De Jong se saca sus demonios
El holandés demuestra en Nápoles el fútbol que lleva dentro con una exhibición que recordó a la de la final de Copa. Tuvo un 93% de acierto en el pase (dio 71 de 76), participó en dos goles, recuperó y metió uno de museo.
En una tierra de supersticiones como Nápoles, Frenkie de Jong, 24 años, pareció sacarse muchos demonios de dentro el pasado jueves en el viejo San Paolo. El holandés tuvo una actuación deslumbrante. Marcó un gol de museo después de una conducción de balón elegante en la que demostró que tiene el poderío físico y las piernas suficiente para llegar mucho más en transición a la portería rival.
Pero hizo mucho más. Tocó 88 veces el balón, fue el jugador que más pases dio (71 de 76 pases, un 93%), y participó en otros dos goles. Conectó con Jordi Alba antes del 1-3 de Piqué, y estuvo gigante en la acción del 1-4. Primero, descargó hacia la banda derecha, donde estaba Adama. Luego pisó el área y dejó pasar el balón deliciosamente para Aubameyang,. La actuación de Frenkie no sólo llamó la atención en Barcelona. La Gazzetta dello Sport le dio una altísima nota de 8 sobre 10, superior al 7,5 con el que puntuó al entrenador, Xavi; y a sus compañeros Alba, Busquets, Pedri, Adama y Aubameyang. “Hace tiempo que en el Camp Nou esperaban un partido así. Estuvo dominador en el centro del campo y marcó un gol extraordinario”, escribió el prestigioso medio italiano.
Un partido, pues, sobresaliente del holandés, que en cierto modo recordó a la que hasta ahora había sido su mejor actuación con la camiseta del Barça, la final de Copa ante el Athetic. Pero que, además, ratificó que Frenkie de Jong es un jugador especial. En el Barça esperan estar, al fin, delante de su explosión definitiva. De Jong se rebeló contra quienes pedían su suplencia y contra quienes, aprovechando que los centrocampistas en La Masia crecen como setas (Nico y Gavi, los últimos), pensaban en él como una buena oportunidad de mercado este verano para financiar a Haaland.
En Nápoles, De Jong desmintió a quienes lo ven como un jugador intrascendente y demostró que le sobra fútbol para llevar el volante del Barça en los próximos años. Y que está dispuesto a dar un paso adelante, porque el fútbol también tiene dentro un componente de carácter y liderazgo necesario que no se había visto en los últimos meses. Especialmente decepcionante había resultado su partido de octavos de final de Copa en San Mamés, donde compareció con una frialdad inesperada, lejos de lo que pedía un partido que terminó perdiendo el Barça. En Nápoles, sin embargo, ganó el 80% de los duelos (cuatro de cinco), recuperó nueve balones y se hizo dueño de un partido que acabó jugando en la posición de Busquets pese a que, en este nivel físico, la posición de interior le permite soltarse y llegar más. Frenkie de Jong fue, en definitiva, la foto de un Barça triunfador que empieza a sacarse demonios de dentro.