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ATLÉTICO DE MADRID

Correa, coraje y corazón

El argentino forzó para jugar contra el Cádiz. Sus compañeros alucinaron por su resistencia al dolor. Clave en el segundo gol, no se pierde un partido de Liga desde 2019.

Ángel Correa, durante el partido contra el Cádiz.
JAVIER SORIANOAFP

Ángel Correa pasa por su mejor temporada de cara a puerta. Es el máximo goleador del Atlético (12) y el mejor asistente (6). Aunque no siempre ha sido igual, con otros años más dificultades en la definición, lo que nunca ha negociado el argentino es su esfuerzo y alma por el equipo.

Desde que en el verano de 2014 se le detectó un tumor en el corazón al someterse al reconocimiento médico en su fichaje, algo que le obligó a perderse su primera temporada en el club, Correa siempre ha mantenido el agradecimiento eterno al Atlético por detectarle el problema, someterle a la operación y esperar a que estuviese completamente recuperado. Y, noche tras noche, lo devuelve con esfuerzo sobre el campo. El ‘10’ sufrió un plantillazo durísimo de Ruibal en el partido contra el Betis (no fue ni señalado como falta) y pese a intentar continuar con una cojera ostensible, tuvo que ser sustituido.

Correa, coraje y corazón
10
Correa

Correa no pudo entrenarse ningún día de la semana por la fuerte hinchazón en su tobillo derecho. Pero, viendo que la enfermería cargadísima del Atlético dejaba a Simeone sin Vrsaljko, Hermoso, Wass, Kondogbia, Lemar y Cunha para recibir al Cádiz, el ‘10’ forzó para ser una alternativa desde el banquillo. Tras someterse a dobles sesiones de fisioterapia para intentar rebajar los dolores y el hinchazón de su pie, se alistó para el duelo por si el Cholo le necesitaba. Algo que ocurrió cuando el equipo estaba completamente atascado y veía como se podían escapar dos puntos claves.

El técnico argentino le dio entrada a la hora de partido para intentar revolucionar un ataque completamente atascado. Y Correa volvió a ser determinante. Fabricó una pared en la derecha con Llorente, recibió la dejada de cara de Suárez y su disparo lo repelió Ledesma para que De Paul hiciese el gol del triunfo en el rechace. A Correa no se le vio en plenas condiciones, pero no paró de correr, de intentar presionar y estirar al equipo.

El propio De Paul mostró la admiración del vestuario por Correa. “Ángel jugó con el empeine y el tobillo muy hinchados, eso muestra lo que es el Atlético y por eso lleva tantos años en el club. No sé ni cómo hizo para ponerse la bota. Contamos con él y sabe lo importante que es para este equipo”. El ‘10’ aguantó el dolor para volver a ser importante en el equipo. Correa no se pierde un partido de Liga desde el 6 de diciembre de 2019 por sanción contra el Villarreal. Esa temporada no jugaría el 13 de agosto de 2020 contra el Leipzig por COVID. Tras ese duelo de Champions, Correa ha estado siempre. Todos los partidos del curso pasado y todos los de este. Un jugador que representa como nadie los valores del Atlético y ese “derrochando coraje y corazón” que aparece recogido en su himno.