YOUTH LEAGUE | JUVENTUS 2(3)-2(4) BENFICA
El Benfica, finalista de la Youth League
El equipo lisboeta empezó ganando 0-2 en 10 minutos, pero la Juventus empató el partido con dos golazos y las Águilas terminaron clasificándose en penaltis.
Netamente superior en el comienzo del partido, con dos remates y dos goles en los primeros diez minutos, el Benfica debió sufrir después para avanzar a la final de la Liga de Campeones juvenil, por la expulsión de su portero Samuel Soares y por la reacción del Juventus con dos golazos que establecieron el 2-2, hasta los penaltis, con el último lanzamiento decisivo fallado por el argentino Matías Soulé, del equipo italiano.
Al décimo tiro desde los once metros, el guardameta Andres Gomes adivinó la intención de uno de los grandes talentos del conjunto turinés (antes había parado otro a Turco, para aliviar otro momentos de inquietud del Benfica, porque Nuno Félix había estrellado su pena máxima previa en el palo) para liderar el pase de su equipo, ganador por pegada y resistencia.Y por 4-3 en los penaltis.
Infalible en sus cuatro semifinales, a la altura en esa cantidad de duelos en la penúltima ronda del torneo al Barcelona, al Real Madrid y al Chelsea, en la final ha sido siempre al revés, sin un solo triunfo en cada una de las tres que ha jugado. Ni en 2013-14 (contra el Barcelona) ni en 2016-17 (ante el Salzburgo) ni en 2019-20 (contra el Real Madrid). No ganó ninguna de ellas. A ello aspira este lunes, bien contra el Atlético de Madrid o el Salzburgo.
El inicio este viernes del Benfica fue incontestable para el Juventus, al que desbordó a toda velocidad, entre la presión que promovió en el campo contrario y entre su formidable pegada: diez minutos, dos tiros, dos goles y 0-2 a su favor para desatar la euforia de los numerosos aficionados lisboetas en Nyon y para trasladarle claramente a su adversario que la final sería nada más cosa suya, aunque realmente después no fue ni mucho menos así.
El 0-1 fue a los dos minutos y 16 segundos, cuando recuperó un balón en el área contraria, porque presionó para conseguirlo. Luis Semedo lo aprovechó y cedió a Martim Neto, que conectó el tiro hacia el otro palo, con un buen remate al que no alcanzó la estirada de Senko, que no hizo ni una sola parada cuando su equipo ya perdía por 0-2 la semifinal. Después, en el 84, fue crucial para sostener a su equipo.
En el 10, prácticamente en la misma posición que su compañero en el 0-1, Luis Semedo logró el 0-2 con un zapatazo a la escuadra al que fue imposible oponerse. Pudo ser peor después, ya lanzado al contragolpe el conjunto luso, cuando Moreira hizo lo más difícil -la conducción y el regate- y falló lo más fácil -el remate- cuando Senko ya se sentía de nuevo en una situación más que vulnerable.
Pero todo cambió de repente. La diferencia abrumadora hasta entonces, incluso a la media hora, por más que el Juventus ya reclamó su protagonismo con un remate al larguero, cuando percibía mucho más nítidamente su derrota que otro resultado (nadie lo ha ganado en esta edición del torneo; ni el Malmoe ni el Chelsea ni el Zenit, en la fase de grupos, ni el AZ Alkmaar, en octavos, ni el Liverpool, en cuartos), admitió dudas desde que el portero Samuel Soares se apresuró en una salida imprudente que acabó en su expulsión.
En el minuto 35, porque levantó demasiado la pierna (cierto que tocó el balón, tanto como que después impactó en el rival, en una línea difusa entre si era amarilla o roja), el guardameta se marchó a la ducha, con la tarjeta roja que le enseñó el árbitro neerlandés Allard Lindhout, para reavivar la esperanza del equipo italiano, que resurgió liderado por Soulé y con el 1-2 de Chibozo, con una estética volea a la escuadra desde el borde del área, con aún 40 minutos por competir y discutir quién se clasificaba para la final europea.
Aún más cuando, entre la resistencia portuguesa, otro golazo de Turricchia, en el minuto 72, con otra volea que alojó en la escuadra de la portería de Andre Gomes a la salida de un saque de esquina, devolvió todo al primer instante, al empate (2-2), pero con la diferencia sustancial de la decisiva superioridad numérica del Juventus, al menos hasta entonces. No fue suficiente, porque no logró esquivar los penaltis, que clasificaron al Benfica.