El primer indulto del VAR al Leganés lo concedió un árbitro ‘maldito’
En Cartagena, Ais Reig señaló los once metros por mano de Nyom pero Vicandi Garrido le corrigió desde el VAR. Es el mismo árbitro que había causado indignación en el Leganés.
El de Cartagena iba camino de ser el octavo penalti en contra del Leganés en toda la temporada, el sexto en las últimas nueve jornadas. Una locura. Pero entonces sucedió lo inaudito. Lo insólito. Lo nunca antes visto. Al menos esta temporada de boquete en el punto de los once metros. Donde el árbitro del partido, Ais Reig, había visto mano de Nyom, el del VAR, Vicandi Garrido, dijo que no. Que aquello no era mano. Que era espuela. Cinco minutos de revisión más tarde (visita a la pantalla del Cartagonova incluida), decidió que lo que sus ojos habían vislumbrado como falta era en realidad despeje legal de empeine. Vuelta atrás, nada de penalti y suspiro en el Leganés. Por fin el VAR le daba algo al Leganés.
Curioso. En la intervención de la tecnología hubo algo de redentor. Porque el encargado de decirle al colegiado principal que se había equivocado fue un trencilla con el que el Leganes tenía cuentas pendientes. Y por partida doble. Vicandi Garrido no fue, hasta el domingo, de buen recuerdo al sur de la capital.
Polémico en Ibiza y Girona
Este árbitro del colegio vasco fue el mismo que en Ibiza llamó a Trujillo Suárez para pedirle precisamente todo lo contrario a lo que sucedió en Cartagena. Que pitara penalti por manos de Sergio González. Manos mínimas. Leves. Casi imperceptibles y, desde luego, dudosas para señalar pena máxima. “¡Qué vergüenza que piten eso!”, llegó a tuitear desde casa Borja Garcés, delantero blanquiazul esa tarde fuera de la convocatoria.
No era la primera vez que Vicandi Garrido se convertía en foco de iras blanquiazules, esta vez, por su inacción. En Girona no llamó a Prieto Iglesias para que señalara un claro penalti de Jairo a Randjelovic que, en el minuto 45+2, podría haber significado el empate a uno antes justo del descanso. A cambio, el equipo se desconectó protestando esa acción y acabó encajando el 2-0 justo antes de irse al cambiador. La noche y el día.
Corrección y suspiro
Así que sí, la primera vez que en esta temporada el VAR le condonó un penalti al Leganés tuvo que ser uno de los árbitros con los que pero recuerdo tiene el equipo el que decidiera indultarle y, de paso, acercarles la salvación matemática. Porque, de haber marcado el Cartagena y (quizá) haber perdido el partido, el escenario habría sido oscuro para un Leganés que seguiría sin estar salvado matemáticamente (aunque sí virtualmente) y habría acumulado otra derrota más en un tramo final de temporada irregular.
Pero a cambio, el Leganés igualó el choque y, pese a la colección de bostezos con las que contagió a propios y ajenos, logró una permanencia meritoria que no se festejará en la Plaza de España, pero que más de uno habría firmado en noviembre cuando Nafti cogió a los blanquiazules a cuatro puntos de la zona de salvación y terceros por la cola.