CHAMPIONS | LA HUELLA ESPAÑOLA EN LOS RIVALES
Los pioneros de la Premier
Hubo un tiempo en el que el Chelsea y el City no eran los equipos que son hoy. Albert Ferrer y Javi Garrido dan testimonio de su reconversión
Manchester City y Chelsea se cruzan en el camino del Atlético de Madrid y Real Madrid en los cuartos de final de la Champions. Dos grandes clubes de la Premier motorizados por el gran potencial económico de sus respectivos propietarios, aunque en el caso de la entidad londinense, actual campeón de la Champions, el veto del Reino Unido a su dueño, el oligarca ruso Roman Abramovich, le coloca en una situación crítica y límite con una inmediata venta a la vista.
En los últimos años, ambos clubes han recurrido sistemáticamente a futbolistas españoles para completar sus plantillas. Algunos de ellos incluso llegaron antes de que los actuales mandatarios compraran las sociedades. Son los auténticos pioneros del desembarco en la Premier. En el caso del Chelsea, Albert Ferrer (1998-2003), que tomó tierra antes de julio de 2003, cuando el millonario ruso se hizo con los mandos del Chelsea. Por lo que al Manchester City se refiere, Javier Garrido (2007-10) también aterrizó antes de que Abu Dhabi United Group comprara el club en septiembre de 2008.
Desde sus datos, experiencias y palabras es más sencillo descubrir cómo eran entonces las tripas de ambas entidades y cómo ellos fueron partícipes de la reconversión hasta convertirse en los dos clubes que son hoy: dos gigantes de la Premier y del fútbol mundial, ganador el Chelsea de la última Champions precisamente al derrotar en la final al Manchester City.
Albert Ferrer: "Mi Chelsea era muy familiar, entrenábamos de alquiler y nos cambiábamos en barracones"
Al 'Chapi' Ferrer, en 1998, corresponde el honor de ser el primer futbolista español en jugar en la Premier, como se denomina el Campeonato inglés desde 1992, aunque una década antes ya había aterrizado en el Tottenham, procedente también del Barcelona, Mohamed Ali Amar (1988-93), Nayim. Pero entonces no se había producido todavía la revolución de los clubes ingleses y era todavía la Football League First Division. Cuestión de nomenclaturas.
Ferrer fichó por el Chelsea a pesar de tener firmado un contrato vitalicio con el Barcelona. Van Gaal le colocó el cartel de transferible y decidió que lo mejor era marcharse. A Stamford Bridge llegó con la etiqueta de 'campeón de todo' como azulgrana, más dos Mundiales con la Selección y el oro olímpico de Barcelona 92 incluido en la mochila. Tenía 28 años.
Fue Gianluca Vialli, entonces jugador-entrenador del equipo blue, con quien Chapi se había enfrentado en la final de la Copa de Europa de Wembley (1992), quien le convenció para llegar a Londres. Recién debutado en la Premier contra el Coventry, Ferrer ganó la Supercopa de Europa en Mónaco contra el Real Madrid de Hiddink. Poyet marcó el gol del triunfo. El ahora entrenador recuerda sus primeros pasos ingleses con un punto de resignación.
"Me costó adaptarme al ritmo de los partidos y eso que nosotros éramos entonces el equipo más europeo, en cuanto al juego se refiere. Los demás eran mucho más de balones largos. En los entrenamientos, me pasó igual. Venía de mucho balón, de hacer rondos y pasé a entrenos muy físicos con carreras largas, poco balón, series diarias de 1000, en las que siempre iba en el último grupo, de 500 y de 200 metros. No estaba acostumbrado. Mi musculatura sufrió mucho. Creo que, incluso, perdí velocidad. El primer año fui elegido mejor jugador revelación, formé parte del once ideal del campeonato y también recuerdo con mucho cariño un trofeo de 'man of the match' que me dieron en Anfield".
