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FINAL COPA DEL REY | BETIS-VALENCIA

De La Cartuja a la leyenda

El Valencia inició en La Cartuja un lustro de éxitos (seis títulos y dos finales de Champions) que le acabó catapultando hasta convertirse en 2004 en el “Mejor Equipo del Mundo”.

Actualizado a
Mendieta, Piojo López y Camarasa recogen la Copa del Rey de 1999.

El Valencia vuelve el sábado a La Cartuja. Allí escribió el 26 de junio de 1999 una de las páginas más recordadas de su historia. La Cartuja, Sevilla en sí misma, forma parte del imaginario colectivo del valencianismo desde entonces. El Valencia de Claudio Ranieri, el de Gaizka Mendieta y el Piojo López, conquistó ese día la Copa del Rey.

Hacía 20 años que ningún capitán levantaba ese trofeo, 18 desde la última vez que el Valencia había ganado un título de postín la Supercopa de Europa (en 1998 se adjudicó la Intertoto, que como siempre comenta Angulo: "Nos dieron un trofeo, así que cuenta como título"). Eran miles los aficionados que esa noche en Sevilla, recién inaugurado el verano, vieron por primera vez ganar a su Valencia, de ahí que los acordes del ‘Pobre Migue’ les trasladen aún hoy en día a la felicidad. Muchos de ellos habían visto 15 años antes al Valencia en Segunda y no eran pocos los que cuatro años atrás se mojaron hasta tener que desnudarse en los autobuses de vuelta a casa en la "final de Copa de la lluvia del Bernabéu”, título que finalmente conquistó el Deportivo de la Coruña.

El Valencia regresa este 23 de abril a un estadio donde jugó uno de los mejores partidos de su historia, con diferencia el resultado más cómodo en una final, y donde constató con su 3-0 al Atlético de Madrid que era merecedor como ningún otro participante de aquella Copa del Rey. Su torneo fue como el Prado y el gol de Mendieta, las Meninas de Velázquez. Por el camino hasta Sevilla eliminó al Levante, al Barcelona (ganándole en el Camp Nou), al Real Madrid (endosándole un 6-0 con Mestalla cantando “Sois San Marino”) y en la final apabulló al Atlético (3-0, dos del Piojo y el golazo de Mendieta). Mendieta, Piojo y Camarasa recogieron la Copa de manos del Rey Juan Carlos. Valencia fue una fiesta.

El proyecto de aquel Valencia, sustentado en la combinación de veteranos y noveles y en la confección de una plantilla equilibrada, tomó velocidad de crucero hasta ser elegido en 2004 Mejor Equipo del Mundo por la IFFHS. Los cimientos ni tan siquiera se inmutaron tras anuncio (el mismo día de la final) de que Claudio Ranieri firmaba por el Atlético de Madrid. Desde Sevilla hasta ese día en el que le hicieron entrega de este simbólico trofeo que preside la vitrina del palco de Mestalla, el Valencia jugó dos finales de Champions (Paris y Milan), ganó dos Ligas (2002 y 2004), una Copa de la UEFA (2004), una Supercopa de Europa (2004) y una Supercopa de España (1999).

“Esa Copa fue el inicio de un gran grupo, con futbolistas de gran experiencia, muy entregados y con mucho oficio, y jóvenes que crecían muy rápidamente y muy buenos”, comenta Amedeo Carboni, lateral italiano que aterrizó en 1997 en Mestalla con 32 años y se hizo leyenda hasta retirarse con 41. Carboni, Angloma, Roche, Björklund, Djukic, Deschamps, Kily González, Pellegrino, Roberto Fabián Ayala…

Plantilla del Valencia, campeona de Liga.
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Plantilla del Valencia, campeona de Liga.

La dirección deportiva, con Javier Subirats como principal padre de la criatura, supo combinar el hambre y la madurez del perfil de los futbolistas extranjeros mencionados con la explosión de jóvenes, la mayoría formados en la cantera, como Mendieta, Farinós, Angulo, Curro Torres, Palop, Juan Sánchez o Albelda. Ello sumado a fichajes nacionales estratégicos (Cañizares, Milla, Baraja, Marchena, Vicente o Rufete) e incorporaciones relevantes, como la de Claudio Piojo López o Pablo Aimar. Y todo ello con una política sustentada en una máxima: tan importante es fichar como saber vender (Piojo, Mendieta, Farinós…). Así, aún con idas y venidas de jugadores cada año, “con aquella Copa que se ganó en La Cartuja se fue creando una unión muy fuerte, un grupo compacto, que dio inicio a unos años fantásticos”, enfatiza Carboni.

Los arquitectos: Ranieri, Cúper y Benítez

Evidentemente, muchos mérito de los éxitos conseguidos fueron obra de la elección de sus tres arquitectos: Claudio Ranieri, Héctor Cúper y Rafa Benítez. “No eran tan parecidos como con el paso del tiempo pueda parecer, aunque los tres tenían tres pilares: rigor en el trabajo, eran competitivos y sacaban lo mejor de sus jugadores”, apunta Jorge Bartual, portero de aquel Valencia de finales del Siglo XX y años después ayudante de Rafa Benítez en China. “Cada uno tenía su estilo de juego, con sus similutudes pero también sus diferencias, pero le dieron una identidad común al equipo, como por ejemplo saber mantener los resultados favorables”.

Fueron tiempos convulsos en lo social, con pugnas entre grandes accionistas e inclusive infiltrados en el Consejo de Administración, lo que obligaba a los que estaban dentro del club a estar permanentemente despiertos y a acertar más que a equivocarse; con profesionales en puestos estratégicos que a su vez tenían un sentimiento de pertencia; con un mundo de peñas activo, numeroso y respetado. Fue también una época en la que emergió con fuerza una prensa deportiva en Valencia de impacto local e influencia nacional.

Pero sobre todo fueron cinco años en los que el vestuario del Valencia fue un ser con vida propia,con su esqueleto estructurado y con pulmones y corazón a pleno rendimiento, una máquina de fútbol que fue absorbiendo conceptos de Ranieri, Cúper y Benítez hasta convertirse cinco años después de la gran noche de La Cartuja en el Mejor Equipo del Mundo.

Trofeo que entregó la IFFHS al Valencia en 2004.
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Trofeo que entregó la IFFHS al Valencia en 2004.