La salvación del Leganés le permite ganar tiempo de planificar
Por primera vez desde el curso del ascenso a Primera, el club dispone de algo más de margen de lo habitual para preparar la próxima temporada. Aún así, movimientos escasos.
El Leganés logró el pasado domingo ante el Cartagena su salvación matemática en Segunda División tras empatar a cero y sumar el punto que necesitaba para certificar la permanencia. Un premio menor, pero premio al fin y al cabo para un equipo que al cierre de la primera vuelta temía por la continuidad en el fútbol profesional. Así de dramático fue el comienzo de curso para este equipo construido, sobre el papel, para asaltar los playoff de ascenso. No fue posible, aunque la pedrea de la permanencia esconde un regalo infrecuente: la posibilidad de que el Leganés prepare ya el próximo curso.
Porque hasta ahora el Leganés, por unas cosas o por otras, apenas había podido tomarse tiempo en los últimos años para afrontar la temporada siguiente con calma. Desde el ascenso a Primera, todo fueron siempre prisas atropelladas. Bien por tardar en conseguir la salvación, bien porque (como en las últimas temporadas) el objetivo último se escapó siempre en el suspiro final.
De hecho, esa temporada, la de la consecución del histórico ascenso, es la más reciente en la que el club, efectivamente, pudo ponerse manos a la obra con mucho tiempo de antelación. En 2015 la salvación se produjo con mucho margen y eso permitió que la dirección deportiva pudiera trabajar con tiempo, primero con la contratación de Txema Indias y, después, con el resto de fichajes que hicieron factible alcanzar la máxima categoría.
Pendientes del banquillo
Ahora, con el trabajo hecho a falta de tres jornadas (y más o menos avanzado incluso unas cuantas semanas atrás) debería suceder lo mismo. El Leganés debería tener ese tiempo extra para pensar en cómo recomponerse de un año, en el cómputo global, regular. Sucede, con todo, que tal y como contó AS, por ahora no se están dando esos grandes avances en la planificación del curso.
Esto no significa que no se esté trabajando, sino que las decisiones importantes se encuentran aplazadas, en gran medida condicionadas por el interés de un grupo inversor norteamericano en la compra del club, pero también por la incertidumbre de no tener claro que quiere ser el equipo de mayor, esto es, si la próxima campaña debe ser la de la revolución en la plantilla para pensar de nuevo en el ascenso o, por el contrario, la de la revolución en la entidad para amoldarse a los nuevos tiempos y bajar un par de peldaños la exigencia.
Modo ‘stand by’ que afecta por encima de todos a Mehdi Nafti. El entrenador del Leganés no sabe aún que será de su futuro o si el club le ofrecerá una ampliación de contrato. La decisión es capital porque le corresponde al entrenador (sea Nafti, sea quien sea) empezar a construir ese nuevo proyecto deportivo, por ahora, imbuido de más dudas que certezas y sin aprovechar la ventaja que le otorga el factor tiempo de haber cerrado el curso antes de lo habitual.