Al relanzado Leganés de Nafti le rematan un 20% menos a portería
En las últimas seis jornadas ha pasado de ver como el 29% de los tiros contrarios cogían puerta, a reducir hasta el 23% esa producción. Nada que ver con el desastre de Burgos (64%)
El Leganés ha subido en las últimas jornadas el octanaje del hormigón con el que cementa sus muros hasta convertirse en un conjunto difícil de meter mano. Historia de blindaje reforzado (sólo ha recibido tres goles en los últimos seis partidos, a una media de 0,5 por encuentro) que, como todo lo bueno que le pasa a los pepineros últimamente, comenzó precisamente en Burgos, el lugar donde el equipo de Mehdi Nafti más vulnerable se convirtió. Aquellos cuatro goles (tres en apenas 30 minutos) dibujaron un oscuro escenario de debilidad en la retaguardia que el técnico se ha esmerado en corregir con cambios tácticos acompañados de otros independientes de su pizarra, como los fichajes de Nyom o Dani Jiménez, para garantizar la inviolabilidad de su área como uno de los secretos de su renovada cara competitiva.
En estas últimas seis jornadas, el Leganés apenas acumula 16 tiros entre palos en contra, a saber, a una media de 2,67 remates por partido que se aleja de la media habitual de la temporada, que es de 3,1 por encuentro de un total de 93 remates en las 30 jornadas disputadas. Desgranados: cuatro remates en contra ante el Mirandés, tres frente a Girona y Amorebieta y dos en las jornadas ante Alcorcón, Tenerife y Zaragoza.
El dato resulta llamativo porque en todos estos partidos el rival remató, mínimo, más de 10 veces. Sin embargo, apenas un puñado de estos remates tomaron camino de la portería pepinera. La media en las seis jornadas es de un 23,68%, frente al 29,24% de toda la temporada. El recorte es considerable (un 20% menos) y especialmente si se compara con lo sucedido el mediodía de marras ante el Burgos. En aquella ocasión los locales remataron 14 veces y nueve de esos remates cogieron portería, esto es, el 64%. Lo nunca visto en esta temporada.
Argumentos individuales
De esta ensalada de números resulta la conclusión de que el Leganés actual fuerza que los remates de los contrarios sean más complicados, menos cómodos y, por lo tanto, con dosis bastante menores de peligro para su portería. “El equipo está contundente en nuestra área”, relataba ayer Mehdi Nafti al referirse a la capacidad de sufrimiento que tuvieron los suyos ante el Mirandés.
Los jabatos fueron capaces de arrinconar en la segunda parte al Leganés en su área, pero sin apenas rematarle en la segunda parte. En 45 minutos sólo un remate de Roro Riquelme encontró portería. Dani Jiménez lo salvó con reflejos felinos, como ya hiciera ante Stuani en la jornada precedente contra el Girona.
“[El equipo] defiende mejor en centros laterales. También defendió bien pese al gol contra el Girona. Es cierto que Stuani tuvo alguna de cabeza, pero estamos bien a nivel de contundencia”, aseveró Nafti en un piropo colectivo que encuentra argumentos individuales para explicarlo.
Por ejemplo, la competitividad que ha introducido Nyom al eje de la defensa, donde, desde el lateral, ha conseguido comandar a toda la zaga. También las paradas de Dani Jiménez han aumentado el grosor del blindaje. Ante el Girona evitó los dos goles antes mencionados y contra el Mirandés tuvo dos acciones portentosas (ambas ante Riquelme) que pudieron condicionar el encuentro de haber entrado.
Claves que explican cómo este Leganés defiende mejor en una virtud básica para entender el porqué de su nueva cara, ésa que le hace ser ‘colíder’ desde el batacazo en Burgos y permitirse el lujo de mirar al playoff no como una entelequia inalcanzable, sino como un sueño complejo, pero factible.