Los "penaltitos" del Espanyol
Andan molestos en el equipo porque las tres penas máximas de esta Liga, ante Real Sociedad, Barcelona y Betis, no comulgan con el criterio del Comité Técnico de Árbitros.
“Eso no puede ser penalti en la vida”, se indignaba Fernando Calero, su supuesto autor. Y se dirigía a la raíz del problema su entrenador, Vicente Moreno: “Hablamos mucho durante la temporada que la idea era que no se iban a pitar los penaltitos, es que no es ni eso, no hay nada”. Se referían a la pena máxima que este pasado lunes, en el minuto 94 del Real Sociedad-Espanyol, desembocaba en la derrota perica por 1-0. Un posible derribo del central sobre Mikel Merino, que también se podría considerar una carga. Incluso que antes tocaba balón Calero.
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En el vestuario, y por extensión en el club, existe una cierta molestia porque no es la primera vez que el guion se repite. Tres penaltis le han señalado en contra al Espanyol esta temporada, y todos han levantado la misma sospecha. Denuncian desde la plantilla que en las charlas que el pasado verano les impartió Carlos Velasco Carballo, el entonces presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) hizo hincapié en que no se sancionarían acciones tan rigurosas e interpretables como la que se dio el lunes en Anoeta.
Un criterio que sienten que se ha ido moldeando, máxime cuando en ese mismo partido se pasó de largo un derribo bastante más visible en el área realista, de Robin Le Normand sobre Loren Morón, porque el propio árbitro, Santiago Jaime Latre, lo consideró “light”, como él mismo le dijo al delantero del Espanyol a su salida del túnel de vestuarios tras el descanso.
Tan rigurosa fue la acción de Loren este pasado encuentro como el penalti de Leandro Cabrera sobre Memphis Depay en el Barcelona-Espanyol de la primera vuelta en el Camp Nou, que acabó 1-0 fruto de esa pena máxima. O la mano, en posición natural y próxima al cuerpo, de Aleix Vidal en la infracción con la que Borja Iglesias empató para el Betis en Cornellà en el inicio de su rotunda remontada (1-4). Una decisión polémica que directamente generó ira en el club cuando la jornada siguiente no se sancionó una mano exactamente igual de Mikel Balenziaga en el Athletic-Espanyol (2-1).
En aquella ocasión, sí empleó el Espanyol las redes sociales para ironizar sobre el criterio arbitral –del CTA y, por tanto, de la Federación, de la que es un organismo dependiente–, pero el resto de la temporada ha preferido expresar su malestar de puertas adentro. La gran pregunta que se formula ahora el entorno es quién liderará ese tipo de quejas, toda vez que José María Durán, conocido por los estamentos en virtud de sus dos etapas en el club perico más su paso por Getafe y Mallorca, dejó la semana pasada de ser el director general. Es el turno del nuevo CEO, Mao Ye.