En la segunda temporada, una lesión en el tobillo le hizo perderse la final de la FA Cup contra el Aston Villa y también la de la Charity (Supercopa), ya en el primer partido del curso siguiente, contra el Manchester United. "Fue contra el Leicester. Me hicieron una entrada brutal al tobillo y además el tío me avisó de que a la próxima iría a por mí porque habíamos tenido una acción dividida poco antes y yo le había dado de refilón con la plancha". El Chelsea ganó los dos títulos, pero su rumbo cambió en la Premier y Vialli fue sustituido por Ranieri. La competencia con Melchiot le hizo perder la titularidad y sus dos últimos años estuvieron marcados por las lesiones. "En el último hice una gran pretemporada y comencé jugando, pero me rompí atrás. en un test de esprints y acabé la temporada en diciembre. Me fue mejor con Vialli que con Ranieri". En total, jugó 113 partidos, 76 de ellos de Premier y su camiseta mereció el honor de formar parte del Museo del club.
A lo largo de esas cinco temporadas, Ferrer tuvo a su lado a jugadores emblemáticos como Zola, por quien siente todavía profunda admiración, Desailly, Di Matteo, Brian Laudrup, Deschamps, Hasselbanink, Terry, Lampard, Poyet, Weah… El verano de su marcha y retirada definitiva, el club daría un vuelco definitivo con la llegada de Abramovich. "Cuando llegué me dio la sensación de que era un club familiar. Pasé del Barça, donde había prensa todos los días, a allí que creo que hablé cinco o seis veces en cinco años. El Chelsea solo había ganado una Liga en 50 años y venía de ganar la Recopa el año anterior. Lo normal es que estuviera entre los cinco o seis primeros, pero nunca como ahora que lucha por todos los títulos. En mis tiempos no teníamos Ciudad Deportiva, nos entrenábamos en unos campos alquilados cerca del aeropuerto de Heathrow en el que todos los días a las 11:00 en punto veíamos despegar el Concorde. Los vestuarios eran barracones donde nos cambiábamos por grupos porque no cabíamos todos. Aun así, mi experiencia fue muy positiva. Disfruté de la Premier y de una ciudad como Londres, donde pasaba casi inadvertido por las calles. De mi época ya no queda nadie. Es un club distinto".
Después de Ferrer llegó Quique de Lucas, que estuvo un curso, pero intenso. Crecido y formado en la cantera del Espanyol con cesión incluida al PSG (2000-01), De Lucas, con la carta de libertad en su mano, fichó por el Chelsea en la temporada 2002-03. Tenía 24 años y firmó por cuatro temporadas que, finalmente, se quedó en una y acabó con el club londinense denunciado en los tribunales por despido improcedente. Después de dos años de litigios, ambas partes llegaron a un acuerdo equitativo. Fue Ranieri, que le conocía de su paso por el Valencia y el Atlético, quien le reclamó.
Su experiencia en Stamford Bridge se mide por 31 partidos y un gol. Se convirtió en el jugador número 12 del técnico. Coincidió con Ferrer en la plantilla y juntos disputaron cuatro encuentros. El equipo quedó cuarto y se clasificó por segunda vez en su historia para la Champions.
Garrido: "El City dio un golpe de efecto al quitar al Madrid a Robinho"
Para Javi Garrido Behobide (Irún, Guipúzcoa, 37 años), uno de los muchos futbolistas formados en Zubieta, el descenso a Segunda de la Real Sociedad (2006-07) fue tan traumático que influyó de manera decisiva para a sus 22 años dejar de lado los prejuicios lógicos que se presentan ante lo desconocido y aceptar una de las ofertas que le llegaron ese verano volcánico en San Sebastián. La oportunidad llegaba desde una Premier que comenzaba a labrarse un prestigio internacional y desde un club, el Manchester City, que intentaba a golpe de libra hacerse un hueco entre los mejores.
