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COPA DE ÁFRICA

Senegal, la Brasil de África

El título conquistado en la CAN refleja el crecimiento de una selección con cada vez más estrellas en equipos Champions, desde Mendy a Mané.

Actualizado a
Senegal's captain Kalidou Koulibaly, middle, with teammates celebrates after winning the African Cup of Nations 2022 final soccer match against Egypt at the Olembe stadium in Yaounde, Cameroon, Sunday, Feb. 6, 2022. (AP Photo/Themba Hadebe)
Themba HadebeAP

Cuando Aliou Cissé ocupó el cargo de seleccionador de Senegal, en marzo de 2015, venían de caer en la fase de grupos de la Copa de África y era casi un sueño imposible poder clasificarse para otro Mundial. La desorganización era total. Los Leones de Teranga tenían una buena colección de delanteros, pero poco más. Faltaba equilibrio en mediocampo y presencia de algunos de sus futbolistas en las principales ligas europeas. Había mucho por hacer.

Con Cissé todo cambió. Quien fuera mundialista en 2002 con Senegal en la única experiencia del país hasta entonces en la máxima élite, le dio la vuelta por completo al equipo. Tenía una espina clavada. En su época de futbolista un penalti fallado por él privó a los suyos de poder ser campeones de África por primera vez. Pero de repente algunos jugadores fueron dando pasos de gigante en Europa. Lo que todos consideraban una Senegal correosa se fue convirtiendo en un equipo. Cuatro futbolistas, principalmente, fueron partícipes de esta explosión. Sadio Mané, Kalidou Koulibaly, Idrissa Gana Gueye y Edouard Mendy.

Mané, por supuesto, fue la gran estrella que cualquier selección necesita. En el Liverpool se destapó como algo más que el extremo correoso que había deslumbrado en el Salzburgo. Junto a Salah, tomó el mando del conjunto de Klopp en numerosas ocasiones. Ese liderazgo se traslado rápidamente a la selección. Su primer gran éxito, junto al de Cissé, fue clasificar a Senegal para el Mundial de 2018, el segundo de su historia. No pasaron de primera ronda, pero dieron que hablar.

La defensa y la portería

El argumento defensivo más sólido de aquella senegal incipiente era Koulibaly. El central del Nápoles logró consagrarse en San Paolo como uno de los defensas más fiables del mundo. Varios grandes clubes de Europa pidieron precio por él y la respuesta de Di Laurentiis fue tajante: 80 millones de euros o nada.

El que sí fichó fue el PSG a Gueye, del Everton, por 32 millones. En un fútbol alocado y a veces sin cabeza como el africano, un futbolista electrizante pero coordinado como él fue determinante en el asentamiento del conjunto parisino y también de Senegal. Con Gueye se ordenó el juego y se encajaron las piezas ofensivas con las defensivas.

Faltaba lo más importante: la portería. El otro gran acierto de Cissé fue apostar por un portero semidesconocido que ha terminado por ser la guinda del proyecto senegalés. Edouard Mendy aceptó jugar por el país de su familia ante la imposibilidad de hacerlo con Francia. África siempre ha tenido un problema severo con los porteros, y él sirvió de solución para Senegal en este sentido. Lo mismo ocurrió en el Chelsea. Apareció puntualmente en el Mundial y en la CAN 2019, en la que los senegaleses alcanzaron la final ya con pinceladas del gran futuro que les aguardaba.

Ha sido ahora, en Camerún, en la Copa de África conquistada por los Leones del Teranga, cuando se han conjuntado todos los astros: Mendy indiscutible en la portería, Koulibaly intocable atrás, Gueye trabajador en medio y Mané decisivo arriba. Todo eso endulzado con otros buenos jugadores de conjuntos Champions como Ballo-Toure (Milan), Diallo (PSG), Bouna Sarr (Bayern), Dia (Villarreal)... Una conjunción de estrellas como pocas veces se vio en el continente. La Brasil de África que construyó un técnico afable y peculiar como Aliou Cissé.