Casemiro, desencadenado
El brasileño llega al momento clave de la temporada en su mejor momento. El gol al Getafe complementa una recuperación que busca confirmar ante el Chelsea.
Quique Sánchez Flores levantó una muralla el sábado en el Bernabéu y el encargado de encontrar el resquicio fue Casemiro. Vinicius le puso envoltorio con el exterior de su bota al esférico y el brasileño, remate en plancha mediante, aceptó el regalo. "No lo sé. He visto el hueco y para allá", expresaba en RMTV sobre ese 1-0 ante el Getafe, entre risas y con su hija menor en brazos. La televisión oficial del club le ha dedicado un reportaje, gracias al deseo de la primogénita de Case, que quería "pisar el campo de papá". Se pudo ver a un Casemiro feliz, familiar y bromista, pero que no perdía de vista lo venidero: "Salimos con tres puntos importantes. Ahora toca pensar en el Chelsea".
"Sabemos que será difícil, pero es nuestra casa, nuestro público...", continuaba, consciente de que lo de mañana huele a final. Una a la que llega en el mejor momento de su temporada. Por momentos, el paulista, único futbolista sin ‘doble’ en la plantilla, parecía necesitar una recarga de pilas. Era un Casemiro a medias, pero ha llegado el electroshock y en el momento crucial de la temporada muestra su mejor nivel. En Stamford Bridge se salió y selló un partido sensacional, ante un centro del campo que apenas un año antes fue pesadilla, con Kanté al frente. Se ha quitado las cadenas.
AntiLukaku
Además, hizo las veces de 'antiLukaku', cuando el belga ingresó al terreno de juego comenzó a dominar con su robustez a la defensa blanca y Ancelotti, en un gran movimiento táctico, situó al de São José dos Campos como improvisado central. Su tarea era sencilla, no por baladí, sino por específica: amargar la existencia al delantero. Militao y Casemiro son los dos líderes aéreos del Madrid. Con el primero en el banquillo por una torsión de rodilla, el segundo tomó el mando y apagó el furor con el que arrancó Romelu.
Y contra el Getafe, más allá del gol de cerrajero, mantuvo su línea ascendente. No tuvo mucho que destruir, ya que los azulones apenas amenazaron, pero estuvo certero en el pase (60/66, un 91%) y ayudó en los cambios de juego (acertó 8 de 9 desplazamientos en largo), sabedor que su socio Kroos estaba en el banquillo. Su único lunar estuvo su excesivo ímpetu en la primera parte, que terminó con Soto Grado mostrándole su décima amarilla del curso en Liga. Se perderá la visita al Sevilla en el Pizjuán. Una sombra entre tanta luz que servirá para potenciar su motivación el martes ante el Chelsea.
Objetivo doble: pasar a semifinales y ajustar cuentas. Una de las claves de la eliminación del curso pasado fue la exhuberancia física del centro del campo de los de Tuchel, que pusieron grilletes a Casemiro, Modric y Kroos. La receta del éxito la tiene clara: atención constante y pulmones. "Normalmente hago 11.5 o 12 kilómetros por partido (...). Hay que estar concentrado los 97 minutos. Ahora se juega más", añadía en RMTV. No duda y Ancelotti puede sonreír por ello. El mejor Casemiro, en el mejor momento.