Aprobados y suspensos del Real Madrid en el Clásico: un superviviente en el naufragio
El plan de Ancelotti, con Modric como hombre más adelantado, fue un fracaso. Militao y Alaba dejaron de ser de acero. Sólo se salva Courtois.
Fue una debacle sin excusas y con pocos precedentes. Un sonrojo histórico que deja muchas cruces y ninguna cara. El líder, de negro extraordinario, mostró una versión ordinaria. Ancelotti apostó por Modric como 'falso-falso nueve', un experimento fallido que intentó corregir en el descanso sin éxito. La herida fue hemorragia en un Real Madrid que se marchará al parón con el runrún de esta noche en la cabeza. Con un 0-4 que ya es cicatriz.
Titulares
Courtois: impotente ante los goles. Sin reproches, pero humano. Le paró a Aubameyang una con 0-0 y a partir de ahí, no pudo frenar el vendaval. Fue el que demostró más rabia de todo el equipo, llegando a golpear el poste de importencia, con un duro puñetazo, rozando el descuento.
Carvajal: muy superado por Ferran. Ancelotti lo retiró en el intermedio, sacrificándole en el intento de inyectar pólvora. Durante los 45 minutos que jugó, no tuvo ninguna aparición en ataque y en defensa, no salió en ninguna foto. Lo cual ya es mucho. Sigue lejos de su mejor versión.
Militao: en una temporada que rozaba la matrícula, esta será su gran mancha. Mal en el primer gol, perdiendo la marca de Aubameyang; flojo en el segundo, permitiendo a Araujo rematar fácil en el corazón el área; y débil en el tercero y el cuarto. Muy descolocado. Perdió la posición varias veces estirando la presión hasta el centro del campo, lo que habría un espacio a su espalda que buscaban constantemente los de Xavi. Fue el peor de la noche en una para olvidar.
Alaba: mal en todas las facetas. Lo que más sorprendió fue su descoordinación con Militao, cayéndose un tándem que hasta ahora parecía indestructible. Aubameyang atacó mucho el espacio entre los dos y en la indecisión de quién salía, halló mucho petróleo. Acabó el partido como lateral izquierdo y en su afán por maquillar la masacre, permitió muchos contragolpes.
Nacho: partido correcto, dentro de lo que fue el pésimo nivel defensivo. Es decir, de lo poco salvable. El Bernabéu, entre el drama del marcador, le regaló una tímida despedida en forma de aplausos, reconociéndole el trabajo pese a que en el primer gol, por ejemplo, se le escapase Dembélé antes de servir el centro. Fue muy autocrítico en el pospartido: "Quizá nos hemos relajado por la ventaja... El resultado lo dice todo".
Casemiro: empezó de pivote, pasó por una improvisada mediapunta (con el objetivo de ser la sombra de Busquets, sin éxito) y acabó de central, junto a Militao. El Barcelona tocó con suma tranquilidad, dominó el centro del campo y en eso, algo de responsabilidad debe asumir. No fue el muro que acostumbra.
Valverde: su pundonor volvió a ser innegociable y el Bernabéu supo agradecerlo, pero con el balón no tuvo su noche. Fue al compás de sus compañeros en el medio, suspendos al perder por completo el control de la sala de máquinas. De las notas negativas, de las que menos.
Kroos: junto a Carvajal, el otro sacrificado en el intento de revolución del descanso. El Barcelona se fue al intermedio con un 63% de posesión y él, impotente, tuvo más trabajo persiguiendo sombras en la presión que construyendo. Sufrió una dura entrada de Aubameyang con 0-0 que, para algunos, debió cambiar el devenir del partido. Desde su lesión en vísperas del PSG no ha vuelto a encontrar su mejor versión.
Modric: fue la sorpresa del once, escogido por Ancelotti para jugar en una especie de 'falso nueve' que, a la práctica, se alejó mucho de esa papeleta. Lo intentó, pero acabó siendo más un mediapunta en un equipo con -apariencias- de diez jugadores que lo que debía ser. Fue una referencia arriba que demandaba alguna referencia. Un experimento fallido. En la segunda parte, con la entrada de Mariano, retrasó su posición y maquilló su partido.
Rodrygo: tuvo más participación que Vinicius, más energía, pero nada de éxito. En el primer cuarto de hora cazó dos y, sin pensarlo, lo intentó. Pero a partir de entonces se difuminó y acabó yéndose a la hora de juego con un sabor insípido. Se agranda su sequía de goles (lleva sólo dos en 36 partidos).
Vinicius: era la noche de dar un golpe sobre la mesa. De liderar. De demostrar que cuando Benzema de un paso al lado, él puede darlo adelante. Y no lo hizo. Su ocasión más clara fue un mano a mano ante Ter Stegen que acabó en piscinazo. El control se le marchó largo y, aunque el ejercicio de buscar el contacto del portero era bueno, le salió mal. Ninguna ocasión más. Ningún susto. Ningún uy. Nada. Debía reivindicarse como Galáctico y mostró una imagen humana.
Suplentes
Lucas Vázquez: ante la sangría que estaba sufriendo el equipo con el cambio de esquema, entró para recuperar la defensa de cuatro. Y cumplió. Sin brillos ni manchas. Cerrando la banda y evitando que cayese la 'manita'.
Camavinga: entró para recuperar el centro del campo y no lo consiguió. Se mantuvo en la línea de todo el equipo. Pero, en su defensa, debe apuntarse que entró con el partido descosido y en minutos, al verlo roto, el remiendo ya era imposible.
Asensio: Ancelotti le introdujo en un ejercicio de hombre por hombre que no cambió nada. El cañón que atesora en su zurda volvió a hundirse entre tanta timidez; nada, ni un disparo, aunque fuese para despertar un amargo gol del honor.
Mariano: demostró, definitivamente, que en el abismo que le separa de la titularidad, al menos está por delante de Jovic. Sin opciones ni oportunidades. Pagó la falta de ritmo y de fútbol en su equipo.