporada. La última victoria en casa, el 20 de noviembre ante Las Palmas, colocó al equipo séptimo a un punto del playoff. Pero a raíz de ahí todo fue a peor y el vestuario acabó devorando al asturiano, destituido con 31 puntos en su casillero. El declive desde entonces ha sido imparable. Natxo González no era el perfil indicado y su llegada no se notó para bien en ningún sentido. Ni en juego, ni en resultados, ni en carácter. Esto último mejoró con la llegada de Pablo Guede, que sumó cuatro puntos vitales en sus dos primeros partidos que, a la postre, han resultado decisivos. Luego han faltado continuidad y otros muchos aspectos, pero las victorias ante Leganés y Tenerife han bastado para llegar a la orilla. Eso sí, de manera muy pobre y dejando un sabor de boca horrible en la afición.

Lesiones

También han tenido un papel relevante en lo que ha sucedido durante la campaña los problemas físicos que han padecido algunos de los jugadores más importantes de la plantilla. Luis Muñoz, uno de los estandartes blanquiazules, sufrió una grave lesión de rodilla y el equipo lo acusó mucho. Otro de los jugadores con mejor rendimiento siempre que estuvo disponible, Juande, no ha parado de encadenar lesiones musculares desde finales de 2021 hasta la actualidad. Futbolistas como Chavarría, Jozabed o el denostado Sekou también han sufrido varios percances físicos que les han condicionado durante el curso.

El proyecto que viene

En cuanto al futuro deportivo del Málaga, desde las oficinas se da por segura la continuidad de Manolo Gaspar y se afirma que la confianza en el director deportivo no ha menguado. El paleño lleva meses trabajando en la confección de la plantilla 2022-23, en la que Guede quiere tener voz y voto. El técnico ya ha bajado el pulgar a unos cuantos jugadores con contrato en vigor. El verano se presume caliente y muy movido en La Rosaleda. La afición está harta de aguantar tanta mediocridad y en el club ya no queda excedente de crédito en ningún departamento. El margen para los errores en Martiricos está más que agotado.

Otro apartado fundamental con vistas al próximo ejercicio será el de la afición. La grada está por completo desencantada, la afluencia se ha visto muy mermada durante el curso y será imprescindible una campaña de abonados con gancho y capaz de generar ilusión para volver a enganchar al malaguismo. Un reto muy difícil pero obligatorio para que el proyecto tenga opciones de crecimiento. Los últimos movimientos del club en cuanto a política de abonados no han sido excesivamente certeros y urge atinar también en el aspecto social.