El balón, la patata caliente de un Espanyol que no logra progresar
Lo señaló Vicente Moreno ("nos faltó continuidad en las circulaciones") y la primera parte ante el Betis el viernes fue clarividente: 53 pases acertados en campo rival por 176 verdiblancos.
Del partido ante el Betis, de ese 1-4 que abrió más la herida de un equipo que ha dejado de congeniar con sus aficionados después de dos derrotas seguidas en el RCDE Stadium y de la dura eliminación en la Copa del Rey, se pueden extraer muchas conclusiones y poner la lupa en distintos aspectos. Incluso el telescopio, si analizamos la trayectoria de un Espanyol que no ha ganado en este 2022 y que fuera de casa solo ha conseguido una victoria.
Pero en la conferencia de prensa posterior, Vicente Moreno señaló otro aspecto al margen del agujero defensivo (12 goles en los últimos cinco encuentros). "Nos faltó tener continuidad en las circulaciones cuando teníamos el balón para poder meternos rápido en campo contrario". Y ese, con la lupa y con el telescopio, está siendo uno de los grandes males del equipo perico este curso, esa incapacidad para asentarse en campo rival, mover el balón, recuperar arriba y someter con largas posesiones al oponente. Circunstancias que se han vivido a cuentagotas.
En la primera mitad, antes de que el encuentro se abriera por el 1-2 y el paso adelante que dieron los blanquiazules, el conjunto de Moreno solo fue capaz de dar 53 pases acertados en campo rival, con Manu Morlanes (9), Sergi Darder, Óscar Gil y Javi Puado (7) como los jugadores que más participaron. En Cádiz, en la "extraordinaria y excepcional" primera mitad, como la calificó el técnico durante la semana, el Espanyol dio 91, con la ayuda de los 17 pases de Darder y Óscar Melendo como los principales creadores de juego.
El Betis, en cambio, acertó 176 pases en campo rival, prácticamente el doble de los que dio el conjunto blanquiazul en el Nuevo Mirandilla, con Álex Moreno (24), Willian Carvalho (28) o Guido Rodríguez (30) como sus mayores colaboradores. Con el 0-0, 1-0 o 1-2, el dominio verdiblanco fue incuestionable, aunque no se tradujera en claras ocasiones de gol, pero con el paso de los minutos los errores defensivos pericos empezaron a sucederse.
El balón, por el estilo de juego del Espanyol, las particularidades de su plantilla, está enemistado con el equipo, que no es capaz de domarlo para controlar los partidos con superioridad como só ocurrió de manera esporádica en Cádiz. La mejora del equipo, que ha ido alternando distintos mediocampos, pasa también por atacar mejor y porque esas circulaciones en campo contrario sean más constantes.