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SELECCIÓN | JESÚS CASAS

"No hubo una gran bronca con Luis Enrique, pero sí un desgaste"

La salida por sorpresa de Jesús Casas (Madrid, 1973) del staff técnico de Luis Enrique todavía colea. Algo más de un mes después, se sincera con AS sobre lo sucedido.

"No hubo una gran bronca con Luis Enrique, pero sí un desgaste"
ALVARO RIVERODIARIO AS

Hasta la tarde del 25 de febrero del año en curso, el conocimiento más o menos exacto sobre quién era Jesús Casas García (Madrid, 1973) solo estaba al alcance de los futboleros con carné. Solo los más avezados en la materia le tenían plenamente identificado como lo que era, la mano derecha del seleccionador. Su perfil en la sombra, siempre cerca del 'jefe' y siempre en un segundo plano, como el resto de colaboradores más directos, no hacía presumir que de la noche a la mañana su nombre fuera a ser carne de titular: "Jesús Casas deja de ser segundo de Luis Enrique".

Sin ninguna explicación oficial sobre las causas de su marcha, en un primer comunicado de la RFEF se recogían las impresiones del interesado. "Ha sido un orgullo formar parte de la Selección durante cuatro años. Quiero agradecer y poner en valor a todos los trabajadores de la RFEF por su trato y su alto grado de profesionalidad. En especial, quiero expresar mi gratitud al presidente Luis Rubiales por su afecto y confianza desde el primer día, así como a José Molina".

Sorpresa. Ni una referencia a Luis Enrique. Un par de horas después, suscitado el revuelo correspondiente porque el técnico gaditano de adopción no se hubiera acordado de su jefe, se incluyó su nombre en el comunicado sin poderse evitar ya que las puertas de la imaginación y la especulación quedaran abiertas de par en par. "¿Qué ha pasado? Eran uña y carne. ¿Por qué se irá?" Llevaban trabajando juntos desde 2010 y en la Selección desde la llegada de Luis Enrique en 2018.

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Aitor Alcalde - UEFAUEFA via Getty Images

Cuarenta y tantos días después, tranquilo, receptivo y reflexivo, se dispone a resolver las incógnitas surgidas sobre su adiós a la Selección. Después de una silenciosa carrera de 12 años como futbolista y 18 como técnico escaló hasta ser segundo de Luis Enrique. Sus respuestas huelen a sinceridad, pero dejan escapar un aroma de prudencia y reserva. No quiere hundir más el dedo en la herida abierta con quien hasta hace poco era su patrón.

Aunque su perfil pueda encuadrarse entre los denominados 'bajos' su trayectoria futbolística es densa.

Me retiré de futbolista, ahora creo, demasiado pronto, con 29 años. Ya se sabe lo que es el fútbol modesto, a veces es desagradable. Tuve varias lesiones consecutivas, descendió el Puerto Real, nos dejaron a deber un dinero y se me presentó la posibilidad de entrenar al Cádiz juvenil división de honor (2003-04). Con el tiempo creo que fue una decisión acertada. Como entrenador me ha ido bien, pero en su momento fue un poco locura porque me quedaban cuatro o cinco años de jugar.

Continúa su carrera como técnico a caballo entre los banquillos y la dirección deportiva y su primer contacto con Luis Enrique llega en 2010 a través de unos informes que usted elabora sobre los rivales del Barcelona B en la fase de ascenso a Segunda. Entonces era un freelance en toda regla.

Es una historia curiosa. En la temporada 2009-10 dejo el Cádiz y gracias a mi amigo, Fran Garagarza, me pongo a realizar informes de los equipos del grupo cuarto de Segunda B para el Eibar. Como a ellos no les toca ningún equipo de ese grupo, un intermediario que sabía que yo tenía los informes de todos los equipos andaluces me pide si se los puedo pasar a los clubes a los que el sorteo les deparó estos rivales. Fran me da permiso y paso los informes. Al Barcelona B, entrenado por Luis Enrique, le toca el Poli Ejido y mi informe llega a sus manos. Gana y luego le toca el Real Jaén y también le envío la documentación. Y es con motivo del partido del playoff en Jaén (30-5-2010) cuando conozco personalmente a Luis Enrique con el que ya había tenido algún contacto telefónico para hacerle alguna aclaración que me pidió sobre el informe como tal.

