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...Y Kiko Olivas volvió a sonreir en Ipurua

El central malagueño que sufrió una lesión gravísima al final de la temporada 2019-20 en el estadio armero disfrutó el domingo de minutos con una victoria en el mismo lugar.

Kiko Olivas, jugador del Real Valladolid, volvió a jugar en Ipurua dos años después de lesionarse de gravedad allí y disfrutó de la victoria.
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La victoria del Real Valladolid en Ipurua (0-2), el pasado domingo, fue una alegría para toda la plantilla, para el club y la afición. También para Kiko Olivas que, de alguna manera, pasó página en el estadio donde se lesionó de gravedad hace casi dos años, el 16 de julio de 2020, en la jornada 37, penúltima de Liga con el equipo ya salvado.

En aquel partido, que acabarían ganando los eibarreses (3-1), el central jugó de titular, como la mayoría de los encuentros esa temporada, y en el minuto 30, en un duelo con un futbolista contrario, estrelló su rodilla con un bordillo de cemento que había al borde del campo (el club vasco lo quitó ese mismo verano). Las primeras sensaciones eran malas, el diagnóstico posterior, terrible: rotura en el ligamento cruzado anterior, lesión en el cuerpo menisco externo, esguince grado 1 en el ligamento colateral lateral y edema óseo en el cóndilo femoral externo. Ocho meses de baja. El inicio del descenso de la temporada siguiente.

Porque el Real Valladolid de Sergio González de la campaña 2020-21 echó de menos a Kiko Olivas, compañero de Calero y Salisu, consecutivamente. Porque los recambios: Bruno y El Yamiq, no estuvieron a la altura. Porque todo se dio mal, con muchísimas lesiones en esa temporada y más en la línea defensiva. Cuando se recuperó en abril, el equipo estaba en la zona baja, sufría y aún así jugó en cinco de los seis últimos partidos de Liga, sin poder evitar el descenso.

En la actual campaña, con el cambio de categoría, de entrenador y de táctica, defendiendo mucho más arriba, el central malagueño no ha terminado de lucir. Y eso que fue titular en las 11 primeras jornadas, después ha salteado sus actuaciones sumando en total 1.307 minutos en 21 encuentros. El último, ante el Eibar, cuando entró a falta de cinco minutos y ayudó a cimentar una victoria que puede ser clave para el ascenso. Él lo sabía y por eso sonríe.