Iván Sánchez, en el momento más indicado
El mediapunta se estrenó como titular ante el Málaga y dio un recital canalizando el ataque del Real Valladolid.
La lesión de Óscar Plano en el gol que hizo al Lugo dejó al Real Valladolid huérfano de quien, a juicio de Pacheta, es uno de sus mejores futbolistas interlineados. Sin embargo, en La Rosaleda el conjunto blanquivioleta no echó de menos la figura del '10' gracias a que emergió, de manera un tanto sorprendente para muchos, la de Iván Sánchez. El futbolista jienense irrumpió en el once inicial alojado en el costado derecho y completó siete regates de los ocho que intentó, igualando la mejor cifra de un blanquivioleta (Roque Mesa) en la presente campaña.
Esta cuestión no es baladí, dado que esas rupturas sirvieron a menudo para avanzar en el pasillo interior que frecuentó, el diestro, desde donde pronto buscó un disparo, manso, y por el cual creció ofensivamente el Pucela. Fue canalizador del juego de ataque a partir de ese movimiento y de sus conducciones, que dirigía a dar profundidad desde una altura media, no necesariamente desde la de la mediapunta, sino más próxima a la sala de máquinas, desde donde progresaba y activaba a un Luis Pérez que, no obstante, no encontró muchas opciones de dos para uno en el partido.
Esta circunstancia mermó en alguna ocasión al lateral también tras la entrada al campo de Plata; recepcionaba demasiado lejos, con demasiados metros para avanzar y sin demasiados apoyos para salir en pared. Sin embargo, como el equipo en general, se sintió mejor cuando Iván Sánchez intervenía, dada la fluidez que el jienense daba: ofreció 47 pases buenos de los 55 que intentó, cifra altísima, que supera las medias incluso de Roque Mesa (43,7) y Aguado (43) y multiplica la de otros jugadores habituados a actuar en su posición de partida.
Desde esa posición interiorizada por la derecha, el '21' fue desahogo ante las revoluciones del Málaga, que no supo frenarle de otra manera que no fuera con infracciones. Pitaron cinco, pero siempre que podían le 'rascaban', ante la dificultad de rebañarle el balón gracias a su catálogo técnico, fundamentalmente, a lo cercano que llevaba el cuero, casi cosido a la bota. Pero no se arrugó tampoco, ya que salió ganador de nada menos que 13 de 16 duelos, lo que denota una fortaleza que también ayudó a crecer. Fue, por cuanto sumó en lo individual y al colectivo, quien sacó al equipo del atasco, en mayor medida que Monchu en el escalón intermedio zurdo.
Precisamente, en ausencia del balear y de Aguado, con mejores números que sensaciones, acabó actuando de volante, otra posibilidad deslizada por Pacheta a su llegada, ya que conocía sus condiciones más que de sobra, después de entrenarle en el Elche, y alternativa con la que poder crecer en según qué contextos. Apareció, en fin, en el mejor momento, en uno en el que el grupo necesitaba de esas habilidades que esgrimió por cuánto supuso el entramado inicial del Málaga y por la necesidad de suplir a Óscar Plano, cuyo sitio puede seguir ocupando siempre que el técnico y la elevada competencia lo permitan.