Nafti aplica la meritocracia estricta
El entrenador insiste en la importancia que tiene el día a día en sus alineaciones, pero sus onces transpiran que el acierto o fallo en los partidos pesa tanto o más que los entrenos.
Mehdi Nafti es un obseso del trabajo diario. Lo deja claro siempre que puede en sus comparecencias de prensa. “Los chicos ya saben que valoro mucho el trabajo del día a día”, suele decir como justificación a ausencias o presencias en el once del Leganés. Una meritocracia rutinaria que tiene en el comportamiento y rendimiento de sus jugadores durante los partidos una palanca también importante. El entrenador pepinero demuestra que lo que sucede durante los partidos también determina (y mucho) sus decisiones.
Y ahí, en esa meritocracia de competición, Nafti no deja tantas pistas en rueda de prensa. No hace tantas menciones a cuán importante son los partidos frente a las habituales sobre cuán relevante son los entrenamientos. Sin embargo, sus decisiones dejan claro que unos tienen tanta importancia como los otros. Puede que más. El último partido en Lugo, por ejemplo, señaló pruebas de esta tendencia.
Omeru y Giraudon, últimos ejemplos
Kenneth Omeruo fue suplente después de haber provocados dos penaltis en la jornada precedente, ante el Málaga. El nigeriano no tuvo su tarde y aunque el técnico calificó “de chiste” el segundo de los lanzamientos de once metros contra su equipo, lo cierto es que el nigeriano estuvo desdibujado. Mala tarde que lo arrinconó al banquillo en el Anxo Carro aunque para ello Nafti tuviera que utilizar a dos centrales que no son puramente centrales: Javi Hernández y Nyom.
“También cuando estás en un momento donde las cosas no salen, hay que probar cosas”, dijo tras el partido para explicar los relevos. “Los chicos saben que doy mucho valor a las cosas que hacemos entrenando. Tengo que tomar decisiones. Yo tengo que tener a todo el mundo enchufado de aquí a final de temporada”, insistió de nuevo sin profundizar en su decisión, ésa que de nuevo volvió a orillar a Jimmy Giraudon.
El francés también parece haber sido sometido a la meritocracia estricta que Nafti aplica tras los malos partidos de sus jugadores. El francés emergió en la titularidad ante el Mirandés por las bajas y encadenó cuatro titularidades que se acabaron la noche que el Leganés cayó ante Las Palmas (4-2). Aquel tampoco fue el día del galo y, desde entonces, sólo ha competido tres minutos ante el Málaga, cuando en el 87’ salió por Sergio González ya con 0-3 en el marcador.
Bustinza y una portería agitada
Con todo, hay aún casos más llamativos en esto de las oportunidades condicionadas al rendimiento de los partidos. Por ejemplo, Bustinza, que tras su partido en Burgos encadenó once convocatorias sin jugar ni un minuto hasta, precisamente, su vuelta ante el Lugo. En El Plantío el capitán jugó sólo 13 minutos. Salió al descanso y en ese lapso vio dos amarillas que lo mandaron a la calle.
Quizá la portería es el puesto más paradójico en el que Nafti ha dejado entrever con más frecuencia esta fórmula de la meritocracia. Bajo su mando, Riesgo e Iván Villar se han ido alternando en la posición en función de quién hacía un buen (o mal) partido, hasta que el último error de Riesgo ante el Amorebieta (salida en falso) ha consolidado a Dani Jiménez en la titularidad. Al utrerano no se le conocen por ahora errores grave, lo que ha ayudado a mantenerse en un puesto que, más que ningún otro, ha sufrido los vaivenes de una temporada irregular.