El día que Maradona bajó al fango en Acerra
Aseguró sus piernas en el Lloyds Bank británico por 12 millones de liras y jugó sin permiso de Ferlaino un amistoso que salvó la vida de Luca Quarto. Tommaso Mandato jugó aquel amistoso con el equipo rival, el Real Santa Lucia.
“EI encuentro con Dios. El éxtasis gracias al balón”. Así titula Tommaso Mandato (Portici, Napoli, 1960) el capítulo 11 de su libro “Il centravanti in giacca e cravatta (el delantero centro de traje y corbata)”. El 18 de marzo de 1985, apenas medio año después de aterrizar en Nápoles, Diego Maradona jugó el partido más clandestino, menos mediático y más solidario de toda su vida. “Cuando la gente habla de la historia de Maradona en Nápoles, de la droga, y de todo eso, seguramente no tenga los argumentos para opinar sobre historias reales como la que yo viví”, cuenta Mandato justo debajo del mural pintado para Diego en 1990 en el Quarteri Spagnoli de Nápoles.
La historia es la que sigue. Pietro Puzone era un joven futbolista del Nápoles nacido en Acerra, una localidad de la región de Campania a unos 15 kilómetros al Noreste de la capital. Puzone fue a pedir ayuda a Maradona. El hijo de Gennaro Quarto, un paisano de Acerra, tenía una malformación en el paladar que le estaba atrofiando la cara. Necesitaba fondos para una operación en Suiza. Maradona fue a hablar con Corrado Ferlaino, presidente del Nápoles, para jugar un partido benéfico en San Paolo. Pero Ferlaino no escuchó por dos veces a Puzone ni a Maradona, que puso en marcha el plan B: jugar el partido en el Stadio Comunale de Acerra. Gennaro se puso en contacto con el presidente del Real Santa Lucia, un equipo de regional, que era amigo suyo. Mandato jugaba en aquel equipo. “Parecía una cosa increíble. Íbamos a jugar contra Maradona. Y un lunes. Ellos tenían partido el domingo contra el Atalanta...”.
Para colmo, amaneció con lluvia. No todos los compañeros apoyaron la iniciativa de Maradona y Puzone. A Acerra sólo se desplazaron doce futbolistas del Nápoles, si incluimos a Lalo, hermano de Diego. También estuvieron clásicos como Bruscolotti o De Simone. “El campo estaba hecho un desastre. Un lodazal, todo barro y fango. Pero ahí estaba él. Se tomó el partido como si fuese de Copa de Europa. Dribló, regateó, nos hizo goles. Creo que el partido terminó 9-1”, cuenta Mandato mientras saborea un café en la Via Toledo de Nápoles.
Maradona llegó a asegurar sus piernas con el Lloyds Bank británico por un valor de unos 12 millones de liras. Jugó con tan poco miedo a pesar del pésimo estado del campo que, según Tommaso, hizo el borrador del gol del siglo aquel lunes de marzo de 1985 en Acerra. “Se fue de todos, incluido el portero. Fue una acción idéntica a la que haría un año después contra Inglaterra. Era único. Y un tío humano”. Cuenta Tommaso que, en un momento del partido, “había un saque de banda e intenté robarle el balón. Él controló, se giró y me hizo un caño al mismo tiempo. Luego marcó un gol. La gente se volvió loca. Vino a por mí y me dijo: No pienses que quería tomarte el pelo. Le contesté: Diego, que tú me hayas hecho un caño se lo podré contar a mis nietos”.
La periodista Gabriella Simoni presentó el pasado martes en Nápoles un docufilm y un libro titulado “La Partita nel Fango; un giorno nella vita di Maradona”. Tommaso Mandato cuenta que los periodistas fueron burlados aquel día por Diego y que ese partido, del que hay unas imágenes muy básicas en Youtube, con Maradona calentando en el parking del Stadio Comunale de Acerra, sólo fue registrado por dos amigos argentinos. En la presentación del docufilm, se incluye también al periodista Pasquale Sansone como testigo de aquel espectáculo que estos días sería imposible. El día que Maradona bajó al fango por una buena causa. En marzo se inaugura una estatua de Maradona en el lugar donde estaba (fue derruido) el Comunale de Acerra.