Entonces es cuando Luis Enrique le pone a usted cara y ojos y además le ficha para el Barcelona…

Correcto. A la temporada siguiente, su equipo recogía los rivales que dejaba el Jerez y me propuso trabajar ya directamente para el Barça, pero desde Cádiz. Me iba a grabar por toda Andalucía todos los partidos que le podían interesar. El enlace con Luis Enrique era Robert Moreno. Pasa esa temporada, Luis se va a la Roma y el Celta y yo me quedo ya trabajando en el Barça en el tema de la captación de futbolistas en la Andalucía Occidental. Vuelve él al primer equipo (2014-15) y es cuando me reclama de analista y ya me voy a vivir a Barcelona. La relación es diaria, haciendo los informes de los rivales del primer equipo.

Luis Enrique se va del Barça al finalizar la temporada 2016-17 y usted vuelve al Cádiz.

Sí, pero él me dice que le gustaría contar conmigo en su próxima aventura ya como miembro del cuerpo técnico, no como analista. Curiosamente Javi Gracia me había dicho lo mismo y en enero de 2018 le llega la posibilidad de entrenar al Watford en la Premier y me fui con él de segundo. Con el Cádiz había firmado una cláusula liberatoria por si me llamaba cualquiera de los dos. Después, en julio, es cuando Luis Enrique firma por la Selección y me vengo con él hasta hace un mes y pico.

Llega como tercero en el staff técnico.

Sí, seguía haciendo los informes de los rivales, labor que compartía con Robert Moreno. Intentábamos filtrar la información que nos preparaban otros dos técnicos, Juanfran y Peña. Se trataba de que a Luis no le llegara más información que la necesaria. Robert Moreno se encargaba también del balón parado y cuando Luis salió y se quedó Robert, yo pasé a hacer esa labor y ya me quedé con ello cuando regresó Luis y además pasé a ser segundo entrenador. También hacía las labores que me encargaba el seleccionador sobre nuestro propio equipo.

¿Y qué fue sucediendo entre ustedes para qué con un Mundial a la vista, un españolito de Cádiz acabara conjugando el verbo dimitir, algo no muy normal?

No fue una dimisión como tal. Me voy porque la relación se va desgastando. No hubo nada concreto para llegar donde se llegó. No hubo una gran bronca. No hubo un día punta. Fue un desgaste que se fue produciendo entre nosotros en lo personal que terminó afectando a lo profesional. Esa es mi percepción. Lo que antes valía, ya no valía. Empiezan a surgir dudas y demás. Ninguno estaba cómodo. Ni Luis, ni yo, y al final la decisión que tomamos de forma compartida era lo mejor que podíamos hacer.

Podía haber acabado el ciclo: Eurocopa, Copa de las Naciones, Qatar… Un Mundial puede ser una experiencia única en la vida y supongo que si no ha esperado es porque no podía más con la situación.

Es que el Mundial yo no lo veía tan cercano. Si hubiera sido en junio, pues a lo mejor podría haber pensado en esperar, pero siendo en noviembre lo veía muy lejos. No era cuestión de esperar. Las circunstancias no cuadraban por ambas partes. No valía la pena forzar las cosas ni por su parte ni por la mía. No merecía la pena.

¿Y cómo fue la despedida, llega un día, os sentáis, lo habláis y hasta luego?