Firmó por cuatro temporadas y se quedó tres porque por el camino le surgió la oportunidad de jugar en la Lazio, conocer otro país y otro campeonato, y además en el City con la llegada de Kolarov y la presencia de Bridge la competencia en el lateral izquierdo era feroz. Disputó con la camiseta celeste 62 partidos y marcó dos goles.
Su narrativa de los acontecimientos fue vivida en primera persona. "El City que me encontré en 2007 no tiene nada que ver con éste de ahora. Es verdad que se notaba que ya era un club en revolución, que quería cosas nuevas. El dueño era el primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, que después fue destituido en su país y entonces ya hicieron un primer esfuerzo con algunos fichajes como Petrov, Bianchi, Elano, Caicedo… Fue como la primera piedra de lo que iba a suceder a la temporada siguiente, ya con la llegada de los jeques".
De la mano de Abu Dhabi comenzó la gran transformación y el club empezó a sentirse más vivo. "Llegaron los fichajes de Robinho, Kompany, Zabaleta, Bridge… luego, en el tercero que yo estuve, llegaron Tevez, Vieira, Adebayor, Kolo Touré… Año tras año la evolución era grandísima. Se veía que el objetivo era doble: reforzar el equipo, pero también formar una estructura sólida de club con campos de entrenamiento propios, staff médico, staff técnico…Se dio mucha importancia a la organización".
Recuerda Garrido que cuando llegó a la ciudad, futbolísticamente todo estaba colapsado por el United. "Ganaba todos los títulos, tenía un gran potencial económico. Para que los jugadores quisieran ir al City había que incitarles con unos sueldos altos. Como ahora está sucediendo con el Newcastle. Lo mejor de aquel City es que todo se iba consiguiendo de forma progresiva. Nos clasificamos para la UEFA. Al finalizar esa primera temporada la venta fue muy rápida. Tampoco los jugadores nos dimos cuenta de todo lo que se decía sobre el club. Un golpe de efecto importante fue la llegada de Robinho. Fue como un aviso, un gesto de autoridad. Fichamos a un jugador del Real Madrid, ojo, vamos en serio. Eso animó, seguro, a otros jugadores a fichar los años siguientes".
Allí conoció tres entrenadores: Eriksson, Hughes y Mancini. "La llegada del italiano también fue un buen golpe, sobre todo de cara al exterior porque tanto el sueco como el galés ya tenían prestigio en Inglaterra. Después de esa tercera temporada, surgió la posibilidad de marcharme a la Lazio y pensé que era lo mejor para mi proyección, pero me siento orgulloso y afortunado de haber vivido ese despegue del club a todos los niveles. Viví la transformación desde dentro. Ahora es fácil decir que el City es uno de los grandes de Europa, pero entonces no lo era y entre todos se fue consiguiendo. El respeto por el jugador con los dos propietarios fue algo que me llamó mucho la atención. Se veía que iban en serio, a los jugadores que ya estaban les hacían participar del proyecto y luego llegaban los nuevos que se sumaban".
Albert Riera estuvo seis meses cedido y fue el primer español en el City. El caso del futbolista mallorquín, 23 años entonces, en aquella Navidad de 2005 fue bastante corriente. Jugaba poco en el Espanyol, al que había llegado procedente del Girondins de Burdeos a cambio de tres millones de euros y le surgió la posibilidad de marchar cedido con opción de compra de cinco millones al City. No lo dudó y el 5 de enero de 2006 debutó de titular con victoria (3-1) en el derbi local contra el United de Ferguson, Cristiano Ronaldo, Rooney, Giggs... En su equipo apenas Fowler, que venía de vuelta de casi todo, asomaba al escaparate internacional.
Riera cayó de pie en su nuevo club. Contó con la confianza del técnico, Stuart Pearce, y jugó en esos cinco meses 19 partidos (16 de titular) 15 de Premier y cuatro de la FA Cup. Marcó un gol (Newcastle). Todo parecía indicar que el City iba a pagar la opción de compra, pero finalmente el jugador regresó al Espanyol donde con la llegada de Valverde cambió su rol y comenzó a jugar asiduamente.