El Chelsea se olvida de las penas con una final

Tuchel volvió a confiar el once tipo del Bernabéu con las únicas novedades de Christensen y Azpilicueta. Así se desplegó el Chelsea ante el Palace, que no contaba con Conor Gallagher, por lo que trazó dos líneas de cuatro por detrás de Mateta y Zaha. Pasados los primeros 24 minutos, cuando el Chelsea había conseguido retener sus primeras posesiones, Kovacic sintió molestias y se tuvo que marchar sustituido por Loftus-Cheek.

Hasta entonces, las ocasiones habían velado por su ausencia y hubo que esperar hasta el 35 para ver una doble oportunidad del Palace, que se encontró con Mendy, primero, y después con la madera. El equipo de Vieira había salido más decidido y Kouyaté fue el primero en demostrarlo ante un Chelsea adormecido, que en el segundo tiempo se empezó a desperezar con dos disparos de Mount y Rüdiger.

El Chelsea crecía en el juego, y pasada la primera hora, el que terminó abriendo el marcador fue Loftus-Cheek, que no dejó caer el balón y tiró a la escuadra. Ni los intentos de Vieira por dar más punch a su ataque, ni el talento de Zaha, que revoloteó por el campo blue, superó al equipo de Tuchel, que en el minuto 76 encontraría de nuevo su camino al gol, en otra de tantas incursiones de Mount, que resolvió con un disparo raseado dirigido a la esquina inferior derecha del marco de Butland. Era el 2-0 y sentenciaba la semifinal, a falta de un cuarto de hora en el que Lukaku pudo hacer el 3-0, pero el Palace no mereció más castigo.