Sí, así fue. Se habló y sin más. Me hubiese gustado que mi situación fuese diferente, pero eso no cambia mi percepción sobre Luis. He estado siete años y medio con él y le estoy muy, muy agradecido. Luego cada uno tiene su personalidad, cada uno es como es. Hay momentos en los que las cosas fluyen mejor y otros en las que no fluyen. Hay una frase que digo siempre: cada día estamos más cerca de terminar, donde sea. Cuando entras en un sitio ya te queda un día menos para terminar. Todo tiene un principio y un fin. En nuestro caso se dio este final, y a estar agradecido, a recordar con cariño todo lo que allí he pasado y a partir de ahora pensar en mi futuro.

Lo que sí llamó la atención fue que en sus primeras palabras de despedida-agradecimiento no citara a Luis Enrique y a las dos horas ya se incluyera su nombre. ¿Fue un olvido o algo voluntario?

Lo voy a explicar, que hasta ahora no lo he hecho porque creía que no tenía nada que explicar. Realmente fue una gilipollez. Como me había despedido de Luis por la mañana, pensé para qué me iba a despedir dos veces. Pero claro, visto la que se montó, pensé, ¡hostia lo tenía que haber metido! Pero no fue por nada. Por simple desconocimiento de la que se podía liar. Si hubiera querido meter polémica, hubiera seguido sin meterle y hubiera seguido con la polémica. No había intención de generar nada. A Luis no le tengo que guardar rencor, ni mucho menos, todo lo contrario. Hemos tenido nuestros roces evidentemente. Lo normal en una relación de tanto tiempo. Lo mismo que le puede pasar a usted con su jefe. Lo que pasa es que siempre sale mal parado el empleado. Es como en un matrimonio en un divorcio, lo que pasa es que él, al ser el jefe, se ha quedado con el coche, la casa, los niños, el perro y el apartamento y tú te vas a dormir a casa de un colega. Es que esto es así. No hay que darle más vueltas.

Ya, pero entonces, al no citarle en su despedida, dio toda la sensación de que habían salido de mala manera…

Tampoco puse otros nombres de personas con las que había convivido a diario y ni siquiera me había despedido de alguna de ellas. Luis es especial, eso no hace falta que yo lo diga, pero para lo bueno y para lo malo. Tiene su personalidad y su carácter. También es capaz de lo mejor. Siempre comentábamos entre nosotros un ejemplo: es capaz de convertir un gatito en un león. Esa es la parte positiva de ese carácter que tiene y de esa inquietud.

Él lo dejó claro cuando explicó posteriormente la situación. "Soy el máximo responsable de lo que sucede en mi cuerpo técnico. Los staff están en continua evolución, hay que adaptarse y eso es lo que busco".

Sí, así fue. Y tiene razón. Como entrenador me molestan las malas caras y los reproches de los jugadores cuando no juegan. Si cuando eres titular no me pides explicaciones, no me las pidas cuando eres suplente. Pues esto es igual. Si yo no pedí explicaciones a Luis cuando estaba conforme conmigo, nos llevábamos de maravilla y todo iba bien, no se las iba a pedir cuando veíamos las cosas de diferente manera. No le voy a dar las vueltas. Me hubiese gustado que las cosas fueran de otra manera, pero a partir de ahí, es una parte más de mi vida. Estoy muy agradecido a todo.

Desde fuera no parece muy normal que del primer equipo de trabajo de Luis Enrique cuando llegó a la Federación ya no estén ni Roberto Moreno (octubre 2019) Ochotorena (febrero 2021), ni Sambade (junio 2021) que lo sustituyó, ni usted… Muchas veces se piensa que la Selección no tiene desgaste, o al menos no tanto como en los clubes, y a lo mejor estamos equivocados.

Desgaste se tiene. En las concentraciones se conviven las 24 horas y en los clubes al final te vas a tu casa. Sobre la pregunta creo que ha sido más casualidad que otra cosa. Es cierto que lo ves en el tiempo y piensas, coño, ¿qué está pasando aquí que en poco más de un año hay tantos cambios? Pero repito fue más por casualidad que por enfrentamientos como tal. Cada caso ha sido diferente, se han dado y ya está. No sé decir el por qué.

