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LEGANÉS

Primera crisis de la era Nafti

En lo que llevamos de 2022 el Leganés sólo ha logrado un empate, con cuatro goles a favor y nueve en contra. La débil imagen preocupa. No tropezar ante el Alcorcón, clave.

Primera crisis de la era Nafti
Juan AguadoDIARIO AS

La derrota del Leganés ante el Burgos ha zambullido al equipo blanquiazul en la primera crisis oficial desde que se estrenó la era Nafti. Con el franco-tunecino todo había sido alegría en un estreno cargado de optimismo. En sus primeros ocho encuentros de Liga, el Leganés acumuló cuatro victorias, tres empates y una única derrota: ante el Girona (3-0) y condicionada por las bajas COVID y el polémico penalti no señalado a Randjelovic. A ello hay que unir los dos triunfos en Copa ante Xerez y Cultural Leonesa. Sin embargo, el estreno de 2022 sólo ha traído malos resultados a un Leganés que en cuatro partidos oficiales sólo ha sumado un empate: en Butarque y ante la Real B, equipo ahora mismo de puestos de descenso.

Contra Valladolid (1-0), Real Sociedad (2-3) y Burgos (4-0) el equipo encajó sendas derrotas a cual más dolorosa. Contra Pucela, porque el Leganés pudo encajar una goleada, ante la Real, porque se rozó la gesta inconclusa y contra el Burgos, porque ya en el 32’ se perdía 3-0 en una de las medias horas más tristes del equipo en los últimos años. Sólo ante la Real B se mostró algo más de bríos, aunque con las estadísticas desmintiendo el discurso de un Nafti que insistió en sala de prensa que su equipo mereció golear. En grandes ocasiones uno y otro empataron a dos. El Leganés marcó una y la Real B acabó con un palo y un gol. Pudo haber sido incluso peor.

Problemas recurrentes

Sucede, además, que los problemas en las áreas han rebrotado con más intensidad casi que en la era Garitano: a saber, en estos cuatro partidos el Leganés sólo ha hecho tres goles y ha encajado nueve. Demasiados. Precisamente la cuestión defensiva genera alta preocupación, pero no tanto en la pizarra de un Nafti que, antes de viajar a Burgos, señaló preocuparle más la capacidad goleadora propia, que frenar la de los rivales.

“Te diría que me preocupa más la portería rival que la nuestra. Preocupar, entre comillas… que ni me preocupa. Tenemos un modelo de juego, una forma de jugar bastante atrevida. Acumulamos mucha gente por delante del balón. Nos exponemos a las contras. (…) Me interesa más rentabilizar la portería rival que la propia”, comentó en un análisis que acabó transformado en boomerang en su contra en el partido ante los burgaleses.

En Butarque confían que el partido ante el Alcorcón sirva de bálsamo para recuperar el rumbo y ampliar la confianza de un grupo que, sin embargo, tendrá un nutrido número de bajas (seis) ante un rival que, de rascar algo en Leganés (empate o victoria, da igual) podría disparar las alarmas al sur de la capital. Más teniendo en cuenta que la siguiente salida es a Tenerife, rival enrachado y de la zona alta de la tabla. No hay margen para el tropiezo con el descenso a sólo tres puntos (Fuenlabrada) y una media de puntos (1,45 puntos por partido) insuficiente para insuflar esperanzas de salir del pozo.