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CARABAO CUP | CHELSEA 0 (10)-LIVERPOOL 0 (11)

El Liverpool se lleva el trofeo de la locura

El equipo de Klopp se hizo con la Carabao Cup, pero tuvo que esperar a los penaltis. Después de un espectáculo maravilloso, el fallo de Kepa dio la victoria a los red en la tanda.

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El Liverpool se lleva el trofeo de la locura

El mejor fútbol del mundo se vio en Wembley. Una final de Carabao Cup que acabó llevándose el Liverpool en la tanta de penaltis después de que su portero suplente, Kelleher, anotara el undécimo gol de la tanda. Fue el colofón a 120 minutos en los que no hubo tregua. Goles anulados, paradas milagrosas y decenas de ocasiones convirtieron el Chelsea-Liverpool en el partido más bonito de la temporada, y eso a pesar del 0-0 final.

La final estuvo llena de alternativas desde su comienzo. Los aficionados no se habían sentado todavía en sus asientos y Kelleher ya le había sacado un disparo a Mount. Después del primer susto, el Liverpool se estiró e insistió por el costado de Luis Díaz. El nuevo fichaje de los reds desarboló a la defensa de Tuchel y encajonó al Chelsea, que se sotuvo gracias a una doble parada de Mendy. El senegalés repelió un disparo muy ajustado de Keita, que acabó en los pies de Mané, al que no dio tiempo a engatillar. La pantera blue se le echó encima y salvó el primer gol de los de Klopp cerca de la primera media hora.

El Chelsea no se escondió. Havertz era la falsa referencia, Mount y Pulisic le daban el relevo y los londinenses llegaban en oledadas. Ahí es donde sufrió la zaga red: Matip estaba naufragando y no conseguía tapar las acometidas de los de Tuchel. La más clara fue al filo del descanso, cuando Mount voleó un centro perfecto de Pulisic que se escapó lamiendo el palo izquierdo de Kelleher.

Nada cambió en la segunda mitad. El Chelsea siguió haciendo cosquillas al Liverpool por el costado de Matip, y Pulisic estuvo a punto de cazar el primer gol para el conjunto de Tuchel, que en el minuto 49 se encontraría con el poste. Pulisic corrió la jugada y dejó el tanto en bandeja a Mount, al que le faltaron centímetros para abrir el marcador. Justo después se lesionaría Azpilicueta, al que sacaron la cadena con tanto cambio de ritmo.

Con la baja del capitán de los leones azules, el Liverpool se volvió a desparramar. Salah quería el MVP y picó un balón que fue salvado sobre la línea por Thiago Silva, que sacó otro en el minuto 70, cuando alcanzaba peligrosamente el área pequeña. El central de 37 volvió a ser el faro de los de Tuchel, pero no pudo evitar una jugada bien trazada por el equipo de Klopp a balón parado que Matip mandó a la red, aunque acabó siendo anulado por el VAR.

A Tuchel no le gustaba el guion de la final y sacó a Lukaku y a Werner a falta de 15 minutos para el final del tiempo reglamentario. Pero el que apareció fue Mendy, con cuatro paradas más que mandaron el partido a la prórroga. Fue entonces cuando los dos finalistas se lanzaron con más corazón que cabeza a por el gol del triunfo.

Lukaku, primero, y Havertz, después, consiguieron vencer a Kelleher; pero los dos tantos también fueron anulados por el VAR, para fortuna del Liverpool, que veía cómo el partido había perdido toda cordura. Solo así se puede explicar que el 0-0 fuera un espectáculo tan bonito, al que sólo faltaba una tanda de penaltis... Era el minuto 118 y Kepa Arrizabalaga se ajustaba los guantes para sustituir al excepcional Mendy.

Con la entrada del especialista en penas máximas, la tanda parecía cosa del Chelsea, pero el guion nos tenía reservado otro final. Los goles empezaron a entrar y ninguno de los equipos fallaba. Por eso acabaron tirando los porteros. Kelleher metió el undécimo penalti y Kepa lo falló, lo que dio lel título al Liverpool. "And you never walk alone...", acabaron cantando en Wembley.