Han pasado los dos primeros partidos de la Selección estando fuera. ¿Cómo los ha vivido?

Vi los dos partidos. No tenía por qué no verlos. Claro que se echan de menos cosas, la concentración, toda la gente con la que has convivido tanto tiempo y has creado los lazos. Mi mujer me echa la bronca porque dice que soy muy frío, tanto para las alegrías como para las tristezas. Yo lo veo como una virtud, pero ella, no. Al final nos comemos la cabeza con un montón de cosas que no valen para nada. Yo me considero un tío afortunado y hay que vivir la vida y todo lo que pasa aceptarlo como un reto.

Antes de conocer a Luis Enrique, ¿cómo era el fútbol que bullía en la cabeza de Jesús Casas?

No era de la escuela Barça como tal, pero me gustaba ese tipo de fútbol. No conocí esa filosofía hasta que estuve dentro. He aprendido mucho con Luis, con Robert y también con Javi Gracia, que no lo puedo obviar. Fue importante estar presente en las charlas que Luis daba a sus jugadores para ir conociendo mejor el modelo y adaptar mis informes a nuestro estilo. He evolucionado mucho y el propio Luis también lo ha hecho. No es el mismo que empezó y probablemente el que llegue al Mundial tampoco será el mismo de ahora. Se evoluciona día a día.

¿Y cómo serán sus equipos cuando sea primer entrenador? ¿Impondrá el estilo de juego de la Selección?

Antes de conocer a Luis y al Barça ya intentaba llevar a la práctica en mis equipos ese estilo de tener el balón, ser protagonista, presionar arriba… Lo que ocurre es que no lo llevaba con la exquisitez o con la profundidad debida. Lo que no soy es tonto. Me gustaría jugar a eso, pero tengo que saber qué jugadores tengo. No quiero volver a ser un fundamentalista. Ya me pasó en un equipo que entrené, el Rota, qué por querer jugar esa forma, me estrellé. Tenía un equipo para jugar 1-4-4-2, tenía dos nueves-nueves y no me di cuenta de que a los centrales les costaba sacar el balón, que los laterales tampoco tenían un buen inicio… Y en lugar de adaptarme a ellos y jugar en largo y a la segunda jugada en campo contrario, quería salir en corto y me pegué una buena ‘hostia’… La gente que me conoce de la zona de Cádiz sabe que siempre me gustaba ese estilo de juego, era muy cabezón en ese sentido. Intentaré jugar de esa forma después de hacer un análisis pormenorizado de que con la plantilla que tenga puede jugar a eso. Sino tendré que buscar un punto intermedio entre lo que me gusta y lo que pueda.

¿Quiere ya volar solo, ser primer entrenador, o todavía se ve como segundo o como analista?

Me apetece volar solo. El gusanillo me tira. Llevo ya una trayectoria larga como entrenador y en estos años en el Barça y en la Selección he aprendido mucho, pero no me cierro a nada. He trabajado muy cómodo en una secretaria técnica y en la Selección, entre concentración y concentración, se hace una labor muy parecida. Se ven jugadores, se analizan. No descarto formar parte de un staff porque soy una persona fácil para trabajar en equipo. Me haría ilusión poner en práctica la mezcla de lo que traía de antes y lo que he aprendido ahora.

¿Tiene mucho mono ya?

Sí, la verdad es que sí. Cómo será que todas las tardes me estoy yendo a Gibraltar para ser la sombra del entrenador del Lincoln FC, que es el mejor equipo de la Liga. A su lado pretendo mejorar mi inglés y sobre todo conocer el vocabulario que se usa con los jugadores, conocer mejor los giros propiamente futbolísticos. Estoy de mirón, de oyente, sin decir nada, pero aprendiendo cosas para mejorar.