Iván Sánchez como motor propulsor de Plata
El ecuatoriano jugó ante el Almería uno de sus mejores partidos con el Real Valladolid favorecido por el rol condicionado del jienense.
En continua evolución táctica desde el comienzo de la temporada, el Real Valladolid insistió ante el Málaga con tres centrocampistas, con matices implementados por Pacheta con respecto a lo que venía siendo habitual, basados en la posición de Iván Sánchez. El jienense repitió titularidad tras su exhibición en La Rosaleda, en esta ocasión, desbancando a Álvaro Aguado, con una finalidad clara: maximizar, en particular, el rendimiento de Gonzalo Plata.
Se convirtió en motor propulsor del ecuatoriano, a cuya individualidad se plegó desde el plan de partido reconocido por el técnico en rueda de prensa. "El plan era que pudiera activarlo, porque no la pierde; es un jugador fantástico en regate, al que hacen diez faltas por partido, te va a dar pase de calidad, continuidad al juego...", definió Pacheta, que construyó su lado fuerte sobre el trío que conformaban con un Luis Pérez que no abandonó su vocación ofensiva.
Y funcionó, ya que Plata cuajó una de sus mejores actuaciones como blanquivioleta. Intervino más que nunca en la creacción, pues dio 36 pases buenos, el doble de su media de la temporada, y solamente erró dos, además de acumular cuantiosas acciones de ataque positivas, tales como los tres regates que intentó y completó, como dos pases clave y dos disparos, uno de ellos, con marchamo de gol y que se le marchó fuera por poco.
En toda esta producción puede sorprender su alta conectividad con el juego a pesar de contar con un interior tan próximo; sin embargo, se basa precisamente en esa presencia, en el hecho de tener siempre actores cercanos para interactuar. Asimismo, con respecto a sus dos últimas titularidades, ante Las Palmas y Oviedo, ganó una altura; partió de más arriba, sirviéndole ese escalón inferior de Iván Sánchez para acercarse más a su zona de influencia.
Este condicionamiento del mediapunta fue el más claro desde la implementación del 4-3-3, toda vez que hasta ahora la tendencia había sido la de generar una superioridad mayor por dentro a partir de la conexión de los tres medios, hasta ahora siempre próximos y centrados. Supuso una sorpresa que permitió el dominio de la posesión y del tempo, sobre todo en una primera parte en la que el ritmo fue muy alto y vertebrado desde esa asimetría.
No fue lo único distinto, puesto que la suplencia de Aguado matizó el rol hasta ahora habitual de Monchu y potenció un rasgo identificativo de Roque Mesa. El balear, que normalmente venía siendo segundo escalón, fijó más veces su posición como pivote que en anteriores apariciones, permitiendo, entre él e Iván Sánchez que Roque Mesa tuviera vuelo. Si el canario suele salir en conducción, más lo hizo en esta ocasión, derivando en una suerte de 'ocho'.
Pacheta lo argumentó con que el canario "se está soltando bien", algo que constatan los datos que ofrece Olocip, que lo sitúan como el mejor constructor de juego de la categoría, merced a dichas conducciones, al número de pases exitosos y a cuantos pases da hacia adelante, pero también a su participación en once goles (tres firmados, seis asistidos y dos en los que dio el pase previo a la asistencia) y a cuanto genera cerca del área rival.