La firme meritocracia de Nafti
Nafti otorga concesiones y reparte galones en función del rendimiento. Con él, un buen día (o uno malo) puede suponer vuelcos en un once donde las sorpresas lo son cada vez menos.
Mehdi Nafti, entrenador del Leganés, ha consolidado la recuperación de su equipo (encadena cinco duelos sin perder, 11 puntos de 15 posibles) con mecanismos futbolísticos, pero también con una meritocracia extrema en la que el acierto se premia con la titularidad, y el error, con altas dosis de banquillo sin cerrar, eso sí, la puerta al retorno. Un círculo de competitividad que ha excitado el esfuerzo diario e igualado las oportunidades en un grupo en el que las rotaciones mandan sin importar el DNI del afectado.
La portería es quizá el puesto en el que más palpable se ha hecho esta fórmula. Desde la llegada del franco-tunecino a Butarque, ha ido rotando sus dueños sin seguir un patrón preestablecido o previsible, sino asido a la dinámica de partidos y entrenamientos. Dicho de otra manera, ha cambiado en función de los méritos o deméritos de los guardarredes pepineros.
Giros constantes en la portería
Así, con el fichaje de Nafti fue Riesgo quien le arrebató el puesto a Iván Villar para después ver cómo el gallego lo recuperaba por sus buenos partidos en Copa. Su exhibción ante la Real Sociedad, especialmente. Después, Villar falló ante el Burgos y eso devolvió a Riesgo a la meta. A la que el arquero de Deba volvió a titubear (en Amorebieta quedó señalado en el gol vasco), le cedió los trastos a Dani Jiménez, fichado en el mercado invernal y destacado en el debut ante el Girona el pasado fin de semana.
“El tema de la portería no se decide por un error o un acierto. Hay muchos parámetros incluso basados en el modelo de cómo juega el rival. No por un error o un acierto” anticipó Nafti en la previa preguntado precisamente por las rotaciones en la portería, un asunto que se ha convertido en duda recurrente en cada comparecencia y que al preparador no le agrada demasiado.
“Y Lazar [Randjelovic] también lleva mucho tiempo sin jugar. Porque tuvo un mal primer tiempo contra el Zaragoza. Y Giraudon no ha debutado. Es una obsesión la portería… es un jugador más. Punto”, despejó tras empatar contra el Girona. En su respuesta, la demostración de que el preparador reparte o retira titularidades no pensando en quién es el afectado (Randjelovic es el máximo artillero del equipo, pero suma dos duelos de escasa presencia), sino en el rendimiento.
Premio a Cissé, pellizco a Garcés
Esa meritocracia, por ejemplo, le llevó a quitar de la convocatoria a Borja Garcés ante el Amorebieta por que no le había visto enchufado en los entrenos. “Fue una decisión técnica. El chaval no ha hecho méritos para entrar en la convocatoria. Doy mucho valor al trabajo entre semana. Cosas que la gente no ve. La gente se puede sorprender cuando uno ve que un jugador está o no en la lista. Pero es mi trabajo tener a todo el mundo enchufado. Y cuando uno se desvía un poco del camino, hay que reconducirlo. Pero esta semana ha entrenado muy bien”, dijo del delantero cedido por el Atlético de Madrid.
En el lado opuesto, Cissé. El canterano guineano del Leganés ha pasado de no tener apenas presencia, a enlazar tres titularidades seguidas en las que ha inyectado calma, descaro y frescura a la medular del Leganés. Y todo pese a sus 21 años recién cumplidos y haber comenzado el curso como hombre del filial. A Nafti, sin embargo, no le ha importado. Porque ha rendido bien en el día a día. Por que su pizarra, queda demostrado, la mueve (entre otras cuestiones) la meritocracia. Para bien. Para mal.