Griezmann, de vuelta
El francés volvió a jugar ante el Manchester United un mes y 17 días después de la recaída de su lesión en los isquios. Lo hizo muy cerca del gol.
Y 48 días después, Griezmann volvió a jugar. 48 días después de sufrir esa recaída que se clavó en la cabeza del Cholo. Por lo que dolía, perder a su mejor futbolista, en el que él más confía, indefinido. Por lo que significaba, el venir por delante, el partido ante el Barça, el United. Su vuelta se barajó en principio en un mes. Pero ese mes comenzó a pasar muy lento. Griezmann intentaba dar pasos pero no podía. La lesión, en el isquio, tan fundamental en su fútbol. Por la potencia, por la arrancada. Griezmann un día se ponía las botas de tacos y otro regresaba al liso.
Griezmann se retrasaba, el mes iba pasando. El 6 de febrero llegó. El Camp Nou, su regreso, el partido por un puesto Champions, ante el Barça, rival directo, y Griezmann no estaba, y Griezmann no llegaba. Su isquio no estaba. La duda era un temor: ¿el United? Esa era la necesidad, el miedo, pero ni falta le hizo al Cholo agarrarse a eso: Griezmann regresó, al fin, a la hierba (ante Osasuna había sido solo banquillo).
Pero el francés está de vuelta, con lo que eso significa. Goles, vuelo, claridad. Precisamente ante ese United que guió sus sueños de fútbol de niño. Se dejó el pelo largo por su Beckham, juega con manga larga por eso también, jugueteó con ellos en aquel programa en la tele de Francia, seis de diez frente al siete-diez rojiblanco, ya trabaja con la cabeza en la vuelta. Pudo marcar ayer, a los 11' del regreso. El palo se entrometió. Otra historia espera en Manchester. Aunque lleve el pelo corto, aunque haya días, partidos, que ya no juegue con la manga larga.